Bilbao. Isabel Sánchez Robles ocupa en el Congreso el escaño dejado por su compañero de partido y actual número dos del Gobierno vasco, Josu Erkoreka. Es la responsable de hacer el marcaje al Gobierno español sobre los temas de Fomento y Educación dentro del Grupo Vasco. El parón parlamentario le ha permitido seguir desde cerca la polémica surgida en torno a la txupinera de Aste Nagusia tras el fallo del juez en el que suspende de manera cautelar la designación de Jone Artola por ser miembro de Etxerat y haber participado en listas electorales ilegalizadas de la izquierda abertzale.

¿Qué opina de la polémica sobre la txupinera de Aste Nagusia?

Yo viví siendo concejala de Fiestas una situación parecida en 2009 con la txupinera Sonia Polo, que fue cuestionada por ser hermana de un preso de ETA. Siempre hemos pensado que la fiesta debe ser solo fiesta, jaietan jai. En todo caso era previsible, conociendo el perfil del actual delegado del Gobierno español se podía adivinar cuál iba a ser su posición en una situación de este tipo. No es bueno utilizar el desencuentro como táctica, que es lo que se está haciendo desde la delegación del Gobierno sí, pero sin olvidar que el delegado es nombrado por el Gobierno español del PP, porque es exactamente lo contrario a lo que necesita la sociedad actual. ¿Qué hacer? Para empezar ser absolutamente respetuoso con la resolución judicial. A partir de ahí es una manera no adecuada de contaminar la fiesta. Invito a todo el mundo a disfrutar de las mejores fiestas del universo.

¿Se podía haber evitado esto?

Es complicado a la luz del perfil del delegado de Gobierno. Tradicionalmente, desde que la Aste Nagusia existe en su formato moderno, la txupinera es elegida por las comparsas. Es una persona que conserva todos sus derechos porque se le acusa de ser miembro de Etxerat y es una asociación legal. Esto no aporta nada a la convivencia y corremos el riesgo de generar conflictos en un evento con gran reconocimiento aquí y también internacionalmente. Por ello corremos el riesgo de contaminar la imagen y la marca Bilbao.

¿Habría que replantear el procedimiento para designar a la txupinera?

El modelo festivo de Bilbao está totalmente consolidado y es respetado por gente de toda condición. Por eso creo que hay que ser muy cuidadoso a la hora de tocarlo. Es un modelo que ha funcionado, que ha ido creciendo, que ha hecho que la participación en la fiesta crezca muchísimo. Por tanto, cuidado con tocar lo que funciona, sobre todo cuando lo que está pasando responde a intereses partidarios como en esta ocasión.

¿Tiene sentido la figura del delegado del Gobierno español en Euskadi?

Por supuesto que no y menos en momentos de crisis económica como los que vivimos, en los que se están adoptando medidas de simplificación de adelgazamiento de las estructuras administrativas. Es una de las figuras que debería desaparecer.

Este episodio nos devuelve a escenarios del pasado.

Desde luego no ayudan a recorrer el camino adecuado para la conciliación y la convivencia. Se han hecho esfuerzos importantes desde el ámbito de la política pero sobre todo desde la sociedad vasca y estos hechos son piedras que obstaculizan ese camino que hemos de transitar. La sociedad vasca es madura e inteligente y sabrá valorar estas cosas.

¿Cómo salir del estancamiento actual del proceso? ¿Quién tiene que mover ficha?

Del Gobierno español no se puede esperar otra cosa y además hacen gala de su inmovilismo. Creo que debe de haber movimientos unilaterales por parte de ETA para avanzar en el desarme y la disolución. Y todo esto se debe hacer en un marco vasco. Aunque el azote de ETA se ha extendido por muchos lugares, es el pueblo vasco el que más ha sufrido la violencia terrorista y por eso no hay mejor lugar que Euskadi para que se lleve a cabo la entrega de las armas a las instituciones vascas, entre otras cosas porque además creo que la política vasca es de mayor calidad que la española. Y no solo me refiero a mi partido, creo que también el funcionamiento de los partidos constitucionalistas que operan aquí es mejor en Euskadi que en el Estado español.

¿Cómo debe abordarse ese proceso?

Hay que hacerlo de un modo discreto por parte de los partidos. Más allá de mi afiliación, el partido es un elemento clave en este proceso porque somos la única formación que mantiene líneas de diálogo abiertas con todas las sensibilidades. Eso nos da la capacidad de empastar, de poder trabajar tratando de ser un elemento aglutinador que vaya provocando acercamientos de posturas.

¿Debe moverse el Gobierno español antes de la disolución de ETA?

Obviamente, lo que pasa es que el Gobierno español tiene su posición fijada en este tema y también en otros. Es una posición inmovilista que no creo que vaya a modificar.

¿Se puede llegar a la conciliación sin que ETA y la izquierda abertzale reconozcan el daño causado por la violencia?

Es necesario que la izquierda aber-tzale, sobre todo ETA, reconozca que no ha sido el camino adecuado y que ha generado muchísimo dolor y daño. Para llegar a ese escenario hay que provocar previamente muchos escenarios y romper inercias.

