MOSCÚ. Son diez mujeres rusas que se identifican con bandas de punk-rock como Bikini Kill o Sham 69, y el movimiento de los 90 Riot grrrl. ¿En qué? "En imprudencia, letras con carga política, la importancia del discurso feminista y una imagen femenina no convencional". Hasta la detención de tres de ellas, en marzo de 2012, se presentaban en las entrevistas y actuaciones con vestidos de colores llamativos, pasamontañas y seudónimos, y se rodeaban de unas quince personas ocupadas en aspectos técnicos del rodaje y edición de vídeos que subían a Internet. Pero antes, el 21 de febrero, cinco de ellas entraron en la catedral de Cristo Salvador de Moscú, una iglesia ortodoxa, hicieron la señal de la cruz y una reverencia, e improvisaron, sin autorización, un concierto en el altar con ropa interior como única indumentaria. Fueron detenidas tan solo un minuto después de empezar la canción.

Siempre haciendo gala de un humor y una osadía grandes, y conscientes de su objetivo agitador, las Pussy habían preparado la grabación de la performance, que fue usada posteriormente para crear un videoclip de la canción. En ella, el grupo pedía a Theotokos (Madre de Dios) que "echara a Putin", quien en ese momento concurría a su reelección. En esa composición, el patriarca ruso, Cirilo I, es descrito como alguien que cree más en Putin que en Dios. Incisivas ante el apoyo del patriarca a Putin para su mandato.

El 3 de marzo, María Aliokhina y Nadezhda Tolokonnikova, entonces presuntas miembros de la formación, fueron arrestadas por las autoridades rusas y acusadas de vandalismo. Ellas negaron pertenecer al grupo e iniciaron una huelga de hambre en protesta por ser encarceladas y apartadas de sus hijos, hasta el inicio del proceso, en abril. El 16 de marzo, Ekaterina Samutsevitch, quien ya había sido interrogada antes como testigo, fue también arrestada y acusada.

Simpatía internacional Para entonces, las Pussy Riot ya habían despertado una gran simpatía en la opinión pública internacional. Simpatía que creció cuando el 4 de julio fueron presentados cargos formales contra el grupo y un escrito de acusación de 2.800 páginas. Ese mismo día se les notificó sin previo aviso que tenían de plazo hasta el 9 de julio para preparar su defensa. Ellas respondieron con una huelga de hambre, alegando que dos días laborables suponían un plazo insuficiente para prepararse. El 21 de julio el tribunal amplió su prisión preventiva seis meses más.

Todo ello no hizo sino incrementar los apoyos a escala mundial. Así, la Union of Solidarity with Political Prisoners las reconoció como presas políticas y Amnistía Internacional (AI) las considera presas de conciencia por "la severidad de la respuesta de las autoridades rusas". Para AI, la condena era "un golpe amargo contra la libertad de expresión". Hugh Williamson, de Human Rights Watch, afirmó que "los cargos y el veredicto distorsionan los hechos y la ley. Estas mujeres nunca deberían haber sido acusadas de un delito de incitación al odio y deberían ser liberadas inmediatamente".

Las tres mujeres denunciaron, además, tratos vejatorios durante el juicio, el cual presenciaron desde una jaula de cristal. Mientras se desarrollaba el proceso, la policía rusa detenía a decenas de manifestantes en Moscú por la libertad de reunión. Samutsevitch consideró su encarcelamiento como "el comienzo de una campaña de medidas represivas que busca reducir la actividad política de los ciudadanos e intimidar a los que participan activamente en política". Tolokonnikova afirmó al respecto que "este es un proceso judicial, no a Pussy Riot, sino a todo el sistema político".

El 17 de agosto del pasado año las tres fueron sentenciadas a dos años de prisión. El juez afirmó que habían "socavado el orden social" con su protesta, mostrando una "absoluta falta de respeto" a los creyentes. Los organismos internacionales pidieron a Moscú la revisión de la sentencia porque ataca a la libertad de expresión. Uno de los líderes de la oposición a Putin, Serguei Udaltsov, fue detenido mientras se manifestaba en apoyo a la banda. El excampeón mundial de ajedrez Gari Kasparov, al intentar asistir a la lectura de la sentencia, fue arrestado y golpeado.

