Las obras realizadas en el Congreso de los Diputados han acabado con algunos de los disparos de la intentona golpista del 23 de febrero de 1981, que han sido sustituidos por una rejilla de ventilación. Durante más de tres décadas el Congreso ha venido preservando las marcas de los disparos de los guardias civiles golpistas como recuerdo de la intentona de Tejero. Se trata concretamente de cinco disparos que en su día quedaron registrados en el techo de la Tribuna de Prensa. El resto de marcas, las que figuran en la bóveda del hemiciclo y en las paredes, se mantienen intactas. El presidente del Congreso de los Diputados, Jesús Posada, recordó ayer que la instrucción que se dio a los técnicos de estas obras en el interior del hemiciclo, que han costado 700.000 euros, era respetar al máximo las marcas dejadas en la intentona golpista.