ante su inminente presentación este mismo mes de mayo, el Instituto Vasco de la Memoria, Convivencia y Derechos Humanos que coordinará todas las políticas públicas de memoria y recordará los sufrimientos injustos que ha padecido la sociedad vasca en los últimos 75 años, perfila su imagen y se fija en algunos referentes mundiales como modelos de estudio. Los memoriales de Paine, en Chile, el Museo de la Resistencia de Amsterdam, los espacios para el recuerdo del distrito de Schönberg, en Berlín, el Museo Diffuso de Turín, o de Vassieux en Vercors, en Francia, son algunos de los espejos donde se mira para recordar a las víctimas de la Guerra Civil, la dictadura, las de ETA, las del GAL y las provocadas por grupos de extrema derecha, así como las víctimas de abusos policiales en el marco de la lucha antiterrorista.
El profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Barcelona, Ricard Vinyes, que asumirá la dirección del Instituto, explica que los criterios para elegir estos memoriales como fuente de inspiración han sido básicamente "la participación, el sentido de reparación colectiva, el policentrismo y que son centros que pretenden actuar como un ágora de encuentro". En este sentido, Vinyes asegura que el concepto que él propugna nada tiene que ver con la reconciliación. "Probablemente el peor modelo en este sentido sea el sudafricano", precisa. A su juicio, estos espacios que marcarán las pautas, incorporan un proceso de conocimiento y de memoria en la mirada del observador, sin obligarle a un recuerdo preestablecido que no permita la posibilidad de reinterpretar, y cita como un buen ejemplo la actuación del Memorial de Paine, en Chile.
El Instituto Vasco de la Memoria nace con la vocación de definir la política pública de la memoria y contará con un centro administrativo y un espacio expositivo y divulgativo para recordar a las víctimas de los últimos 75 años en Euskadi. Para Jonan Fernández, responsable de la Secretaría General de Paz y Convivencia, lo importante es que los centros referenciados comparten una filosofía común. "Se ha producido una evolución en este tipo de memoriales. En un principio, se plantearon como centros que actualizaban el sufrimiento padecido y están pasando a convertirse en centros que recuerdan todo aquello que permitió mantener la defensa de las libertades, la democracia y los derechos humanos. Es lo mismo pero contemplado desde otra perspectiva", matiza.
De cada uno de estos ejemplos de Europa y Latinoamérica se va a intentar absorber alguna enseñanza particular. "Aunque en su mayoría son formatos a pequeña escala, estamos mirando sus fundamentos y sus contenidos ya que de todos tenemos que aprender", corrobora el exresponsable de Elkarri. Sin embargo, Fernández asegura que "no son los únicos elegidos. Son equipamientos en el mundo que nos han parecido muy interesantes para situar alguna de nuestras referencias. Quizá no sean exactamente los modelos que se van a seguir, pero sí son aquellos que nos pueden aportar muchas enseñanzas", subraya Fernández.
un desconocido 'espacios para el recuerdo'
Berlín o la normalidad del horror
Como alternativa a las grandes construcciones, Ricard Vinyes destaca la actuación permanente Espacios para el recuerdo, ubicada en el barrio bávaro de Berlín, en el distrito de Schönberg, un área donde desaparecieron alrededor de 6.000 judíos durante el Tercer Reich. A través de ochenta placas, casi camufladas en el alumbrado público, se va desplegando la normalidad del horror. Por una cara se muestran pictogramas, de aspecto inocente, mientras que por la inversa, se reproducen decretos nacionalsocialistas, que iban minando la vida de la población judía. A diferencia del monumento tradicional, el creado por el artista Renata Stih y el historiador de arte Frieder Schnock, no se encuentra en un lugar acotado, sino que se funde con el espacio público, en la misma esfera en la que comenzó a desarrollarse el terror nacionalsocialista. "Lo interesante -señala Vinyes- es que trata de incorporar el proceso de conocimiento y de memoria en la mirada del observador, no de obligarle a un recuerdo preestablecido, sin posibilidad de reinterpretar", afirma.
A juicio del historiador que capitaneará el Instituto vasco de la Memoria, la actuación artística en Schönberg hoy está internacionalmente reconocida como una de las más interesantes junto al Memorial de Paine, en Chile, del que resalta "es un modelo práctico de reparación a través de la memoria". Esta instalación es un homenaje a los setenta ejecutados por la violación de los derechos humanos en Chile en los años de dictadura. Una instalación que intenta saldar la deuda pendiente que tiene contraída el país mientras aún existan detenidos desaparecidos y crímenes cuyos culpables no han sido castigados.
Resistencia en la II Guerra mundial
La memoria de los países ocupados
Otra de las miradas del Instituto Vasco se ha focalizado en el Museo de la Resistencia de Amsterdam. "Ese es otro concepto, pero atrae la capacidad extraordinaria para establecer los grandes temas que se presentaron a la ciudadanía de los países ocupados durante la II Guerra Mundial". El Verzetsmuseum habla de la historia de la resistencia tras la ocupación alemana en 1940. Los visitantes pueden ver cómo era Holanda antes, durante y después de la guerra. Y comprobar in situ cómo la resistencia cobró en Holanda múltiples formas, consistente en gestos pequeños como colocar sellos con la cara de la reina en el salón, hasta actividades peligrosas como hacer labores de espionaje para los aliados, ayudar a gente a ocultarse bajo tierra, o distribuir periódicos ilegales para mantener informada a la población.
Que la memoria es un deber se evidencia también en el Museo Diffuso de Turín. Este museo de la Resistencia, Deportación, Guerra, Derechos y Libertad, se ha convertido en un lugar de encuentro entre la investigación y la comunicación, el debate y la reflexión a partir de los trágicos sucesos ocurridos en los alrededores de Turín entre 1938 y 1948, con una exposición permanente que se cierra tras promulgarse la constitución de la República. Un lugar identificado por dos puntos fuertes: las huellas de un pasado que no se debe volver a repetir, y la memoria como instrumento para releer los acontecimientos históricos. El museo, que también amplía su campo de actuación a Europa durante todo el siglo XX, presta especial atención a la vulneración de los derechos humanos y las libertades en un espacio que experimenta formas no convencionales de comunicación.
Finalmente, los responsables del Instituto Vasco de la Memoria también se están inspirando en el Memorial de la Resistencia de Vassieux en Vercors, como ejemplo de actuación integral, un monumento a la memoria de los trágicos acontecimientos de julio de 1944 que rinde homenaje a los hombres y mujeres que se convirtieron en el símbolo de la resistencia francesa. Objeto de bombardeos sistemáticos y torturas, el 97% del pueblo fue destruido y 10.000 soldados y policías alemanes cercaron a los guerrilleros hasta exterminarlos.
Sin embargo, Vinyes afirma que, a pesar de los centros o actuaciones citados como posibles referentes para Euskadi, podría añadirse algún otro. En este sentido, cita como un buen ejemplo a seguir el proyecto que los arquitectos del despacho Barclays & Crousse han realizado para el Museo de la Memoria de Perú, en Lima, y que está aún en construcción. "Me gusta porque es una obra con un sentido espléndido, y sostenible", concluye Vinyes.