vitoria. El Ejército vuelve a tomar las riendas de Egipto, los Hermanos Musulmanes, perseguidos... ¿Hay regresión en Egipto?

Es un paso hacia atrás sin ninguna duda, ha habido una especie de golpe de Estado, el Ejército ha intervenido para deponer a un presidente elegido democráticamente. Pero, por otro lado, el tipo de gobierno que había, el de Mohamed Mursi, tampoco estaba actuando de forma democrática. Ha sido un gobierno muy exclusivo, que ha gobernado para los Hermanos Musulmanes, con unas prácticas antidemocráticas, retrógradas, que no quería escuchar, que no quería dialogar. Lo que ha ocurrido es un arma de doble filo, no podemos ni estar totalmente con el Ejército ni con el gobierno de Mursi.

¿Está en peligro la transición?

Creo que no. Yo entiendo una transición como un proceso largo, creo que nadie esperaba ni debería esperar un cambio de la noche a la mañana. En un tiempo más inmediato va a haber todavía muchas complicaciones. Se va a necesitar tiempo para un cambio verdadero y real.

¿Hay riesgos de que el Ejército egipcio se instale de forma prolongada en el poder?

No parece, porque podían haber dado un golpe de Estado y colocar a un militar directamente, pero no lo han hecho. Creo que es un movimiento de corrección, en cierta medida, de la revolución egipcia, que tiene sus riesgos sin duda. Al fin y al cabo, ellos tienen garantizado su papel en el país. En Egipto, prácticamente nada funciona sin la vigilancia de los militares, aunque no intervengan directamente en la política, tienen un peso muy importante.

La contundencia y premura con la que ha actuado el Ejército deja la impresión de que es esta institución la que aún manda en el país realmente.

Tiene un control importante sobre la política y la sociedad. En muchos países hay casos parecidos, en el sentido de que los ejércitos son una gran institución, con un poder importantísimo, pero al mismo tiempo con sistemas democráticos que funcionan.

Lo ve, entonces, como un garante de la estabilidad.

En este país, particularmente, sí.

Solo Turquía ha condenado el golpe de Estado. Los países árabes se han puesto del lado del Ejército y Occidente mide sus palabras...

Los países árabes lo apoyan porque temen el poder de los Hermanos Musulmanes, del islam político, de los grupos islamistas que hoy en día están muy fortalecidos en todos los países. A ellos les viene bien, sin ninguna duda, que desalojen del poder a los Hermanos Musulmanes en el país árabe más importante. Por otro lado, a la comunidad internacional le pasa algo parecido. A Estados Unidos y Europa tampoco les hace mucha gracia este gobierno. Y el Ejército egipcio tiene una relación muy buena con EEUU. Recibe anualmente 3.000 millones de dólares en forma de armas de Estados Unidos, y esto hace que haya colaboración y entendimiento. Y a Europa, lamentablemente, siempre le ha faltado una política propia, porque ha ido a la cola de lo que ha opinado y ha actuado Estados Unidos.

¿Podrían volver a ganar los Hermanos Musulmanes en unas próximas elecciones?

Creo que no. Los egipcios han acabado hartos de los islamistas. En un año, todo el abanico del islam político ha quedado desacreditado, también los salafistas de Al Nur, mucho más radicales. Se ha predicado un islam radical, un control y una imposición que, en estos momentos, las sociedades árabes, maduras, no aceptan. Hemos visto en las plazas de El Cairo muchísimas mujeres veladas y uno piensa que deberían estar con los Hermanos Musulmanes, pues no, porque no aceptan el radicalismo, la imposición, el rechazado hacia los demás y la persecución a los opositores.