Antes y después de Hugo Chávez. Así se entiende la historia de Venezuela desde que el militar izquierdista, discípulo de Simón Bolívar, ferviente creyente y amante del béisbol llegara al poder en enero de 1999. Todo comenzó a gestarse siete años antes, la madrugada del 4 de febrero de 1992, cuando un desconocido Hugo Rafael Chávez Frías (Sabaneta, Barinas, 1954), teniente coronel de paracaidistas, encabezó un fallido golpe de Estado contra Carlos Andrés Pérez. Fracasó, pero despertó la conciencia de un pueblo que llevaba demasiado tiempo en el olvido. "Lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados", manifestó en un mensaje retransmitido por televisión. Dijo "por ahora" y acertó.

"En aquel momento, la sociedad venezolana estaba harta del bipartidismo de Acción Democrática -socialdemócrata- y Copei -socialcristiano-, partidos que originalmente tenían un compromiso con las clases populares pero que se fueron aislando en el poder, que desconocían la realidad de la gente. Cuando apareció Chávez, la gente no sabía si eran personas de izquierdas o qué perseguían, pero se sintió atraída", recuerda Javier Elechiguerra, uno de los abogados que representó al fallecido presidente en aquellos tiempos. Elechiguerra, quien fuera procurador general durante el primer año de gobierno chavista, se reunió con los cinco comandantes a cargo de las operaciones en aquel golpe -Hugo Chávez, Francisco Arias Cárdenas, Yoel Acosta Chirinos, Jesús Urdaneta y Miguel Ortíz Contreras- retenidos en el cuartel militar de San Carlos a finales de febrero.

"Mi percepción fue que eran militares preocupados por la situación del país, por la pobreza, que en aquel momento no pensaban tomar el poder para ejercerlo; de hecho, había civiles implicados", asegura. Los líderes golpistas estuvieron encerrados durante dos años en la cárcel de Yare; mientras, en la calle, Chávez ganaba adeptos y comenzó a formarse una red de líderes sociales y políticos de izquierdas que percibieron esta conexión y pensaron que era la figura que necesitaban. Sin embargo, al recobrar la libertad, gracias a la amnistía que le otorgó el presidente Rafael Caldera, Chávez huía del sistema establecido y pedía la abstención.

Finalmente pasó por las urnas en 1998, y ganó. En sus 14 años de gobierno ha superado casi un proceso electoral por año entre comicios presidenciales, legislativos, referéndums revocatorios y consultas constitucionales. Ha perdido solo uno, en 2007, cuando impulsó una Carta Magna de corte socialista que fue rechazada por algo más de la mitad de los venezolanos. Chávez había declarado su intención de permanecer en el poder 20 años, hasta 2019. La oposición no ha logrado derrotarlo, pero sí la enfermedad. Apenas dos meses después de ganar sus últimas elecciones presidenciales, voló a La Habana para someterse a su cuarta intervención quirúrgica. Nunca más se le volvió a ver.

Legado político Chávez deja huérfana Venezuela. En los últimos 14 años, todo ha girado en torno a él en el país. Deja como herencia un pueblo políticamente comprometido pero también partido en dos. Su llegada al poder supuso el empoderamiento de millones de venezolanos que, por primera vez, se sintieron protagonistas de los acontecimientos políticos del país, pero la radicalización del mandatario dejó fuera de combate a sus críticos. Presidente y comandante, líder de un gobierno cívico-militar, Chávez impulsó cambios radicales en Venezuela: promulgó una nueva Constitución, nacionalizó amplios sectores de la economía y lanzó masivos planes sociales de salud, alimentación y vivienda financiados gracias a los ingresos petroleros -el barril de crudo pasó de 16 dólares en 1999 a 105,3 en 2012-. Chávez creó las llamadas misiones, programas sociales que han sido los pilares de su mandato y que han mejorado los indicadores sociales. El país se declaró libre de analfabetismo, la pobreza se redujo del 49 al 27%, mientras que la pobreza extrema pasó del 25 al 7%. Sin embargo, Venezuela enfrenta otros problemas sociales como el de la inseguridad, con más de 19.000 asesinatos cada año.

Junto con la criminalidad y la polarización política del país, su gestión económica ha sido uno de los aspectos peor gestionados por el gobierno y más criticados. Chávez impulsó un modelo económico que incluyó expropiaciones, nacionalizaciones, regulación de precios y el control de cambios, lo que convirtió su relación con el sector privado en una polémica continua. Venezuela crece al 5%, pero arrastra problemas de productividad, una altísima inflación y una dependencia absoluta del petróleo.

Su personalidad Inteligente, culto, dramático, espontáneo, imprevisible, pero sobre todo carismático. Hasta sus opositores reconocen que el mandatario era un hombre simpático que conectaba con la gente. Chávez era conocido por sus maratonianos discursos, algunos de los cuales han llegado a durar hasta siete horas, en los que tan pronto se ponía a cantar como a llorar. Su programa dominical Aló Presidente era su espacio para hablar directamente con el pueblo.

Se concibió para que el presidente atendiera llamadas telefónicas de venezolanos que le expresaban sus inquietudes o le hacían peticiones. Posteriormente se convirtió en un espacio en el que el mandatario lanzaba proclamas contra sus "enemigos", Estados Unidos en particular, anunciaba medidas o daba órdenes en directo a sus ministros. Se sabía cuándo comenzaba, a las 11.00 horas, pero nunca cuándo iba a acabar. Solía durar seis horas; su récord está en ocho.

Fiel a su estilo militar, su forma de gobernar, personalista y autoritaria, despertaba pasiones. Sus fieles adoraban su figura, mientras que en sus adversarios infundía odio. De vocabulario épico e incendiario, le gustaba comparar su revolución a la lucha independentista de Bolívar y enfrentó golpe tras golpe en este proceso. La crispación política y social se materializó en huelgas, manifestaciones, el golpe de Estado que lo sacó del poder durante dos días y el paro petrolero que casi quiebra el país.

Elechiguerra lo define como una persona audaz, capaz de dirigir Venezuela, "pero un proyecto político no lo puede llevar un solo hombre, tiene que llevarlo un equipo y, sobre todo, tiene que tener sentido crítico", opina. Y esto ha faltado. "Durante el año que trabajé con él le decía lo que a mi juicio funcionaba mal y él me aceptaba lo que le decía, pero había una gran cantidad de ministros que le tenían como miedo. Creo que han sido muy complacientes con él y muchas veces lo mejor que puede hacer un colaborador tuyo es criticarte", manifiesta.

En su andadura, Chávez perdió también importantes aliados, entre ellos su mano derecha, Luis Miquilena. Pero los que más le han dolido, a juicio de Elechiguerra, "han sido sus compañeros de armas, que en algún momento se pusieron en su contra porque decían que había defraudado al proyecto, pero la mayoría ha vuelto luego con él". Este es el caso de Francisco Arias Cárdenas, que tras quedar en libertad fue electo gobernador de Zulia. Tras un paréntesis en el que se pasó a la oposición, el excompañero de armas del mandatario volvió a las filas del chavismo y encabeza de nuevo la gobernación de su estado. El futuro del chavismo es hoy una incógnita. Pero sí hay una certeza: Venezuela no será la misma de los últimos 14 años.