si un ataque de cordura de última hora no lo remedia, los Presupuestos 2013 del Gobierno Vasco van a suspender al primer intento. Quedará así evidenciada con la mayor crudeza la situación de minoría en que se encuentra el Ejecutivo del PNV en el Parlamento de Gasteiz. Para su bochorno y su escarmiento, que era de lo que se trataba.
Según reiteran los dirigentes de todos los partidos de la oposición, el Gobierno de Urkullu se ha empeñado en ir adelante con sus Presupuestos en solitario y sin ningún interés en pactar las cuentas con nadie. Y dicen más: se le había llenado la boca al PNV con la leyenda de su probada experiencia para sacar al país de graves dificultades. Un órdago imprudente, arrogante incluso, eso de salir a cuerpo limpio con sus 27 parlamentarios sobre 75 pretendiendo sacar adelante sus cuentas. Un órdago provocador, eso de apelar a la gravedad de la situación para pedir responsabilidad a la oposición. Un órdago acomplejado, eso de acatar límites de endeudamiento.
Lógicamente, quienes no tienen la responsabilidad de gobernar están en su derecho de imputar al Gobierno la frustración que pudiera suponer la prórroga de los Presupuestos, si este desenlace no fuera también otra modalidad del órdago gubernamental, que ésa es otra. Y, también lógicamente, los opositores están en su derecho para argumentar con las razones que crean convenientes el desliz cometido por el Ejecutivo en la defensa en solitario de sus cuentas.
La aprobación, o no, de los Presupuestos suele ser una especie de prueba de fuego para la solvencia política de un Gobierno o para su fracaso. Tener la oportunidad de permitir que se aprueben o no, es para la oposición una tentación demasiado difícil de reprimir como para no aprovecharla. De ahí que lo habitual es que la oposición transaccione enmiendas, intercambie ventajas, "saque algo" a su favor, cuando de su voto depende que las cuentas salgan adelante. Es la forma normal de nivelar el peso político que pudieran contener los Presupuestos del Gobierno, sobre todo cuando no cuenta con la mayoría.
Pero en este caso, al menos hasta este momento, no está siendo así. En este caso la oposición sí que ha recurrido al órdago desde el principio. Lo que en un primer momento pudiera haberse interpretado como formas habituales de sacar pecho, de impresionar al Ejecutivo para bajarle los humos y advertirle de que no lo iba a tener fácil, pronto fue tomando hechuras de órdago convertido en enmiendas a la totalidad.
Desconozco en qué términos se desarrollaron los primeros contactos entre el Gobierno y los representantes de la oposición, y si de ellos sacaron la impresión tan rotunda de la nula disposición a negociar. Pero de lo que se ha ido conociendo, el órdago ya estaba decidido desde que este asunto comenzó. Esto es lo que puede deducirse de los argumentos expuestos por cada uno de los opositores, que no se paran en tópicos ni en contradicciones.
El órdago de EH Bildu es órdago a grande, a chica, a pares y a juego. Dos enmiendas a la totalidad: a los ingresos y a los gastos. A los ingresos, alegando que el Gobierno de Urkullu no tiene por qué someterse a las exigencias de Bruselas ni de Madrid en lo referente al endeudamiento, por más que Bildu las ha respetado escrupulosamente en la Diputación que gestiona en Gipuzkoa.
A los ingresos también, alegando que podrían aumentarse con una reforma de la fiscalidad, por más que sea inviable para estos Presupuestos 2013. Con respecto a los gastos, ninguna referencia concreta sobre ellos, ningún dato sobre de de dónde quitar para poner dónde. Para retirar el órdago, EH Bildu pone la condición de sentarse con el Gobierno para elaborar mano a mano unos nuevos Presupuestos.
El órdago del PSE tiene mucho de revancha. No olvida Patxi López la rotunda oposición del PNV en la legislatura anterior y disfraza su rencor de supuesto cálculo falso de los ingresos, cuando adelantó las elecciones reconociendo que no podía sostener las cuentas de 2013 con 1.200 millones de euros menos, como lo establecía el Tribunal Vasco de Cuentas en el que participaron las tres diputaciones (PNV, Bildu y PP) y el propio Gobierno de López. Órdago, enmienda a la totalidad sin nada que negociar. A no ser, claro, que la negociación vaya más allá de las cuentas, o sea, una vuelta a la cohabitación.
Los órdagos de UPyD y PP son más simples. Maneiro pone como condición para retirar su órdago el cierre de las "embajadas" en el extranjero y, para disimular, dice que las cuentas están plagadas de recortes. El Partido Popular, que amagaba con llegar a los acuerdos que fueran precisos como muestra de su buena disposición, basa su órdago en la baza que le proporcionó el discurso de Urkullu sobre su programa de Gobierno en cuanto escuchó lo del "desafío soberanista" con la consulta de 2015.
Y así, apelando a la responsabilidad, acusándose los unos a los otros, pretextando razones incoherentes, en insensata operación de castigo, sin saber quién juega con las cartas marcadas y quién juega de farol, contemplamos los ciudadanos a los políticos entre el desánimo y la estupefacción.
Va de órdagos
El del PSE tiene mucho de revancha: López disfraza su rencor
con un supuesto cálculo falso de los ingresos
Con la venia
pablo muñoz