¿Cuál era el propósito del Foro de Dublín?
Es un foro que emana de una alianza internacional de participación de la diáspora que impulsó Hillary Clinton cuando asumió la Secretaría de Estado de Estados Unidos. El primer foro se organizó en Washington en mayo de 2011; la segunda edición tuvo lugar en julio de 2012, también en Washington y, como ha ido a más, este año, en la tercera edición, se ha decidido desde el departamento de Estado de Estados Unidos ampliarlo a más ciudades. Tuvo lugar en Washington, en Silicon Valley y en Dublín. Tiene el objetivo de poner en común una serie de experiencias de muchos países del mundo que tratan de tener una relación lo más próxima posible con la diáspora.
¿El resultado fue satisfactorio?
Fueron dos días de trabajo muy intenso. Tuvimos relación con los anfitriones, el departamento de Estado de Estados Unidos y el departamento de Asuntos Exteriores y comercio de Irlanda; y con muchos otros países y regiones del mundo. Del Estado español hemos sido los únicos presentes, y a nivel internacional hemos conocido experiencias de primer nivel de Israel, México, Escocia... Es muy importante ver casos de éxito que han funcionado en otros países para poder implementarlos en su caso en Euskadi bien ahora a corto plazo o, en su caso, más a medio plazo, en cuanto la coyuntura económica sea más favorable.
Entre esos países, ¿cómo se percibe a Euskadi y a su diáspora?
En cuanto a Euskadi, hay un gran interés por conocer la situación política. Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores irlandés nos han preguntado por la situación política y por cómo se está viviendo el cese de ETA. También se está viendo que el debate sobre el futuro de Escocia, y sobre el futuro de Catalunya y su encaje en la Unión Europea está teniendo su éxito, porque está poniendo sobre la mesa el rol de las naciones sin Estado. En cuanto a la diáspora vasca, hay un interés creciente. Aunque se habla de que la diáspora irlandesa puede elevarse a 70 millones de personas y de que la vasca cuenta con 5 millones, también es una cifra importante porque casi duplica los habitantes de los siete territorios. Está muy establecida en Argentina, Uruguay, y Estados Unidos, y es más incipiente en China o Japón.
¿Se ha hablado de alguna medida concreta sobre la diáspora?
La diáspora históricamente se ha asociado a lo cultural, pero desde el Gobierno vasco queremos tener en cuenta la parte económica y empresarial. En Irlanda o Escocia tienen claro que cuenta con un componente muy importante en relación al turismo o la generación de sinergias con entidades similares a la Spri en la atracción de inversión extranjera a los países de origen. Tenemos el caso paradigmático irlandés: hay una red que se llama Global Irish, con personalidades muy importantes como consejeros delegados, presidentes o ejecutivos en Silicon Valley [zona de California conocida por sus empresas punteras], que tienen el chip puesto de que todo lo que suponga retorno al país de origen en forma de creación de empleo y atracción de inversión es prioritario. El Gobierno irlandés invierte una parte muy importante de su presupuesto a la diáspora en la generación de esas sinergias.
Algunos partidos defienden que, en tiempos de crisis, es mejor recortar las partidas de la diáspora.
No es así en el caso de Escocia, que ha puesto sobre la mesa la red Global Scott, donde tienen una serie de personas en puestos importantes a nivel mundial, con una implicación en una serie de iniciativas sobre el retorno de la inversión. Nuestros colegas escoceses dicen que el retorno de la inversión es al menos de uno a tres. Es decir, la inversión de un euro de recursos públicos en estas iniciativas tiene al menos un retorno de 3 euros. Desde Euskadi no nos podemos permitir el lujo de dejar pasar estas oportunidades.
¿Cómo retorna esa inversión?
En el caso irlandés, una serie de personas cuyos abuelos emigraron en su día por motivos políticos o por su situación de pobreza a Estados Unidos, y que ahora han prosperado allí y han llegado a altas posiciones, como fue el caso del presidente Kennedy, de origen irlandés, más tarde han tenido una implicación muy importante en la generación de inversiones. Muchas compañías, algunas de alta tecnología, que se han establecido en Irlanda, tienen también un componente de la diáspora, porque en lugar de invertir en Asia o en Europa del Este, han decidido retornar y devolver a la sociedad de origen parte de lo que ellos en su día tuvieron que abandonar. Se está viendo sobre todo en la creación de empleo. Hay miles de iniciativas que no podrían entenderse sin las inversiones de empresarios de origen irlandés afincados en Estados Unidos, que están invirtiendo en crear empleo en Irlanda.
En la pasada legislatura, hubo algún rifirrafe con la diáspora argentina y chilena. ¿Se ha reconducido?
En abril viajamos a Chile, Argentina, Uruguay y Brasil. Hemos palpado una recepción muy cálida por parte de la diáspora, hemos sido recibidos con mucho cariño e interés. Lo que pudo pasar en el pasado está bien para aprender de las cosas en las que todos nos hayamos podido equivocar, pero hay que mirar al presente y sobre todo al futuro. Queremos resaltar que tanto en la diáspora como en Euskadi estamos en el mismo barco. La dirección del Gobierno vasco ha pasado a llamarse Dirección para la Comunidad Vasca en el Exterior, para potenciar la idea de comunidad.
¿Qué políticas van a desplegar?
Por una parte, la recuperación de la memoria histórica. Mis predecesores han hecho una labor histórica, como se ha atestiguado en colecciones que ha recopilado el Gobierno vasco, y ahora queremos crear un repositorio digital para que tanto investigadores como familiares puedan tener acceso a toda una serie de documentos que podamos publicar allí. Pero también queremos tener un mayor contacto con la diáspora, como se decidió también en 2011. Vamos a tener un primer encuentro en Norteamérica, en Elko (Nevada), el 4 de julio. El segundo fin de semana de noviembre, coincidiendo con la semana nacional vasca, viajaremos a Villamaría, en Argentina. Hay otro encuentro por definir, a nivel europeo.
¿Qué pide la diáspora al Gobierno?
Quiere tener una mayor implicación en el futuro de Euskadi. Quiere tener voz en momentos tan cruciales en la historia de este país, tanto a nivel político como económico. La diáspora está deseando ayudar a Euskadi, e incluso propone iniciativas. Queremos poner en marcha iniciativas como las que hemos visto en el caso irlandés, para que tanto Euskadi como la diáspora tengamos claro que desde ese mismo barco que compartimos vamos a salir adelante con mayor energía.
Asier Vallejo, ante la sede de la autoridad portuaria de Dun Laoghaire, que acoge el proyecto del Centro Internacional de la Diáspora Irlandesa. Foto: deia
"El Ministerio de Exteriores de Irlanda nos preguntó cómo se vive el cese de ETA"
"Vamos a recuperar la memoria histórica y un mayor contacto con la diáspora"