La capital holandesa, engalanada y con fuertes medidas de seguridad, espera a los representantes de casas reales y gobiernos de todo el mundo que el próximo martes asistirán a la entronización de los próximos reyes de los Países Bajos, Guillermo-Alejandro, que ayer cumplió 46 años, y su esposa Máxima.
Festividad y seguridad son las dos líneas que el alcalde de Amsterdam, Eberhard van der Laan, se ha propuesto que dominen el día de la sucesión de la Corona, pero que son difíciles de combinar en una jornada en la que la ciudad acoge a los herederos de las casas reales europeos y espera a un millón de personas.
El área donde la seguridad alcanzará los máximos niveles por la mañana será la de céntrica Plaza Dam, donde se ubica el Palacio Real, en el que se firmará el acta de abdicación, y la Iglesia Nueva, donde el futuro rey será investido ante más de 2.000 invitados, entre representantes de casas reales, de gobierno, una representación del pueblo, senadores y diputados.
El gobierno local ha estipulado que un máximo de 25.000 personas podrán estar en la Plaza Dam, donde podrá haber "manifestaciones individuales" en contra de la monarquía, pero no grupales, ya que para éstas hay reservadas seis áreas especiales en la ciudad.
Las protestas El Gobierno espera que militantes republicanos se manifiesten en el Dam con pancartas contra de la monarquía.
Según varios expertos, la máxima amenaza a la seguridad corresponde ese día precisamente a acciones individuales imprevistas como la ocurrida en la celebración del día de la Reina en 2009, cuando un joven irrumpió con su coche entre la multitud causando siete víctimas mortales y su propia muerte.
Los habitantes de la Plaza Dam no podrán salir al balcón ni a las ventanas y el hotel Krasnapolsky no podrá ocupar las cerca de 30 habitaciones que dan a la plaza. Unos 9.000 agentes serán los encargados de velar por la seguridad en las calles, que en contraste con la rigurosa seguridad, se espera que vivan un ambiente festivo en el que no haya lugar para incidentes de violencia callejera como los que tuvieron lugar en 1980 durante la entronización de la reina Beatriz.
Los preparativos A tres días de la celebración, la ciudad sigue engalanándose. La Estación Central ha sido decorada con banderas que ese día también ondearán en espacios como autobuses, tranvías y residencias individuales, y las calles han sido adecentadas. La entronización del nuevo monarca también ha llegado a todos los supermercados y las tiendas de todo el país.
La campaña comercial abarca desde las típicas camisetas con la cara de Guillermo-Alejandro estampada, a las tazas, cojines, bandas conmemorativas con el eslogan We love Willem (queremos a Guillermo), a los sombreros e incluso paquetes de café y caramelos mentolados. Parte de esos souvenirs fueron lucidos por 1,3 millones de niños en 65.000 escuelas del país este viernes, durante la celebración de los Juegos del Rey, una iniciativa lanzada por primera vez este año con motivo de la coronación de Guillermo-Alejandro y que algunos ayuntamientos quieren repetir anualmente.
Holanda celebrará el martes su último Día de la Reina, una fiesta que coincide con la fecha del cumpleaños del monarca regente, aunque la reina Beatriz, nacida un 31 de enero, mantuvo tras su coronación el día del aniversario de su madre, la reina Juliana, para esa fiesta. Tras la entronización del príncipe heredero, que reinará con el nombre de Guillermo-Alejandro y ha prescindido de cualquier número acompañando su título, Holanda pasará a celebrar el Día del Rey cada 27 de abril, la fecha del cumpleaños del monarca.