¿Logrará el lehendakari concitar un acuerdo amplio en torno al nuevo estatus para Euskadi?

Estoy segura de que el lehendakari va a hacer un planteamiento razonable y que va a trabajar para que eso sea posible. Es un planteamiento muy abierto de un nuevo estatus que reconozca y ampare los derechos que como vascos tenemos y que nos permita salir de la inconfortabilidad que nos provoca el actual marco y que nos impide avanzar en el autogobierno. Una relación con el Estado pasa por la convivencia, y convivir es no estar subordinado ni sometido, requiere de un componente de igualdad, de bilateralidad. Hay que buscar la connivencia de todos y todas en esa ponencia que se activará en septiembre.

Aún pasando el filtro vasco, ¿está la iniciativa de Urkullu abocada a una repetición del portazo del Congreso al plan Ibarretxe?

No hay que adelantar los acontecimientos. Esto requiere de un desarrollo y de un tránsito sereno y ya veremos la disposición que en su momento pueda tener el Congreso. Pero no nos vamos a engañar. En este momento la actitud del PP con su mayoría absoluta, que no social, es de aplicar el imperativo categórico. Pero habrá que ver cuánto dura esa soledad en el actual panorama político. Son tantas las variables que se pueden dar mientras la ponencia del nuevo estatus va pasando etapas que resulta prematuro avanzar conclusiones.

¿El PP puede echar mano del PNV para disimular esta soledad?

Quedan dos años para las elecciones, si los plazos se cumplen, y pueden pasar muchas cosas, sobre todo con la que les está cayendo. El Gobierno de Rajoy está solo por mucha mayoría parlamentaria que tenga y además los acontecimientos les van a obligar a tomar decisiones importantes desde el punto de vista ético y político. No es de recibo una actitud mesiánica como la que está mostrando, despreciando al resto de los partidos y también a la mayoría de la sociedad. Si siguen por esta senda, van hacia el precipicio. Si los indicios del caso Bárcenas se confirman, sería un escándalo mundial que no adoptasen responsabilidades políticas.

¿La mayoría absoluta del PP deja al PNV muy poco margen para sacar tajada en Madrid?

Igual parece que se saca menos tajada de la que se saca pero en la situación actual el papel del Grupo Vasco en el Congreso es muy relevante en el sentido de que somos un muro de contención de las invasiones competenciales que está ejecutando vía decreto ley el Gobierno español. También es importante el trabajo cotidiano para, de la mano del Gobierno vasco, la preservación de nuestro régimen económico del Concierto económico y para promover el respeto, vía enmiendas, del autogobierno. Parece que no, pero sí se obtienen más resultados de lo que salta a la vista.

¿Tiene límite el afán recentralizador del Gobierno español?

A la vista está que no, y además no lo ocultan. Y si para ello tienen que recurrir a trampas lo hacen porque la técnica legislativa que utilizan es la embrollarlo todo para dificultar el trabajo parlamentario, lo que nos obliga a estar aún más alerta para evitar vulneraciones del Estatuto de Gernika, especialmente del Concierto económico y del Convenio navarro.

¿Están superadas las desconfianzas de CiU con el PNV a raíz de la polémica sobre los objetivos de déficit?

Aquello fue un malentendido. Nuestra relación es excelente y seguimos colaborando en muchas cosas. Por ejemplo, este mismo mes hemos presentado de manera conjunta la solicitud de comparecencia de la ministra Pastor ante la comisión de Fomento por el accidente ferroviario de Santiago. De aquel desencuentro no queda nada.

¿Cómo es la relación entre PNV y Amaiur?

Son muy cordiales a pesar de que representamos espacios políticos muy diferentes y tenemos dificultades para presentar iniciativas conjuntas.

¿Rubalcaba está en tiempo de descuento al frente del PSOE?

Es evidente que el PSOE está tocado, pero también es verdad que en las últimas semanas he visto a Rubalcaba defender como líder las posiciones de su partido. Hay que respetar los procesos internos de otros partidos. En un grupo tan amplio hay distintas sensibilidades y les toca a ellos definir hacia dónde quieren ir.

La corrupción está minando el crédito de la política.

España requiere, urgentemente, una refundación de su democracia. Si ese proceso no se aborda les viene encima un problema muy grave. Tienen que afrontar la situación en la que están, y parece que el PP no lo está haciendo. La sociedad está rota y las instituciones contaminadas. Con este panorama España no tiene ningún futuro. Para nosotros es muy inconfortable estar en ese Estado que ademas impide o frena nuestro crecimiento económico, social e institucional. No aporta nada, es más resta.

¿Rajoy va a salir de rositas de esta?

Rajoy mintió en el Parlamento cuando dijo que había cobrado sus emolumentos con respecto a la legalidad vigente. No es verdad, porque la ley de incompatibilidades le prohibía percibir dinero procedente del partido. Alguno dirá que es una mentira menor. En cualquier caso, falta a la verdad. A partir de ahí, si se confirman todos estos datos que están saliendo a la luz, tiene que dimitir por pura ética política. En otros países, por cuestiones mucho menores, la gente se va a su casa. En todo caso, en dos años hay elecciones, y creo que los resultados serán muy diferentes a los actuales.