París. En el juicio que se está celebrando en París contra diez miembros de ETA, entre ellos cuatro exjefes del aparato militar, el fiscal consideró ayer que Garikoitz Aspiazu Rubina, Txeroki, es un disidente de la línea oficial de ETA. El representante del Ministerio Público llegó a esta conclusión tras el alegato leído por Txeroki al inicio del juicio, cuando reconoció el daño causado por la banda pero solo a "las víctimas colaterales" de sus atentados. Una declaración que, a juicio del fiscal Jean-François Ricard, supone una "marcha atrás" y "son de una línea distinta a la línea oficial de ETA".
La sesión de ayer en el Tribunal de lo Criminal de París, que juzga el secuestro en agosto de 2007 en el suroeste de Francia de una familia guipuzcoana que estaba de vacaciones para robarle su furgón y convertirlo en un coche bomba, comenzó de nuevo con polémica. Cuando el fiscal iba a iniciar su requisitoria, en la que iba a solicitar las penas para cada uno de los procesados, estos dieron la espalda al tribunal, cuyo presidente decretó de inmediato su expulsión.
"Entiendo que no quieran escuchar cosas que molestan", aseguró Ricard. Agregó que "los que estaban en el banquillo no se han movido un milímetro" de su actitud de "extremismo completo". Antes de ser expulsados, una de las encausadas, Itziar Plaza, leyó una declaración para denunciar el archivo por la Fiscalía de Toulouse de la investigación por el caso del miembro de ETA Jon Antza, que murió en mayo de 2009 en un hospital de Toulouse. Todos los acusados vestían en ese momento camisetas con mensajes referidos al fallecido.
En su intervención, el fiscal expuso que, mientras otros miembros de ETA han reconocido a todas las víctimas, "aquí nada". "Su posición es totalmente inaceptable" en democracia, subrayó, y puso en duda la franqueza de los procesados cuando defienden la voluntad de la banda de lanzar un proceso de paz: "¿Por qué no lo hicieron cuando estaban al frente de ETA?".