Londres. La operación militar para castigar al régimen sirio por su presunto uso mortífero de armas químicas, cuyo inicio parecía previsto para ayer, quedó pospuesto al menos hasta el fin de semana, mientras continúe el debate sobre la culpabilidad o no del régimen de Bashar al Asad. De las tres potencias que van a la cabeza de la coalición para la operación militar contra Siria -Estados Unidos, Francia, y Reino Unido- ha sido esta última, con un sistema parlamentario y no presidencialista, la que parece haber ocasionado el retraso al menos de Londres.
La resolución sobre un acción militar contra Siria que el Gobierno del primer ministro británico, David Cameron, planteó ante el parlamento tuvo que limitarse finalmente a una declaración de principios y la votación, a última hora de ayer, no será vinculante. Cameron tendrá que convocar una nueva sesión para este fin de semana, en la que buscará el pleno respaldo del Parlamento, después de que el líder de la oposición, Ed Miliband, rechazara la propuesta que el Gobierno presentó ayer.
Miliband no descartó apoyar en un futuro una intervención militar en Siria, pero exigió que se otorgue más tiempo a los inspectores de la ONU y se reúnan "pruebas convincentes". "Las pruebas deben preceder a la decisión, no las decisiones preceder a las pruebas". En su intervención en el debate de urgencia en la Cámara de los Comunes, Miliband declaró que su partido no apoyará una intervención antes de que los inspectores internacionales sobre el terreno hayan presentado su informe, previsto para mañana, y el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se haya pronunciado.
La sombra de irak En su discurso ante el Parlamento, el primer ministro británico defendió que una intervención militar en Siria no supondría, a diferencia de Irak, "una invasión, ni tomar partido", sino una respuesta al "horrendo" uso de armas químicas. Cameron se dirigió a los diputados al comienzo de una sesión parlamentaria de urgencia. Al iniciar el debate, el premier conservador afirmó que un ataque con armas químicas es un crimen contra la humanidad y que la moción que presentó ayer buscaba obtener el "mayor consenso posible", tanto en la Cámara como entre los ciudadanos británicos.
"Hemos aprendido lecciones de conflictos anteriores, especialmente sobre la profunda preocupación que se produjo en este país a raíz de aquello que fue mal en 2003 en Irak", subrayó el jefe del Gobierno británico. En su opinión, la diferencia entre la intervención en Irak y una eventual acción militar contra el régimen sirio reside en que "ahora no hay duda de que se han utilizado armas químicas. Nadie duda seriamente sobre eso", afirmó.
Cameron resaltó a ese respecto que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se opuso al ataque a Irak hace diez años, mientras que en esta ocasión "cree profundamente que se ha cruzado una importante línea roja y, en este caso, apoya la acción". Lo mismo afirmó el primer ministro británico sobre la Liga Árabe, que en 2003 se oponía a las medidas militares y que ahora ha pedido al Consejo de Seguridad de la ONU que supere las diferencias entre sus miembros y apruebe medidas "disuasorias y necesarias" contra el régimen de Bashar al Asad.
El líder tory sostuvo ante los Comunes que el supuesto uso de armas químicas contra civiles requiere una "decidida respuesta humanitaria" por parte de la comunidad internacional. Su moción buscaba que el Parlamento diera luz verde a una "acción militar que sea legal, proporcionada y centrada en salvar vidas gracias a la prevención del uso futuro de armas químicas en Siria".
Sobre la legalidad de una eventual intervención, Downing Street divulgó ayer un informe que defiende que el ataque estaría justificado por razones humanitarias incluso sin el apoyo de la ONU. Londres también presentó una resolución ante el Consejo de Seguridad de las Naciones para tratar de obtener la aprobación del organismo internacional.