Madrid. José Cabanillas, comisario jefe de la Unidad Central de Inteligencia (UCI) cuando se produjo el chivatazo que en 2006 desmontó una operación contra ETA, ratificó ayer en el juicio del caso Faisán que Carlos Germán, su subordinado y jefe de la investigación del supuesto soplo, quiso destruir pruebas.

El 8 de febrero de 2011 Cabanillas declaró ante el juez Ruz que Germán le pidió hasta tres veces destruir la grabación de la conversación en la que el dueño del bar Faisán, Joseba Elosua, le cuenta a su yerno la llamada del chivatazo que mantuvo supuestamente con Pamiés. Cabanillas ratificó ayer esta declaración.

Sin embargo, el primer día del juicio, Germán aseguró que cuando le dio los papeles a Cabanillas le dijo que consideraba que era su deber informar al juez de la Audiencia Nacional porque había habido una filtración y "tenía claro" que era policial, pero su superior le contestó que "no fuera a ningún lado".