Washington/Teherán. La llamada telefónica duró 15 minutos. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se comunicó con su homólogo de Irán, Hasan Rohaní, cuando este se dirigía en su vehículo de la sede de las Naciones Unidas en Nueva York al aeropuerto. Los dos hablaron, principalmente, de la disputa nuclear, según se supo más tarde. Al terminar la conversación, Obama se despidió de Rohaní en farsi, idioma oficial de Irán, con "Gracias, Khodahafez (Que Dios te proteja)", mientras que su homólogo iraní se expresó en inglés: "Have a good day, Mr. President (Tenga un buen día, señor presidente)".

Quince minutos, incluidas unas traducciones que exigían mucho tiempo, no es precisamente un diálogo largo entre los estadistas de dos países que llevan más de 30 años congelando sus relaciones. Los problemas en Oriente Medio difícilmente habrán sido solucionados en esta breve conservación. "Estoy convencido de que las relaciones entre Irán y Estados Unidos tendrán efectos importantísimos en la región. Si somos capaces de progresar en el tema nuclear, así como en otros temas tales como Siria, ciertamente habrá efectos muy positivos", dijo el presidente estadounidense, según el mensaje publicado en la cuenta del líder iraní.

"En relación al tema nuclear, la política será el camino para solventar el problema rápidamente. Nosotros deseamos que así podamos verlo del grupo 5+1 y de tu gobierno en particular en las próximas semanas y meses", le respondió Rohaní, según él mismo. Al término de la llamada, Obama recordó "la profunda desconfianza" entre los dos países. Y es que, no hace mucho tiempo, para el Gobierno en Teherán, Estados Unidos era el "gran Satanás".

Sin embargo, el primer contacto directo entre los presidentes tiene sin duda un enorme simbolismo. Hubiese sido inimaginable hasta hace algunas semanas. Las dos partes están asumiendo grandes riesgos. Los observadores menos apasionados han señalado que si bien Rohaní rompió el hielo con su ofensiva de seducción en Nueva York, no hizo ninguna concesión real en cuanto a la disputa nuclear. "Hasta ahora solo han sido palabras", escribió The New York Times el sábado. "En realidad, los iraníes no hicieron nada para atenuar la preocupación por su programa nuclear. De hecho, Rohaní ratificó varias veces los planes iraníes de continuar con el enriquecimiento de uranio", comentó el rotativo.