bilbao. Ludger Mees (Essen, 1975) hizo su tesis doctoral en Euskadi, aprendió euskera y ahora es vicerrector de Euskera de la UPV. Historiador e investigador sigue muy cerca lo que sucede en su país natal.
Durante la campaña parecía que los alemanes apostaban por la 'gran coalición'. ¿Es ese el sentir general?
Las encuestas reflejaban por amplia mayoría que apostaban por la gran coalición. A la vista de que Merkel tiene que buscar algún aliado para gobernar está sería la solución más fácil. Con los Verdes sería más complicado. En Alemania la clase política es consciente de la situación de Europa, que atraviesa una crisis económica en la que no conviene la inestabilidad. El pragmatismo de los partidos alemanes contribuye a optar por esta solución. Aunque también hay que tener en cuenta que esta coalición tiene un precio, porque esto debilita a la oposición en su labor de control al gobierno.
A Merkel no se le veía nada propensa a reeditar la 'gran coalición' y Steinbrück dice que "de entrada, no"
Merkel es ante todo muy realista. Pactando con los socialdemócratas lograría dos cosas a la vez. Formaría un gobierno fuerte y estable y a la vez se aseguraría que la cámara alta, donde tienen mayoría socialdemócratas y verdes, no le bloqueen sus iniciativas. No tiene alternativa ya que pactar con los Verdes es muy complicado. El clima entre la CDU y los Verdes se ha tensado mucho tras las acusaciones de pedofilia de diputadas del partido de Merkel a dirigentes ecologistas. Lo que ha dicho Steinbrück es que él personalmente no estaría en un gobierno de Merkel. Es una estrategia para demostrar que no van corriendo a coger los cargos, una escenificación, pero poco a poco se irán acercando.
¿Otros cuatro años de recortes y austeridad para el sur de Europa?
Merkel es realista y sabe que Alemania necesita a Europa y al euro. Si Europa quiebra y el euro entra en peligro, Alemania también lo sufriría. En los últimos años Merkel combina un duro discurso de rigor económico con el realismo. Poco a poco ha ido aprobando medidas que en un principio rechazaba. Y como ejemplo ahí está el rescate a Grecia.
Desde aquí se la ve como la responsable de muchas penurias...
Es que se fijan solo en la primera vertiente, la de la dureza. Pero poco a poco ha ido cediendo. Mantiene el discurso duro, pero cuando el foco de la atención está en otro lado flexibiliza su postura. Su imagen es de que si cede, lo controla. Lo contrario sería un suicidio político.
¿Es verdad que los alemanes piensan que el sur es tierra de vagos?
No. Esa es la imagen que suele fomentar la prensa amarilla, la opinión general es mucho más matizada y saben diferenciar entre Grecia y los demás. Lo que sí reprochan es cómo han podido gastar más de lo que tenían. En Alemania Schroeder ya puso en marcha medidas de austeridad para salir de la crisis y la pregunta es ¿por qué no han hecho lo mismo? Y si a eso le unimos los escándalos de corrupción, aeropuertos sin aviones... Eso no facilita las cosas a la hora de aportar dinero.