Bilbao/Gasteiz. La primera ronda de la negociación presupuestaria no ha servido para que el Gobierno vasco logre asegurarse la abstención de alguno de los cuatro partidos de la oposición. Aunque aún sea temprano para encender las alarmas, ya que la votación de las enmiendas a la totalidad no llegará hasta el día 26 y la práctica ha demostrado que los pactos acostumbran a firmarse en el último minuto, el enroque de PSE y EH Bildu en el recálculo de los ingresos amenaza con bloquear las conversaciones. En ese contexto, el Ejecutivo planea asestar un golpe de efecto a la negociación. Según adelantaron ayer a DNA desde Lakua, el lehendakari Iñigo Urkullu ha decidido implicarse personalmente presentando una propuesta de su cosecha a los grupos.
El jeltzale tratará de poner sobre la mesa un acuerdo de mínimos para arrancar la aquiescencia de los partidos, aun a riesgo de sufrir el desgaste correspondiente en el supuesto de que su intento naufragara. No obstante, asumir ese riesgo para aprobar las Cuentas podría servirle para tratar de desmentir que busque la prórroga, acusación repetida por toda la oposición ante la, a su juicio, falta de interés y ambición que habría mostrado el Gobierno en la ronda de contactos. "Sabe que puede sufrir un desgaste, pero cree que el esfuerzo merece la pena, porque quiere que haya Presupuestos", zanjan desde Lakua.
No es la primera vez que el jeltzale busca dar empuje a las conversaciones. Urkullu ya propuso una vía para desatascarlas esta semana: ofreció un acuerdo sobre las iniciativas a las que podrían destinarse los hipotéticos ingresos extraordinarios que llegarían este año si la recaudación se comportara mejor de lo estimado. Sin embargo, ese recálculo tendría lugar en el transcurso del año, a medida que se tuviera noticia de la evolución de la recaudación y, por lo tanto, una vez aprobadas las Cuentas, matiz suficiente para que PSE y EH Bildu rechazaran la iniciativa. No obstante, desde Lehendakaritza aseguran que ese planteamiento podría volver a tener presencia en la nueva propuesta de Urkullu. Por otra parte, el PNV también trató de atraerse al PSE con el arranque de la negociación fiscal, y accedió a renovar el canon de Gasteiz reclamado por el PP.
Ayer, en el pleno de control del Parlamento, volvió a apelar al acuerdo en respuesta a las preguntas de los populares y de UPyD, dos partidos que le brindarían la mayoría absoluta necesaria si votaran a favor de su proyecto. Según aseguró en el legislativo, su objetivo es afianzar un acuerdo "de mínimos" que avale la puesta en marcha de unas Cuentas "realistas" que encierran un principio fundamental: la disponibilidad económica es, hoy por hoy, de 9.316 millones de euros, una cifra "escrita entre todos", ya que fue pactada en los consejos vascos de finanzas de octubre y de febrero.
Su variación dependería únicamente de "hipotéticos ingresos futuros", cuyo destino el lehendakari está dispuesto a acordar a posteriori con los grupos que participen en el consenso presupuestario, pero el jefe del Ejecutivo descarta otras vías de alteración de las Cuentas. "No estoy dispuesto a comprometer más gasto del que nos podemos permitir, y no podemos gastar más de lo que tenemos", respondió al líder del PP de la CAV, Antonio Basagoiti. El presidente de la formación conservadora, por su parte, demandó al lehendakari Urkullu una mayor implicación en este proceso al considerar que su obligación es "liderar la actuación de su Gobierno en su totalidad, no limitarse a unas reuniones con los presidentes de los partidos".
Recortes en i+d+i Los Presupuestos también estuvieron presentes en la intervención del único parlamentario de UPyD. Gorka Maneiro mostró su preocupación por el efecto que tendrán los recortes en el ámbito industrial, con especial incidencia en el I+D+i. En su respuesta, el lehendakari transmitió a Maneiro la necesidad de "establecer prioridades", aunque puntualizó que todas las iniciativas del área de investigación iniciadas la pasada legislatura se mantendrán.