DONOSTIA. Munilla ha hecho estas manifestaciones en la homilía de la Misa Mayor de la Virgen de la Asunción, que ha celebrado hoy, día grande de las fiestas donostiarras, en la basílica de Santa María de la capital guipuzcoana.
Durante su alocución, el obispo ha subrayado que el diálogo sobre la paz "solo tiene sentido en el supuesto de que se inicie y se concluya con una condena explícita al terrorismo, así como a todo tipo de violencia".
Ha agregado que la existencia de diversos tipos de víctimas y de violencias "no debe ser utilizada como una maniobra de distracción, que le libere a cada uno de su obligación moral de arrepentimiento y de petición de perdón hacia las víctimas que él ha generado, o de las que ha sido cómplice".
Munilla ha enmarcado estas reflexiones en el hecho de que Donostia haya "sido elegida (en el pasado y también para el futuro) como sede de diversas conferencias e iniciativas internacionales por la paz" ante las que ha exigido que el "término 'paz' no sea devaluado ni manipulado".
Las palabras del prelado han destacado las "idolatrías políticas, el materialismo y la frivolidad" como los "falsos ídolos" generados por la "cultura de la intrascendencia" que han pasado a ocupar "el espacio que antes llenaban los grandes ideales del Evangelio".
En este sentido, ha afirmado que la "idolatría" política consiste en "sustituir la aspiración a la vida eterna" por la "adscripción orgullosa a un pueblo, a una raza, a una utopía política" y por la que la "fraternidad universal es anulada".
Ha insistido, sin embargo, en que "ser cristiano no se identifica con desentenderse de la vida pública" al tiempo que ha afirmado que la "vocación política necesita ser dignificada y valorada".
En el "falso ídolo" de la "frivolidad" Munilla ha incluido el "pansexualismo, el hipererotismo" y el "culto al cuerpo", en los que al "amor a la persona le sustituye la atracción erótica" que deja "patente la soledad a la que conduce el sexo por el sexo a pesar de que se intente tapar este drama con nuevas frivolidades en su absurda huida hacia adelante".
Munilla ha situado el materialismo como el primero de los "falsos ídolos" generados por el planteamiento de la "intrascendencia de la existencia" y ha asegurado que los que lo defienden "no ven más que la mitad de la realidad" y sufren una "miopía espiritual".