gasteiz. Tras una apariencia y talla escandinava que confunden su origen guipuzcoano se esconde la persona llamada por el Gabinete Urkullu para encauzar la conexión de esta institución con la sociedad vasca. Apenas en cuatro meses, Luis Petrikorena y su equipo han escarbado en las profundidades informáticas hasta dar con la fórmula para sacar el mejor partido a Irekia. Esta es su receta.

¿La 'Transparencia, participación y colaboración' que preside la entrada en Irekia se han convertido en el 'Liberté, égalité y fraternité' del siglo XXI?

Son los pilares del Gobierno Abierto. Así lo redefine Obama -no me pregune cuál de los dos- en un orden que es una secuencia lógica para que el ciudadano confíe a través de la transparencia. Una vez que confía y hay cierto intercambio de datos con valor añadido se produce la participación. Le voy a poner un ejemplo: no es lo mismo tener una base de datos en la que se incluyan los establecimientos hosteleros que han sido sancionados por Sanidad, tenerlo colgado, que que la gente lo sepa. Una vez que la gente lo sabe puede opinar. Para que se produzca trabajo colaborativo alguien tiene que coger esos datos y hacer, por ejemplo, una guía de los restaurantes más saludables. En definitiva, proyectos que generen negocio. En esa tercera fase están muy pocos gobiernos. Este Gobierno en la legislatura anterior decidió abordar todo y todo a la vez, y yo le alabo el gusto.

¿No resultó demasiado ambicioso?

Evidentemente es demasiado ambicioso y evidentemente no salió perfecto; ni siquiera salió bien, sobre todo la etapa colaborativa, porque es muy difícil, porque no hay una base de transparencia ni una base de participación ciudadana que permita sustentar eso. Tiene que haber una educación social y eso no se consigue en una sola legislatura.

Irekia nació con el objetivo de impulsar la comunicación bidireccional entre el Gobierno y la ciudadanía. ¿Sigue siendo así?

El objetivo no ha variado. Cuando llegamos a esta dirección una de las primeras preguntas fue si íbamos a cerrar Irekia. Yo respondí que de ser así no sabía para qué me habían llamado ni lo que hacía aquí. No solo no se ha cerrado Irekia, sino que creemos en el fundamento de Irekia y llevamos unos meses trabajando en las tripas para intentar hacerla más participativa.

¿En qué situación nos encontramos?

Hay muchas cosas a mejorar, pero según los informes de Transparencia Internacional, en su ránking de comunidades autónomas, sitúa a Euskadi en primera posición junto con La Rioja, pero a una cierta distancia del resto. Hace una semana estuve en Valladolid con un grupo de trabajo para la nueva Ley de Transparencia y recibí un montón de felicitaciones. Estaba también un director de la anterior legislatura, una persona que se mueve mucho en el tema de transparencia, y le hice extensivas las felicitaciones porque gran parte del trabajo lo hizo él. Nosotros estamos para potenciar la participación.

¿Cómo se consigue?

Con mucha comunicación, intentando concienciar también a los medios de comunicación para que los ciudadanos sepan que hay una herramienta para participar. A veces también hay buenas noticias y no sabemos cómo contarlas; eso está en nuestro debe desde hace mucho tiempo. La Administración hace muchas cosas y a veces las contamos mal. Comunicar, primero, e intentar involucrar a los ciudadanos, después.

No estamos acostumbrados a oír a ningún miembro de la Administración que elogie el trabajo de sus antecesores...

En los primeros pasos se cometen errores, evidentemente, pero Euskadi está siendo pionera en este ámbito. En la reunión de la que le hablaba me encontré con un directivo de Telefónica que me dio la enhorabuena por ser el único experimento que tiene un proyecto web en cada uno de los tres pilares del Open Government. Tenemos un portal de datos abierto que es Open Data Euskadi, que funciona y funciona muy bien; cumplimos prácticamente con el 100% de requisitos de transparencia internacional y tenemos una herramienta de participación, aunque tenga una participación modesta, como a mí me gusta señalar. Sabemos que no va a ser como un foro que hable de fútbol, porque somos el Gobierno. Normalmente nuestro mensaje es bastante aburrido y si encima todo lo que tiene que ver con la política tiene una cierta imagen de trifulca y de rifirrafes, pues no ayuda demasiado. Pero también hemos apoyado nodos colaborativos, ciertos proyectos que si no utilizaran formas de financiación creativas no llegarían a la calle.

¿Cómo se evita atravesar la línea que separa ofrecer información de intentar adoctrinar desde una herramienta informática institucional?

Siendo muy poco valorativos; intentando hacer textos muy planos sobre las convocatorias, ciñéndonos a un lenguaje excesivamente, bajo mi punto de vista, institucional, aunque esta institucionalización del lenguaje hace que seas menos valorativo.

Entiendo que el reto es buscar el equilibrio entre un lenguaje cercano, fácilmente entendible, pero sin alejarse demasiado de los mensajes institucionales.

Más que con el tipo de lenguaje, debemos tener cuidado con el tono, con el tipo de actos que abres al público y, sobre todo, con la frecuencia. El hecho de estar todos los días ofreciendo información hace que puedas convertirlo un poco en costumbre.