Angela Merkel es uno de los escasos mandatarios europeos, junto con el sueco Fredrik Reinfeldt o el polaco Donald Tusk, que ha conseguido vencer a la mismísima crisis y salir triunfante de las urnas gracias a un resultado incontestable que augura una política continuista y pocos cambios en el rumbo de austeridad que ha impuesto en la Unión Europea. Avalada por el masivo voto del pasado domingo, Mutti -mamá en alemán y apodo con el que se la conoce- sale reforzada gracias a un estilo de rigor y prudencia que mantiene encandilados a los alemanes. Analistas y políticos dan por hecho que no habrá golpe de timón en la política europea.

"El triunfo electoral de la señora Merkel refuerza su posición en Europa", valoraba ayer Jean-Dominique Giuliani, presidente de la Fundación Robert Schuman. Lo mismo opina Jan Techau, director del think tank Carnegie Europa, que ve en el voto alemán el refrendo a la línea de austeridad defendida por Merkel en los últimos cuatro años. Aunque los países del sur confían en que una gran coalición de gobierno con los socialdemócratas de Peer Steinbrück podría servir de contrapeso para suavizar las exigencias y dar algo de aire a las economías de países como Grecia, Portugal o España hay quienes piensan que ni por esas cambiarán las tornas en la cancillería germana.

"No creo que vaya a haber una gran diferencia independientemente de cuál sea la coalición de gobierno que se forme. Tendremos la misma política que antes con el mensaje: queremos que los países pongan en marcha las reformas necesarias", estima Marcel Fratzscher, presidente del instituto alemán de investigación económica. De la misma opinión es Judy Dempsey, analista de Carnegie Europe. "Si la periferia del sur confía en que la alianza de los socialdemócratas con Merkel sea un alivio podría equivocarse. Durante la crisis, los socialdemócratas han apoyado la postura de Merkel y con el apoyo mayoritario que ha obtenido no tienen mucho margen de maniobra en este terreno", estima.

euroescépticos A esto se suma el auge de los euroescépticos del partido antieuro AfD que aunque no han conseguido superar el umbral mínimo su postura podría pesar en una Angela Merkel que también piensa ya en las elecciones europeas del próximo mes de mayo. En todo caso, a la espera de una negociación que se podría prolongar todavía semanas -Merkel tardó 65 días en pactar una coalición de gobierno en 2005- muchas son las decisiones aparcadas en los despachos de las instituciones europeas y pendientes desde hace meses para no empañar el proceso electoral que tan buenos resultados le deparó el domingo a Merkel.

Este es el caso de un posible nuevo rescate a Grecia y también a Portugal, pese a la negativa de la canciller a poner más dinero sobre la mesa para salvar a los países del sur, o la creación de un mecanismo de resolución de crisis bancarias que Berlín se ha encargado de frenar durante meses, rechazando la idea de que sea la Comisión Europea quien tenga voz y voto en el desmantelamiento de entidades e insistiendo en el papel central de los gobiernos. El comisario de mercado interior, el conservador francés Michel Barnier, le quitaba ayer hierro al bloqueo de Berlín a la Unión bancaria. "Puede haber reservas y críticas, pero es lo normal en el proceso legislativo", aseguraba añadiendo elogiosas palabras sobre quién es el político más poderoso de Europa. "Es una mujer que tiene sentido común, energía, pragmatismo y es, clara y definitivamente, una mujer que tiene convicciones europeas. Son cualidades que necesitamos y que Europa necesitará".