HUGO Chávez institucionalizó los programas sociales y ahora muchos venezolanos los consideran un derecho, una obligación para cualquier gobierno. Para los simpatizantes chavistas que el jueves se congregaron en la avenida Bolívar y en las calles adyacentes, el legado de Chávez son sus misiones y quieren que éstas continúen adelante, por eso estaban apoyando a su "hijo político". Ese era el caso de Marbelys, que perdió su casa durante las lluvias torrenciales de 2010. El Gobierno realojó a su familia en un hotel para refugiados y le acaba de adjudicar un apartamento gratis de la Gran Misión Vivienda Venezuela.
Por su parte, Margaly, residente en el famoso barrio de Petare, en el este de Caracas, compra alimentos en la misión Mercal, se graduó del bachillerato gracias a la Misión Ribas de educación para adultos y sus hijas estudian en la universidad gracias a la Misión Sucre. "Con Maduro seguirán igual, son del pueblo para siempre. Es más, deberían ser parte de la Constitución para que nadie tuviera la tentación de eliminarlas", aseguraba. El presidente fallecido creó más de 30 misiones en sus 14 años de gobierno en áreas como salud, educación, alimentación, deporte, empleo, vivienda, agricultura y seguridad, con las que logró descender los niveles de pobreza en el país. Todo ello gracias a los importantes ingresos petroleros, que solo en 2012 reportaron 85.000 millones de dólares al país bolivariano. El ex director del Banco Central y decano de la Facultad de Economía de la Universidad Central de Venezuela José Guerra explica que Chávez gastaba cada año 5.000 millones de dólares en programas de asistencia social.
"Desmontar eso sería suicida, una locura", sostiene la socióloga venezolana Isabel Pereira. "Debemos seguir construyendo la Revolución. El oligarca (Capriles) nos va a quitar los programas sociales", decía Jesús, manifestante chavista en el cierre de campaña de Maduro. Y eso es lo que ha estado repitiendo una y otra vez el oficialismo. "¿Ustedes creen que caprichito mantendría las misiones?", preguntaba el candidato chavista en los recientes mítines electorales. La respuesta era siempre la misma: "¡Nooooooooooo!".
El opositor Henrique Capriles, por su parte, defiende el modelo impulsado por Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil: un modelo capitalista de fuerte inversión social. En este sentido, el opositor asegura que mantendrá las misiones impulsadas por Chávez y promete, incluso, perfeccionarlas. "Los programas sociales no le pertenecen a ningún gobierno", sostuvo esta semana durante una entrevista, en la que acusó al Gobierno de chantajear al pueblo con los subsidios para conseguir votos. Para la socióloga Isabel Pereira, el mandatario fallecido creó un modelo para aprovechar la renta petrolera y hacer que grandes sectores populares dependieran del Estado para, a la vez, garantizar sus votos. "Este sistema de subsidios es la única opción para esos sectores populares. Todo eso se está jugando ahora", apunta.
En el exterior Pero estas elecciones no se juegan solo en Venezuela. Para los países de la región, sobre todo Cuba, son también cruciales. "Voy a sacar a los militares cubanos que hay en las Fuerzas Militares. ¿Cómo voy yo a regalar el petróleo a Cuba? Yo se lo puedo vender y darle facilidades de pago, pero no más", ha manifestado Capriles durante la campaña electoral. Además, el candidato opositor aseguró el jueves que está averiguando la cifra exacta de la deuda que Brasil y Argentina tienen con Venezuela. "Con el gobierno argentino parece que hay una deuda millonaria en términos de los subsidios en materia petrolera", indicó. Capriles ha asegurado que si llega a la presidencia acabará con la "regaladera" de recursos petroleros a países de izquierdas de la región. "Se han regalado alrededor de 70.000 millones de dólares en los últimos años, se acabó la regaladera", zanjó el jueves, en el cierre de campaña.