pekín. Pese a que la Fiscalía exige una sentencia "severa" e "inclemente" contra el ex dirigente comunista chino Bo Xilai, que ha defendido su inocencia, se cuestiona que la consistencia jurídica de las pruebas presentadas "públicamente" durante su juicio sea suficiente. Según las actas judiciales transcritas ayer por la agencia oficial Xinhua dos días después de que concluyera el juicio, el exsecretario del Partido Comunista en la megalópolis de Chongqing (centro) "debería ser considerado criminalmente responsable de los tres cargos y ser castigado".
Bo fue juzgado en el Tribunal Popular Intermedio de Jinan (este) entre los pasados días 22 y 26 por aceptación de sobornos, malversación y abuso de poder, más de un año y medio después de que su ex mano derecha, Wang Lijun, le delatara en un consulado de EEUU, lo que precipitó su destitución e hizo estallar el escándalo. Mientras los cargos de corrupción ascienden en total a alrededor de 4 millones de dólares -una suma no muy alta en comparación con otros procesos a altos cargos imputados por delitos similares-, se estima que el más grave es el de abuso de poder. Por éste se le podría acusar de encubrimiento de homicidio o de obstrucción de la Justicia al tratar de impedir una investigación contra su esposa por el asesinato del empresario británico Neil Heywood.
Algunos expertos, como Bo Zhiyue, profesor de Derecho de la Universidad de Singapur, asegura no ver "ninguna prueba directa contra Bo en ninguno de los cargos". Según dice a Efe, faltan documentos que verifiquen la implicación del exdirigente en los cargos de corrupción. En cuanto a los cargos de abuso de poder, el experto considera que "lo más grave es que (Bo) diese un puñetazo a Wang" cuando éste le contó que había una investigación contra Gu, "y que después le despidiera", pero "no veo que eso constituya ningún delito", añade. "Se trata de tu palabra contra la mía", opina el profesor, que agrega que ninguno de los cinco testigos de la Fiscalía presentó pruebas consistentes como para incriminar al exlíder. No obstante, descarta que Bo Xilai, quien hasta su caída en desgracia era uno de los políticos con más proyección de China y su ambición le había granjeado numerosos enemigos dentro del Partido, sea indultado.