Copenhague. Las elecciones que ayer se celebraron en Islandia estuvieron marcadas por unos sondeos que apuntaban al retorno de la centroderecha, que llevó a la ruina al país, y un castigo a la izquierda que lleva cuatro años liderando el primer Gobierno de izquierdas desde su independencia en 1994.
Todos los sondeos apuntaban a una clara mayoría del conservador Partido de la Independencia y del Partido Progresista. De esta forma, la Alianza Socialdemócrata y sus aliados del Movimiento de Izquierda Verde vivirían una debacle. A pesar de haber estabilizado las cifras macroeconómicas, el primer Gobierno de izquierda ha acabado la legislatura en una situación precaria, en minoría parlamentaria y con cuotas de popularidad muy bajas por la dura política de ajustes.