Washington. Las autoridades de Detroit confían en que la declaración de bancarrota, la mayor de una ciudad en la historia de Estados Unidos, abra la vía hacia la recuperación de una ciudad cuyo nombre fuera símbolo de urbe industrial próspera. La bancarrota puede ser la ocasión para "terminar con sesenta años de decadencia", declaró ayer el gobernador del estado de Michigan, Rick Snyder, quien advirtió, no obstante, de que es posible que los acreedores nunca reciban sus pagos.

"Desde 2000 la ciudad ha perdido el 28% de su población, y el 38% de su presupuesto se gasta pagando obligaciones del pasado como las pensiones", informó, por su parte, el administrador de emergencia de la ciudad, Kevyn Orr. Ambos comparecieron ante los medios para explicar la declaración de bancarrota, que fue recomendada por Orr y autorizada el jueves por Snyder. Este último había declarado en marzo la emergencia financiera de Detroit, capital histórica del sector automovilístico, y había designando a Orr como administrador.

"Tratamos de superar esta situación durante los últimos cuatro años", recordó el alcalde Dave Bing. "Pero ha sido muy, muy difícil", admitió. Tras la declaración de bancarrota, se ha abierto un período de treinta a noventa días durante el cual un juez federal determinará si la ciudad puede ampararse en el Capítulo 9, Sección 11 del Código de Estados Unidos. Esta disposición legal se aplica exclusivamente a los municipios, y su propósito es permitirle que reestructuren sus deudas, esto es, que pongan en orden de prioridad a sus acreedores, algunos de los cuales recuperarán parte de su dinero y otros, nada.

Los más preocupados son los sindicatos que representan a los empleados municipales, cuyos fondos de pensión tienen prioridad dudosa entre los acreedores, y cuyos afiliados encaran más cortes de sus sueldos y beneficios. La bancarrota municipal mayor, hasta ahora, había sido la del Condado Jefferson, en Alabama, que en 2011 pidió la protección de sus acreedores con deudas por 4.200 millones de dólares de los cuales 3.140 millones correspondían a obras sanitarias.

Detroit se ha convertido en la octava ciudad estadounidense en declararse en bancarrota desde 2012. Entre ellas se encuentra Boise County, en Idaho, se acogió en marzo de 2011 a la bancarrota ante los tribunales al no poder hacer frente al pago de 5,4 millones de dólares al que había sido condenado su ayuntamiento por un tribunal. Finalmente, su petición fue rechazada en noviembre tras alcanzar un acuerdo con sus acreedores.

Historia del declive Detroit llega ahora a su 312 cumpleaños en quiebra, con población disminuida, deudas por 15.000 millones de dólares y un futuro incierto que amenaza también a otras ciudades de Estados Unidos. Fundada en 1701 por el explorador y tratante de pieles francés Antoine Laumet de la Mothe, señor de Cadillac, creció hasta tener en la década de 1950 más de 1,8 millones de habitantes en un área de 362,5 km2 en la región donde asentaron sus sedes centrales las "tres grandes" del motor: General Motors, Ford y Chrysler.

Detroit pasó a ser una metonimia para designar pujanza urbana e industrial, con motes como Motor City y, en la década de 1960, Motown, una fábrica de música popular que cumplió un papel importante en la integración racial de la cultura popular. La suerte de Detroit empezó a cambiar entonces cuando los fabricantes de vehículos automotores empezaron a abrir plantas en otros estados donde no había sindicatos ni convenios colectivos ni planes de pensión. A esto se sumó la irrupción en el mercado de EEUU de los automóviles importados desde Japón y, para cuando la industria automovilística estadounidense encaró su bancarrota en 2009, solo quedaban en torno a Detroit unas pocas plantas de GM y Chrysler.

La ciudad tiene ahora poco más de 700.000 habitantes, una tasa de desempleo del 16% (comparada con la tasa nacional del 7,6%); el 40% de las luces en las calles no funciona; solo un tercio de las ambulancias municipales está en servicio, y más de 70.000 casas están abandonadas. Barrios enteros están desiertos y en otros los habitantes viven en la inseguridad dado que la policía no está en condiciones de responder de manera adecuada a los llamados por ayuda o protección. El símbolo de la debacle es la monumental estación de trenes, que quedó sin terminar y que se va deteriorando lentamente desde hace décadas. Los fotógrafos la aman por su encanto sórdido. Las fotos de esta decadencia son bautizadas ruin porn -pornografía de ruinas-. Sin embargo, a pesar de todos los problemas, hay desde hace algún tiempo una sensación de recuperación en la ciudad.

Nuevas empresas se han mudado a los anteriormente abandonados edificios de oficinas en el centro de Detroit, ya que valoran sus alquileres baratos. La emigración ha dejado en el centro del área metropolitana residencias y edificios de oficina depreciados donde han empezado a instalarse empresas de alta tecnología, pequeños negocios y artistas. En Downtown Detroit se han abierto tres casinos, estadios nuevos y un proyecto de revitalización de la rivera del Río Detroit, todo lo cual anuncia, tal vez, el esperado renacimiento.

Una casa abandonada con el edificio de General Motors de fondo. Foto: EFE

Kevyn Orr (izquierda) junto al gobernador Rick Snyder. Foto: EFE

La cuidad se ha ido vaciando, tiene ahora poco más de 700.000 habitantes y una tasa de paro del 16%

En los 60, los fabricantes de vehículos empezaron a abrir plantas en otros estados donde no había ni sindicatos ni convenios