Bilbao. Tras la presentación del preacuerdo PNV-PSE, ayer llegó el turno de las reacciones de EH Bildu y el PP. Un episodio que en esta ocasión ha ido más allá del mero trámite, y que jeltzales y socialistas habrán observado con lupa, ya que al menos uno de esos dos partidos tendrá que sumarse a la entente para activar una de las partes del acuerdo, la reforma fiscal, en las Juntas Generales de Gipuzkoa y Araba, donde carecen de la mayoría necesaria para refrendarla. Desde que el lehendakari pusiera en marcha las mesas de diálogo interinstitucional y entre partidos, y desde que esos foros derivaran en las conversaciones del PNV sobre la reforma fiscal, tanto los populares y como la coalición han estado al corriente de la propuesta jeltzale para modificar los impuestos y, de hecho, se reunieron con el partido de Sabin Etxea en el arranque de las negociaciones. Sin embargo, esos contactos fueron congelados más tarde, debido al interés del PSE en reservarse cierta exclusividad en las conversaciones con el PNV para cerrar primero ese pacto a dos antes de estudiar la incorporación de otros socios.

Esas negociaciones deberán reactivarse en los próximos días, aunque parece asumido que el diálogo decisivo se materializará en las propias Juntas, en el marco de la tramitación de las normas fiscales. PNV y PSE podrían buscar el apoyo de las dos formaciones, o bien centrarse en una. Podría darse el caso de que optaran por atraerse al PP en Araba, ya que es el partido que gestiona la Diputación de ese territorio; y por buscar a EH Bildu en Gipuzkoa, por esa misma razón. De esa forma, se garantizaría la estabilidad y la sintonía del partido que gobernara en cada territorio con la reforma fiscal, escenario que no se produciría si, por ejemplo, PNV, PSE y PP avalaran una reforma en Gipuzkoa contra el criterio de EH Bildu. También abriría la puerta a alumbrar un mapa fiscal con matices y peculiaridades en cada territorio, en función de los muñidores de la reforma.

Según las fuentes consultadas por DNA, se da por sentado que cualquiera de los dos buscará dejar su impronta en la fiscalidad, ya que resultaría descabellado que se limitaran a asumir el pacto en su literalidad. PNV y PSE están dispuestos a incorporar modificaciones, pero sin desnaturalizar su acuerdo. Otro escenario pasaría por que tanto PP como EH Bildu se abstuvieran en la votación de las normas y permitieran su aprobación.

Según fuentes populares consultadas por este periódico, la formación de Arantza Quiroga no ha tenido contacto alguno con el PNV para abordar la fiscalidad desde junio. Esas mismas fuentes precisan que el PP está abierto a negociar, pero "no para ser un convidado de piedra y limitarse a asumir el pacto tal cual". En concreto, defenderán las propuestas fiscales del diputado general Javier de Andrés, un proyecto de norma aprobado por la Diputación la pasada semana como gesto de fuerza ante la negociación PNV-PSE, y que contempla premiar a las empresas que creen empleo, y otros beneficios para las familias numerosas o exenciones del 10% en la tributación de los subsidios de los desempleados. También el pacto entre jeltzales y socialistas recoge beneficios fiscales para las empresas que generen empleo indefinido, y la subida de impuestos solo se producirá en las rentas más altas.

Aunque reconocen que Mariano Rajoy ha comenzado su mandato subiendo los impuestos "porque era una exigencia para evitar una intervención", aseguran que ahora trabaja en políticas que estimulen el crecimiento, y que el PP de la CAV lanzará propuestas en ese sentido, "mientras el pacto entre PNV y PSE no parece que vaya por ahí". El partido apuesta, además, por un pacto a tres que no incluya a una EH Bildu con la que "no hay nexos ni coincidencias". Los populares podrían estar interesados en sumarse al acuerdo para situarse en la centralidad y recuperar capacidad de influencia en la CAV tras el ocaso del Gobierno del cambio, si bien es cierto que siguen controlando plazas de primer orden como la Diputación de Araba o el Ayuntamiento de Gasteiz. Ayer, por lo pronto, el secretario general del partido, Iñaki Oyarzábal, aseguró en Radio Popular que su partido mantendrá una postura "constructiva, pero crítica" ante "recetas del pasado".

gipuzkoa da pasos En el caso de EH Bildu, podría decantarse por no hacerse la fotografía con su rival natural en las urnas, el PNV, o bien participar del consenso para evitar que jeltzales, socialistas y populares sumaran sus votos en las Juntas de Gipuzkoa para proponer una reforma fiscal que contradijera los proyectos de Martín Garitano, o para votar en contra de las propuestas de Bildu que colisionaran con el espíritu del pacto. La coalición se arriesgaría a quedar aislada en un debate del que ha hecho su principal bandera frente a otras gestiones más controvertidas como la política de residuos o los peajes. Si se sumara al pacto, podría hacer valer sus propuestas y dejar su impronta.

En una rueda de prensa en Donostia, Joseba Permach, Rebeka Ubera, Unai Ziarreta y Oskar Matute cargaron contra un texto "lleno de vaguedades" y "decepcionante", del que criticaron que se limite al ámbito de la CAV. Sin embargo, a falta de conocer los detalles -aunque el PNV confirmó el lunes a la noche que PP y EH Bildu están al corriente de su propuesta desde el principio-, no precisaron cuál sería su posición en las Juntas, lo que abrió un resquicio al acuerdo. Además, aunque Gipuzkoa presentó ayer sus directrices presupuestarias, no descartó introducir cambios si el Consejo Vasco de Finanzas de octubre sella una previsión de ingresos -estrechamente relacionada con la fiscalidad- que no se corresponda con la del territorio.

Unai Ziarreta, Rebeka Ubera y Joseba Permach, ayer en Donostia. Foto: efe