BILBAO. Joseba Urrosolo Sistiaga (Donostia, 1959) permanece entre rejas desde 1992 por varios asesinatos y los secuestros de los empresarios Emiliano Revilla y Diego Prado de Colón. Primero cumplió condena en Francia y en 2001 fue trasladado a prisiones españolas donde, en principio, tendrá una reclusión de treinta años. Ha pasado por varias cárceles del Estado español hasta que en marzo de 2010 volvió a pisar Euskadi, para recalar en la ya desaparecida prisión de Nanclares. Actualmente el que fuera responsable del comando Madrid en la década de los 80 está recluido en la cárcel de Zaballa, también en Araba, junto con Carmen Gisasola, Kepa Pikabea, Rafael Caride y otros presos de la denominada vía Nanclares, críticos con ETA. Su primera expresión crítica contra la organización en la que militó tuvo lugar tras el asesinato, en 1997, del concejal del PP de Ermua Miguel Ángel Blanco. Pocos años después notificó su abandono de la banda y más recientemente condenó la violencia, reconoció el daño causado y pidió el perdón a las víctimas. Esta actitud le ha enfrentado a sus antiguos compañeros tanto dentro como fuera de la prisión. Urrosolo insiste en reclamar a ETA su disolución y "cierre real y ordenado" y censura la utilización de los presos por parte de abogados ligados a la izquierda abertzale que impiden que se acojan a la reinserción si no hay una "salida integral".

Quince meses desde el anuncio de ETA de abandono de la violencia y la situación de los presos sigue igual.

Igual no. Supone un año más de cárcel para muchos que podían estar en sus casas, otro año de oportunidades perdidas para afrontar este tema con más sensatez de lo que se está haciendo hasta ahora.

La situación no cambia, ¿por la actitud de los presos de ETA o por la del Gobierno español?

Por ambas cosas. Los que controlan el mundo de los presos siguen empeñados en plantear la solución dentro de un acuerdo político que ahora llaman integral. En otras palabras, pretenden conseguir con una ETA derrotada el acuerdo político que no pudieron con ETA en activo. Y mientras tanto los presos a esperar. El Gobierno español está cómodo en esta situación, escenificando el final de ETA a su manera. Pero creo que, aunque eso se vea bien desde Madrid, aquí no facilita la recuperación de una convivencia normalizada.

¿ETA tiene que disolverse y desarmarse para que Madrid mueva ficha en política penitenciaria?

Al margen de que ahora esa sea la posición del Gobierno español, la realidad es que la continuidad de lo que queda de ETA no aporta nada positivo, solo supone un lastre. Es inaceptable que jóvenes de Segi o de la kale borroka pasen a la clandestinidad para ser detenidos con cargos más graves por pertenencia a una organización de la que nuestra sociedad solo espera que desaparezca. Por no hablar de las ocurrencias de algunos que plantean desde sus despachos la continuidad de una ETA civil, sin decir si ellos estarían dispuestos a pasar a la clandestinidad para mantenerla en funcionamiento.

¿Es posible el desarme y la disolución unilateral por parte de ETA?

Creo que en las circunstancias actuales es lo que deben hacer, escenificar un cierre real y ordenado. El desarme no es un problema, tampoco habrá tanto para desarmar. Lo importante es tomar la decisión de hacerlo y sobre todo la mentalidad con la que se plantee ese final. Según cómo se haga se facilitará un acuerdo entre los grupos políticos vascos para buscar soluciones en términos de recuperar la convivencia o seguiremos como hasta ahora.

¿Por qué cree que los presos de ETA, los del EPPK, no aceptan la reinserción que les plantea el Gobierno español?

Están esperando a la resolución de Estrasburgo sobre la doctrina Parot. Si ésta se revoca, que parece lo más probable, se escenificará como una victoria. No sabemos cómo gestionará el Gobierno español esta situación. Pero la cuestión es que, en el mejor de los casos, empezarán a salir los presos que sin doctrina Parot ya han cumplido el total de sus condenas. Esto afecta a un grupo de presos que antes tenían redenciones pero no a todos. Hace años que dejaron de dar redenciones y los que están con el Código Penal nuevo tampoco las tienen. El mismo Unai Parot no tenía redenciones cuando le aplicaron la doctrina y a los 30 años de condena le sumaron otros once por un posterior sumario estando en la cárcel.

¿Es sostenible en el tiempo esta posición?

Por desgracia creo que sí, que se puede alargar en el tiempo si se sigue dando prioridad a las escenificaciones en lugar de a una solución realista de los problemas. Y, además, puede quedar como un problema marginal y enconado que afecta a un sector minoritario de una sociedad que vive en otra historia.

