Donostia. La asociación asistencial Harrera, que trata de ayudar en la reinserción a ex presos y ex refugiados, maneja hoy en día 56 currículums de otros tantos casos en Gipuzkoa, Bizkaia, Araba y Navarra, a los que se les podrían sumar en unos pocos meses otros 60 si la Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos confirma el pronunciamiento contrario de la Sala Tercera a la doctrina Parot.
Este súbito incremento de casos -deseado por la asociación por lo que supondría- preocupa desde el punto de vista logístico. Harrera, que cumplirá un año de vida en junio, está presidida por el empresario Andoni Iturriotz y empieza a pensar en la posibilidad de que esos 60 reclusos a los que se les ha aplicado la doctrina Parot salgan de prisión: "Hay que hacer una segmentación, hay que ver quiénes son. Algunos igual ni vienen a vernos porque ya tienen un entorno seguro para ellos. Tendremos que hacer una tipología, coger las que nos pidan, los casos más graves y ver qué hacer con cada uno".
Quien coordina los perfiles laborales es el ex preso Juan Karlos Ioldi, vicepresidente de Harrera y uno de sus impulsores: "En la época de Loiola (el proceso de paz de 2006, que perdió casi toda opción de prosperar en la bomba de ETA en la T-4 de Barajas), vimos que se iban a dar pasos para la resolución del conflicto y pensamos que había que organizar algo".
Harrera, reconoce Ioldi, "no es ajena al debate estratégico de la izquierda abertzale, hemos sido parte activa. Al igual que ha habido asociaciones que se han disuelto, se buscan nuevas herramientas para el futuro venidero. Hicimos dos asambleas en Zarautz en la que participamos 230 ex presos y se concretaron la función y el funcionamiento de esta asociación".
Análisis pormenorizado
La clave, ir caso a caso
Valiéndose de que la "solidaridad con quienes han sufrido la cárcel o el exilio viene de lejos, desde el alzamiento fascista hasta hoy", Harrera trata de remarcar su carácter "asistencial" y pretende ser, en palabras de Iturriotz, "muy pragmática".
"Viendo caso por caso, observamos que hay algunos que son tremendos. Primero miramos la salud, sobre todo el aspecto psiquiátrico. Después, alojar a la gente, restablecer una relación con el entorno; y el trabajo", fija las prioridades el presidente de Harrera, que insiste en que "cada caso es diferente. Todavía no tenemos una estadística de si lo primero es que no estén enfermos o que consigan un trabajo".
Ioldi añade que "en los primeros días de libertad, esa persona se encuentra con un apoyo enorme, incluso de gente que nunca le ha ido de visita y ahora es íntima. Pero ¿qué ocurre? Que pasan los días y cada uno tiene su vida hecha y la persona se queda sola, con su entorno si lo tiene, con familia, sin ella, en un pueblo, en una ciudad? La readecuación no es nada sencilla. Su modus vivendi no tiene nada que ver con el que se topa y hay que ayudar".
Y pone sobre la mesa su comprensión de la "normalización política": "De la misma manera que a las víctimas se les quiere dar un carácter en un sentido concreto, difícilmente se podrá conseguir esa normalización sin dar apoyo a estas personas, por eso tratamos de recabar apoyo en todos los sentidos, político, sindical y empresarial".
La asociación, que desde noviembre ha conseguido 850 asociados, apuesta por "la discreción como regla de trabajo". "Tenemos relaciones con empresas diferentes y ya tenemos resultados en ese sentido", reconoce Ioldi, quien asegura, sin detallar más, que "en la búsqueda del empleo contamos con un apoyo político muy amplio", del que PP y UPN quedan fuera.
El propio vicepresidente de la asociación enmarca en ese ámbito sus relaciones con las distintas patronales, como la guipuzcoana (Adegi), o la vasca (Confebask): "Llevamos un año. En un primer momento era una relación informativa sobre Harrera. Luego fue recabar su apoyo. La receptividad es plena, comprensión y respeto".
La asociación, que reconoce el "hándicap de la crisis", reclama ayuda a las empresas. Iturriotz asegura que "si queremos pacificar la sociedad, las empresas también deben motivarse para ello".
Juan Karlos Ioldi procura mientras tanto recabar el "mayor apoyo político y empresarial posible" ante hipotéticos problemas: "Puede ocurrir que en el mundo empresarial haya alguna noticia, sobre todo en el Estado, que diga 'esta empresa se dedica a contratar a ex terroristas', por decirlo de alguna manera. Estas empresas tienen intereses en el Estado y puede ser una hecatombe para ellas. Buscamos apoyo en el mundo empresarial para que si sucediera, el apoyo sea el más amplio posible".
