Bilbao. La Audiencia Nacional condenó ayer a 299 años de cárcel a Ibon Iparragirre y Asier Badiola como responsables del atentado con coche bomba contra la comisaría de la Ertzaintza de Ondarroa en 2008, que causó graves daños y heridas de consideración a trece agentes y cinco civiles. La sección segunda de la AN impuso a cada uno de ellos 221 años de cárcel por intentar asesinar a trece ertzainas, otros 60 años por intentar matar a los viandantes, así como 18 años por un delito de estragos terroristas, ya que el atentado causó desperfectos a 85 vehículos y 425 viviendas.
También les condena como responsables civiles al pago de los daños y a indemnizar a los agentes de la Policía vasca con cantidades que oscilan entre los 25.000 y 272.000 euros, y a los cinco civiles con entre 6.000 y 50.000 euros. Los hechos ocurrieron el 21 de septiembre de 2008, cuando, según la sentencia, los dos miembros de ETA condujeron el coche bomba hacia la localidad. Badiola condujo el automóvil que actuó de lanzadera e Iparragirre, disfrazado con una gorra y una capa, aparcó el coche bomba junto a la entrada de la comisaría y activó el sistema de iniciación del artefacto, compuesto por 100 kilos de amonal. Además, lanzó dos cócteles molotov contra la calzada para evitar que pasaran automóviles.
El coche bomba explotó a las cuatro y media de la madrugada del 21 de septiembre produciendo un cráter en la calzada de tres metros de radio y 20 centímetros de profundidad. La bomba ocasionó grandes daños en la fachada, estructura e interior de la comisaría tasados en más de un millón y medio de euros, en numerosos vehículos por valor de 309.000 euros y en los edificios cercanos por casi tres millones.
La sentencia concluye que los dos activistas son responsables de un delito de asesinato en grado de tentativa "por la forma en que se ejecuta la acción mediante la utilización de un coche bomba colocado sin previo aviso junto a la entrada de la comisaría". Para condenarles, la Sala se basa en la declaración que prestó en sede judicial Iparragirre, en la que reconoció la participación de ambos en el atentado. Aunque los dos alegaron luego que habían sufrido torturas, la sección no da credibilidad a estas denuncias porque cuando los forenses examinaron a Iparragirre no dijo haber sufrido malos tratos.
Objetivo Según la sentencia, en agosto de 2008, los dos activistas, detenidos en 2010 y juzgados el pasado febrero, se dirigieron al Estado francés para reunirse con el jefe militar de ETA, Garikoitz Aspiazu, Txeroki, quien les ordenó atentar contra una comisaría de la Er-tzaintza. Ellos se encargaron de concretar el objetivo, mientras Txeroki les proporcionó un coche bomba totalmente preparado, que tendrían que recoger en el polideportivo de Eskoriatza.