Por lo que usted ve y le llega, ¿cree que la mayoría de los presos están de acuerdo con la consigna recibida?

Creo que se mueven en un mar de contradicciones. A muchos la doctrina Parot no les afecta. Tienen largos años de condena que están cumpliendo en su totalidad cuando saben que podían estar saliendo antes de la cárcel. Pero con el paso del tiempo las cosas se están complicando. Por ejemplo, el que lleva 28 años de cárcel, le quedan dos para terminar y no tiene un entorno favorable para replantearse su situación. Así que para lo que le queda seguirá hasta el final como hasta ahora. Los que están al lado le tendrán de referencia y seguirán esperando.

La salida de los presos ¿será individualizada o colectiva?

Lo que no se puede es seguir jugando con esos conceptos. Es como si un parado no pudiera empezar a trabajar mientras no hubiera una solución colectiva que diera trabajo a todos los parados. Además, desde la amnistía del 77 hasta ahora, salvo los presos de ETApm en el 82, los centenares de presos que han salido lo han hecho de forma individualizada, en función de la condena que tenía cada uno o de la fianza que le ponían. Así que lo lógico sería que los exiliados que legalmente pueden volver regresaran a sus casas, que los presos que reúnen los requisitos solicitaran permisos de salida y los terceros grados. Esto facilitaría una solución también para el resto de presos y exiliados.

Estos días hemos tenido la noticia de la salida de prisión en Francia de Argi Perurena, hasta hace poco portavoz del Colectivo de Presos, que ha aceptado las condiciones impuestas para su libertad condicional, entre ellas la de llevar una pulsera electrónica.

Me alegro. Otros presos de Iparralde también han salido en libertad condicional. El problema es que los comisarios políticos no permiten en las cárceles españolas que los presos planteen su salida como lo ha hecho Argi. Para un preso de Iparralde es más fácil hacerlo porque allí la mentalidad es más avanzada, es diferente.

¿Cómo valora que los portavoces del Colectivo de Presos hayan pedido un permiso de salida para acudir al Foro Social organizado por Lokarri?

Me parece poco serio hacer propuestas de esas que no son más que escenificaciones de cara a la galería. Es increíble que a estas alturas anden pidiendo un permiso de salida con escolta policial para solo seis presos, a los que saben de antemano que por sus circunstancias no les van a dar, cuando hay cantidad de presos que podían estar saliendo regularmente de permiso sin necesidad de escolta policial y no lo hacen porque los comisarios políticos siguen diciéndoles que aún no pueden solicitarlos.

¿Qué valoración hizo de las declaraciones de ETA en el juicio de París disculpándose del daño causado a las "víctimas sin responsabilidad en el conflicto"?

Me pareció una mala copia de una parte de la declaración del IRA, fuera de lugar y fuera de contexto. El IRA no lo hizo ante un tribunal ni el contexto era el mismo. Además, no es ninguna novedad ya que, salvo excepciones que algún día habrá que aclarar para restablecer la verdad a sus familiares, ETA ya se disculpaba en sus comunicados por las víctimas que consideraba como un error o que no debían haberlo sido.

Así y todo, hay quien ha valorado esa declaración como un paso positivo.

En mi opinión supone dos pasos para atrás. Ahora que se empiezan a dar encuentros, actos de recuerdo a todas las víctimas, no se puede volver a hablar en esos términos. ¿A qué viene en este contexto hacer esas diferencias entre víctimas cuando de lo que se trata es de reconocer y repara el sufrimiento injusto causado a todas las víctimas? Y me parece otro paso atrás que Bildu enviara una delegación al juicio para dar cobertura política a ese tipo de declaraciones.

¿Cómo valora los encuentros que dirigentes de Bildu han mantenido con algunas víctimas?

Como algo positivo en lo que hay que profundizar. Porque una vez que estás con ellas, ¿qué les dices?, ¿qué les reconoces como víctimas? Eso ya lo hicimos cuando atentamos contra ellas. Ahora es tiempo de replantear lo que hicimos, de llevar la reflexión a lo que no tenía que haber ocurrido, de poner en cuestión la mentalidad con la que anteponíamos nuestros objetivos políticos a la dignidad de las personas. Es como cuando hablamos de la tortura, sería un paso que se reconociera que fueron torturados. Pero no avanzaríamos mucho si no se pusiera en cuestión la tortura o se justificara en los casos en los que el torturado tuviera responsabilidades en el conflicto.