Bilbao. Eduardo Madina concita innumerables apoyos y pocos adversarios internos. Y cuenta con la confianza de muchos de los actores que protagonizan la lucha soterrada por posicionarse al frente del PSOE. Alfredo Pérez Rubalcaba, Carme Chacón e, incluso, Patxi López no tienen nada contra él, todo lo contrario. Madina, de 37 años, se ha hecho un hueco importante dentro del PSOE en Madrid, desde su escaño en el Congreso de los Diputados, donde le reconocen su buen hacer en la dirección del grupo socialista.
Se inició muy joven en la política y sufrió un atentado de ETA, que le dejó importantes secuelas, cuando en 2002 dirigía las Juventudes Socialistas de Euskadi. Dos años más tarde se hizo con el acta de diputado y desde 2009 es el secretario general del grupo del PSOE en la Cámara Baja. Pese a salir en todas las quinielas desde tiempo atrás, nunca ha evidenciado grandes ambiciones dentro del partido, donde compagina su actividad parlamentaria con un puesto en la Comisión Ejecutiva del PSE como miembro nato. En noviembre de 2011 decía sobre su hipotética candidatura a presidir el Gobierno español: "No me planteo cosas para las que no estoy preparado ni lo voy a estar nunca. Eso es demasiado para mí".
Muy distinto es el caso de Patxi López. Tras quedar relegado el PSE a tercera fuerza parlamentaria tras las elecciones autonómicas de octubre, el secretario general de los socialistas vascos da por descontado su tiempo en Euskadi, pese a que siempre niega estas aspiraciones. Pero las evidencias son claras: sus constantes visitas a las federaciones socialistas, los discursos de marcado carácter presidencialista que parecen ajenos a lo que deben ser las preocupaciones de un líder regional del PSOE, o la intensificación en suma de su presencia en la política madrileña no dejan lugar a dudas de cuál será el destino de López. Otra cosa es que no lo diga porque, como dicen en el PSOE, "no toca". Por el momento, López no quiere desairar a Rubalcaba, su máximo valedor en el PSOE desde que le ofreció su apoyo en detrimento de Chacón.
La presencia de López en la ejecutiva del PSOE le ha permitido, además, tejer diversas complejidades en el aparato del partido y en las federaciones socialistas, como las de Madrid, Extremadura o Valencia, que ven a él al candidato ideal para La Moncloa. Ahí está el mayor déficit de la opción de Madina. Gana en juventud e imagen, pero su dedicación al Congreso hacen de él un candidato con menos proyección. La incógnita está en saber si, además de ser un rostro nuevo, proyecta ideas renovadoras. Rubalcaba avisaba ayer: "Liderazgo sin duda, pero si no tienes ideas, olvídate".