En cuanto al político, y tras insistir en la necesidad de la discreción, Ioldi asegura que el Ejecutivo vasco "ve este problema y que hay que encauzarlo. Nosotros en el debate político no vamos a entrar. Sabemos de dónde venimos y adónde vamos, no nos escondemos, pero de cara a la eficacia de los objetivos de la asociación no vamos a entrar en debates políticos".
Tampoco lo hacen cuestionados por si, ante la actitud del PP ante el proceso, los ex presos deben tener algún otro tipo de papel. Ioldi declara tener su "opinión personal como vicepresidente", pero que "la asociación no debe entrar en ese debate político. Hay organismos, asociaciones y espacios en los que se desarrolla todo eso. Tenemos un pasado, una figura, un bagaje que cada uno sabrá cómo encajar, pero la asociación en sí no creo que tenga que decir nada de eso".
posibles profesiones
¿A qué sectores?
Pero ¿a qué sectores se puede dirigir una persona que ha permanecido presa durante casi 30 años? Ioldi asegura que "por mucha licenciatura que se haya logrado en prisión, no tiene experiencia. Además, el preso no conoce esta sociedad, porque no tiene nada que ver con la sociedad que dejó". Por la experiencia de los casos que han manejado en estos meses, asegura que "los puestos no requerían ningún nivel académico elevado, eran básicos. Se dan cauces en ese sentido, como limpiar la carretera y cosas así".
Aprovecha además para calificar de "totalmente falso" que haya ex reclusos que hayan pasado a formar parte de las empresas que gestionan los residuos en Gipuzkoa: "Recientemente un empresario me decía: 'Cuidado con el puerta a puerta, porque si contratan a una persona que ha pasado por prisión, se arma, porque dirán que además del PaP, van a rellenar sus necesidades'". Y añade que en este año, el apoyo empresarial logrado va "desde el PSE hasta el PNV, entre otros motivos porque la izquierda abertzale no tiene empresas".
Al hablar de posibles ocupaciones, Andoni Iturriotz insiste en que no buscan hacer un reglamento, sino atender caso a caso, porque también depende del carácter de cada persona: "Si ponemos de acuerdo el que va a contratar y al contratado, lo importante es que empiecen a hacer. Luego hay que ver cómo evoluciona, pero si empieza, esa persona cogerá las riendas de su destino. Por eso hablo mucho de ayuda psicológica. Cualquier trabajo nos va bien si a la persona le va bien".
Presidente y vicepresidente de Harrera hablan durante la conversación de la necesidad de "hacer pedagogía" en un contexto económico en el que la tasa de paro se incrementa. Ioldi opina que "todos los días vemos cómo se cierran empresas. Si no hacemos pedagogía y un día nos encontramos con la noticia de que una empresa ha dado trabajo a un preso con perfil concreto, la gente dirá a ver si tienen más derecho que el resto que está en paro".
"De la misma manera que en la sociedad hay personas vulnerables de colectivos concretos, estas personas también, para la sociedad, no en el aspecto político, necesitan de un apoyo", defiende el coordinador de currículums de Harrera.
Ya sobre la propia asociación, Ioldi aborda la financiación de Harrera, que se basa en las cuotas de los asociados (60 euros anuales) y en el dinero recibido en las distintas actividades, así como las subvenciones -"aunque la situación económica está como está"-. Ese apoyo económico no es "para que la asociación sobreviva, sino para cubrir las necesidades: personas que han pasado 40 años en el exilio, no han cotizado apenas, no tienen dónde vivir y la asociación les ayuda con el alquiler, etc. En otro sentido hay gente que no tienen ni carnet de conducir? El cauce económico es para cubrir esas necesidades".
Al igual que hacen responsables de otras asociaciones similares de otros procesos, como la asociación Coiste na n-Iarchimí de Irlanda del Norte, tampoco fijan hasta cuándo tendrá que estar en marcha Harrera. "Ojalá no hubiese más presos, pero creo que no va a ser así", asegura Iturriotz quien cree que aún no conocen "la cantidad de trabajo que va a suponer todo esto. Por eso mantenemos nuestra fuerza. Debemos intentarlo. Soy hijo de emigrantes, un hijo de Gernika, y mi padre nos decía que hiciéramos las cosas bien o mal, siempre debíamos mejorar. ¿Cuánto tiempo durará? No lo sé".