Los abogados defensores afirmaron entonces que apelarían la sentencia, aunque veían pocas posibilidades de que fuera anulada. "Bajo ninguna circunstancia las chicas pedirán perdón a Putin", dijo uno de ellos, Mark Feygin. Incluso la iglesia ortodoxa rusa admitió que las acciones del grupo eran ofensivas para muchas personas, pero hizo un llamamiento "a las autoridades estatales para que muestren clemencia con las condenadas dentro del marco de la ley, con la esperanza de que se abstendrán de repetir actos blasfemos".

Tolokonnikova comprendió que su concierto en el templo supuso "una falta ética", pero subrayó que ni ella ni sus compañeras pensaban que sus acciones "constituyeran una ofensa".

Solidaridad creciente Cantantes como Bono, Madonna, Yoko Ono, Patti Smith, Bruce Springsteen, Sting, Tracy Chapman, Adele y otro centenar de conocidos músicos han pedido la libertad de las Pussy Riot la semana pasada, dentro de la campaña emprendida por Amnistía Internacional en www.actuaconaministia.org, a punto de celebrarse las vistas para decidir la libertad condicional de dos de las cantantes presas (a Samutsevitch le fue concedida la condicional en octubre de 2012).

En su carta, los músicos indicaron: "Las consecuencias de vuestro terriblemente injusto juicio y encarcelamiento se han extendido ampliamente, sobre todo entre vuestros compañeros artistas, músicos y ciudadanos de todo el mundo". Yoko Ono, en particular, afirmó: "Doy las gracias a Pussy Riot por creer firmemente en la libertad de expresión y hacer que todas las mujeres del mundo se sientan orgullosas de ser mujeres".

Por su parte, Madonna siempre las ha defendido cuando ha actuado en Rusia, para inquietud del presidente Putin...

Con todo, el tribunal de apelación ruso decidió negar la libertad condicional a Maria Aliokhina, "una burla más de la justicia", declaró el miércoles Amnistía Internacional. "Esta decisión es otra confirmación de que las autoridades rusas son inflexibles a la hora de reprimir la libertad de expresión", dijo Denis Krivosheev, director adjunto del Programa Regional para Europa y Asia Central de AI.

Y, el pasado viernes, el tribunal superior de la república rusa de Mordovia rechazó el recurso de libertad condicional interpuesto por Nadezhda Tolokonnikova. De este modo, el juez apoyó la anterior decisión de un tribunal de primera instancia que negó el pasado mes de abril la libertad condicional a la joven.

Aliokhina, de 24 años, estudiaba Periodismo en Moscú y ha sido activista de Greenpeace. Tiene un hijo. Samutsevich, de 30 años, es ingeniera informática. Tolokonnikova, de 22, es una estudiante de Filosofía en Moscú en contacto con el grupo de arte y político Voina. Tiene una hija.

Tolokonnikova reiteró ante el tribunal que no reconocerá en ningún caso su culpabilidad en el delito de "gamberrismo motivado por odio religioso". Sin duda, en todo este proceso los protagonistas son las cantantes y el presidente Putin: todo un pulso en el que él no quiere ceder, pero ellas ganan bastante al lograr el desprestigio de su imagen.

No hay clemencia para las Pussy Riot

Denegada la condicional para dos condenadas, pese a la presión mundial

Varias personas reivindicaron la liberación de las Pussy Riot en el Zwarte Cross Festival, el viernes. Foto: afp

A Tolokonnikova se lo comunicaron el viernes. Foto: efe

Dos miembros del grupo punk, que ya llevan un año presas por su acción anti-Putin, no parece que serán redimidas

Madonna, Bono,

Yoko Ono, Springsteen,

Sting o Patti Smith han firmado por su libertad

A Aliokhina le avisaron el pasado miércoles. Foto: afp

Samutsevich, en libertad condicional ya. Foto: dna