víctor fernández. APARENTEMENTE son simples aviones pero si miramos en su interior es cuando descubriremos su principal característica. Los drones son aeronaves que carecen de piloto, por lo menos físicamente porque alguien sí que controla sus movimientos. Se trata de soldados situados en bases militares y que pueden estar a miles de millones de kilómetros. El teletrabajo llevado a la guerra y bajo secreto. Estados Unidos, uno de los principales usuarios de este tipo de artefactos, se encuentra inmerso en un gran debate sobre las consecuencias del uso de estos aviones como armas. Unos aparatos que vuelven a traer al debate viejos términos como el de "daños colaterales" que ahora se justifican bajo la premisa de salvar vidas.

En su definición los drones no suponen ningún peligro ni debate. Se trata, simplemente, de aviones que no necesitan un piloto a bordo ya que están manejados por un soldado como si de un videojuego se tratara. Pero en este caso los aparatos son muy sofisticados y sus consecuencias muy reales. Entre sus características, está su capacidad de alcanzar velocidades de más de 360 kilómetros por hora y llegar a los 1.500 metros de altura. Para situarse tienen un GPS y cámaras que muestra al ausente piloto lo que tiene a su alrededor a través de una pantalla. Pero además de ojos, también tienen oídos, ya que pueden interceptar conversaciones telefónicas e incluso son capaces de localizar al emisor.

Máquinas que reúnen los últimos descubrimientos tecnológicos que podrían suponer grandes avances. Por ahora ya han demostrado su utilidad en ámbitos tan diversos como salvar vidas en catástrofes naturales, patrullar las costas y fronteras de los países o fumigar campos, como hacen algunos agricultores japoneses con drones algo más simples.

Sin embargo estos usos continúan siendo residuales porque, por lo menos por ahora, se impone su función como arma de guerra para la que fueron creados en un primer momento.

UN PELIGRO PARA OBAMA Si en la Guerra del Golfo de 1991 el eufemismo de moda era "daños colaterales", usado para justificar los civiles muertos por ataques militares, ahora son los drones los que necesitan una explicación y la opción elegida es que gracias a ellos se consiguen "salvar vidas". Por lo menos es lo que esgrimió el nuevo director de la CIA, John Brennan, en el discurso que tuvo que dar frente al senado antes de que éste le diera su aprobación para el puesto. Una ardua tarea debido a que Brennan tuvo que justificar el uso de drones al ser el gran impulsor de esta nueva arma en EEUU.

El miedo al terrorismo islámico, extendido tras los atentados del 11-S, ha llevado a Estados Unidos a entrar en conflicto con varios países como Afganistán o Irak buscando el bien común y superior de la seguridad ciudadana. Ante este objetivo Brennan cree que los drones son un arma muy efectiva porque tienen la virtud de causar menos víctimas civiles que otro tipo de armas como las bombas o los ataque aéreos masivos. Un argumento bajo sospecha teniendo en cuenta el gran secretismo con el que el Gobierno de EEUU guarda los datos referentes al uso de drones.

Un reciente informe de Naciones Unidas mostraba que en 2012 se dobló el número de bombas lanzadas desde estos aparatos en Afganistán, pasando de 294 a 506 pero que gracias a su efectividad también bajo el número de víctimas civiles. Eso sí, causaron la muerte de 2.754 personas por estos ataques frente a 3.131 del año anterior.

Unas cifras que, a pesar de estar ofrecidas por una institución de prestigio como la ONU, hay que poner en duda ya que la administración Obama carece de transparencia en este sentido. Por este motivo tanto el congreso de EEUU como distintas organizaciones piden más información. Por ahora los datos indican que los drones son la gran apuesta militar de EEUU. El país americano tiene ya más de 1.300 pilotos especializados en estas aeronaves y se estima que para 2015 superarán los 2.000. Un hecho más que probable porque porque hoy en día de las academias militares salen más pilotos de drones que de aeronaves al uso. Sólo en 2011 se licenciaron 350 pilotos de estas aviones no tripulados.

respuesta social Ante esta apuesta, la sociedad exige transparencia y una mayor legislación porque a pesar de que la ola tecnológica es prácticamente imparable y va en aumento es necesario poder controlarla. Sobre todo teniendo en cuenta que el Gobierno norteamericano tiene carta blanca por parte del congreso para atacar a Al Qaeda y sus fuerzas asociadas allí donde estén.

Pero el principal problema de estas armas trasciende la legalidad hasta llegar a un orden moral. En una sociedad que se preocupa por los efectos de los videojuegos violentos en los adolescentes, este tipo de dispositivos, de apariencia similar, piden un mayor control social ya que sus consecuencias sí son reales. La deshumanización de la guerra se vuelve en este caso el arma más peligrosa, no tanto para los que atacan sentados en sus sillas de Nevada, sino para los que se convierten en "víctimas colaterales".