Seúl. Corea del Norte denegó ayer el acceso de trabajadores surcoreanos al complejo industrial de Kaesong en su territorio, lo que en plena etapa de tensión amplía la incertidumbre sobre el futuro del único proyecto de cooperación intercoreano. Se trata de la segunda vez que Corea del Norte, inmersa en una larga campaña de amenazas a Seúl y Washington, deniega el acceso de surcoreanos al complejo, después de que el 16 de marzo de 2009 bloqueara el paso durante todo el día a raíz de otro episodio de tensión. "No sabemos si, al igual que entonces, el bloqueo de la frontera durará solo un día o si, por el contrario, Corea del Norte lo prolongará", declaró una portavoz del Ministerio de Unificación surcoreano, tras explicar que Seúl formulará hoy la habitual solicitud de acceso diaria mediante una llamada telefónica.

La mayoría de expertos en Corea del Sur creen que el régimen de Pyongyang no prolongará indefinidamente la denegación de acceso a este complejo al sureste del país, ya que supone una importante fuente de divisas para su empobrecida economía. Además, a pesar de la denegación de entradas de surcoreanos, el régimen de Kim Jong-un sí dio ayer el visto bueno al regreso a casa de los empleados del país vecino que trabajan en el polígono. Varios cientos de surcoreanos cruzan cada día la frontera de ida y regreso a este complejo industrial, donde empresas de Corea del Sur fabrican productos desde el años 2004, en virtud de un acuerdo de beneficio mutuo con el Norte.

Hoy se esperaba la entrada en el complejo industrial de Kaesong de 484 trabajadores procedentes de Corea del Sur que finalmente no han podido hacerlo, mientras 446 operarios tenían que cruzar de vuelta desde el Norte, de los cuales finalmente solo 33 han regresado. La representante de Unificación descartó que la drástica reducción del número de regresos a la zona se deba a una imposición del régimen norcoreano y la atribuyó a una decisión de los empresarios de Kaesong, que tratan de seguir operando en sus fábricas con normalidad.

Acción militar El Ministerio de Defensa de Seúl, por su parte, advirtió de que emprenderá una acción militar en caso de producirse amenazas a la seguridad de empleados surcoreanos en el complejo industrial norteño. El ministro de Defensa, Kim Kwan-jin, aseguró que el Ejército surcoreano está preparado para esta hipotética situación y tiene capacidad de destruir en cinco días el 70% de la primera línea fronteriza de las poderosas fuerzas armadas del Norte. En todo caso, Seúl no tuvo constancia durante todo el día de incidencias en Kaesong, que operó con normalidad a pesar de la ausencia de quienes no pudieron completar su entrada, y no se detectaron indicios de amenazas a la seguridad de los trabajadores surcoreanos.

En el complejo industrial de Kaesong, 123 empresas de Corea del Sur fabrican productos con el trabajo de unos 54.000 obreros norcoreanos, aunque también centenares de empleados y directivos surcoreanos acceden al recinto cada día para diversas labores. Este parque industrial, único proyecto conjunto entre las Coreas desde su época de acercamiento de principios de 2000, proporciona amplios beneficios al Sur capitalista gracias a la extremadamente barata mano de obra norcoreana, con salarios que rondan en muchos casos los 70 dólares al mes. Por su parte, el Norte comunista, que se apropia de parte del escaso sueldo de los empleados y cobra rentas de alquiler a las firmas de Kaesong, obtiene importantes divisas que le ayudan a paliar la acuciante situación de escasez económica en la que se halla inmerso desde los años 90. La denegación de la entrada de surcoreanos a Kaesong no ha sido del todo inesperada, ya que el sábado Corea del Norte ya amenazó con cerrar el complejo.