QUITO. En las elecciones presidenciales de Ecuador solo existe una duda: si el actual mandatario conseguirá la reelección en primera vuelta -17 de febrero- o segunda -7 de abril-. Según los sondeos, Rafael Correa ganará mañana los comicios por amplia mayoría, gracias a sus altos niveles de popularidad y a una oposición que no ha logrado hacerle sombra. Siete candidatos se enfrentan al presidente ecuatoriano, entre ellos dos antiguos aliados: Alberto Acosta, expresidente de la Asamblea Constituyente que aglutina a varios grupos de izquierda desencantados con el mandatario, y Norman Wray, del movimiento Ruptura.
Entre los aspirantes a la presidencia se encuentran también otros dos veteranos de la escena política y económica ecuatoriana: el exbanquero Guillermo Lasso y el expresidente Lucio Gutiérrez. Para no ir a segunda vuelta, Correa necesita al menos la mitad de los votos válidos más uno o contar con más del 40% y una diferencia de diez puntos sobre el segundo más votado. Según los sondeos, el mandatario cuenta con una ventaja de entre 30 y 50% sobre su inmediato seguidor, Guillermo Lasso.
Las miradas, por tanto, se centran en la Asamblea Nacional, ya que mañana también se celebran elecciones legislativas. Correa espera obtener la mayoría absoluta, un poder del que no ha gozado hasta ahora y que le ha impedido aprobar algunas leyes como la de medios de comunicación. Para ello, el mandatario ha insistido en pedir a sus seguidores que voten por la lista completo de su partido, Alianza País (AP), a la Asamblea, donde están en juego 137 escaños.
El Gobierno de Correa Este economista de izquierdas de 49 años, educado en Bélgica y Estados Unidos, llegó al gobierno en 2006 apoyado por organizaciones sociales e indígenas promoviendo una revolución ciudadana. Y con él llegó el cambio, aunque existen claroscuros. Impulsó la redacción de una nueva Constitución de corte social, ha invertido en infraestructuras -se han construido 7.000 km de carreteras, se trabaja en una línea de metro en Quito y un nuevo aeropuerto para la capital y están en proceso ocho centrales hidroeléctricas-, ha multiplicado por tres el presupuesto en Educación y Salud, ha subido el salario básico de 292 a 318 dólares, ha promovido subsidios como el Bono de Desarrollo Humano -cincuenta dólares al mes que reciben dos millones de personas- y ha creado el Banco del Instituto de Seguridad Social que otorga créditos inmobiliarios a bajos intereses, además de instaurar un bono de 5.000 dólares para vivienda.
Para alimentar esa maquinaria, Correa necesita mucho dinero. En cinco años ha hecho diez reformas tributarias que han aumentado los ingresos fiscales un 136%, ha renegociado contratos petroleros -el 60% de las exportaciones; en 2012 exportó más de 112 millones de barriles- y de China ha logrado 21.000 millones de dólares en créditos a cambio de contratos en infraestructura, petróleo y minería.
Al llegar al poder, el mandatario dio un golpe de timón al país para alienarse con Venezuela, con un enfoque centrado en América Latina y en contra de los tratados de libre comercio. Sin embargo, sus rivales le acusan de anteponer su ideología a los intereses del país -la inversión directa extranjera ha caído 25%-, al tiempo que aseguran que ha cambiado la dependencia de EEUU por la de China. No es la única crítica que recibe. Su forma de gobernar -personalista, autoritaria, impulsiva- le ha granjeado enemigos y le ha hecho perder aliados, entre ellos los grupos indígenas y algunas de las organizaciones sociales que le auparon a la presidencia. Sus rivales en las elecciones le acusan de interferir en otros poderes del Estado, en particular el Judicial, ha tenido que hacer frente a casos de corrupción que afectan a su entorno y su enfrentamiento con los medios de comunicación privados es cada día más acusado. En contraste, ha impulsado la creación de medios públicos, que utiliza para hacer propaganda de su Gobierno.
La prensa de la oposición ha denunciado la falta de transparencia en la contratación y manejo del dinero público entre ministros, familiares y personas cercanas a Correa. Asimismo, en su último informe, Transparencia Internacional colocó a Ecuador en el puesto 118 de 176 países. El último escándalo ha sido el falso título de economista del Pedro Delgado, presidente del Banco Central y primo del mandatario. Sectores de la izquierda, entre ellos el candidato Alberto Acosta, uno de los fundadores del movimiento Alianza País, denuncian que unos pocos están haciendo grandes fortunas a costa del gobierno. "Hay un documento del gobierno que dice que nunca antes los grupos más poderosos han estado mejor. Ha habido mucha inversión social y obras, pero el grueso de la tajada ha sido para los grandes", señala.