Washington. En plena polémica por el uso de aviones no tripulados (drones) en terceros países, John Brennan se sometió ayer a una batería de preguntas en el Senado estadounidense durante la sesión de su confirmación como nuevo director de la CIA. El principal asesor del presidente en la lucha antiterrorista y su elegido para dirigir la agencia de inteligencia ha sido el principal arquitecto de esta guerra clandestina que comenzó en 2009, con la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca. Brennan, profundo conocedor de los servicios secretos de Estados Unidos, a los que ha estado ligado toda su carrera, fue jefe de la oficina de la CIA en Riad y tuvo un papel clave en las negociaciones para establecer una base secreta de aviones no tripulados en Arabia Saudí, desde donde parten actualmente los drones para atacar a supuestos terroristas en Yemen.
Según el diario The New York Times, Brennan fue quien hizo sonar las alarmas dentro de la administración Obama sobre la amenaza que se desarrollaba en Yemen. Los medios estadounidenses han dado a conocer esta semana la existencia de esta base secreta, que se utilizó por primera vez para matar en septiembre de 2011 a Anwar al Awlaki, clérigo nacido en Estados Unidos y conocido por ser uno de los líderes de Al Qaeda en la Península Arábiga. Tanto The New York Times como The Washington Post conocían desde hace tiempo esta información, pero la CIA les pidió no divulgarla con el argumento de que revelar este dato podría poner en peligro la integridad de la base. Sin embargo, el diario neoyorquino decidió romper ese pacto el pasado martes, a lo que se sumó después la competencia.
El uso de drones está cada vez más en entredicho por las denuncias sobre la muerte de cientos de civiles en Pakistán, Yemen y Somalia, así como por la falta de transparencia del programa. Estas denuncias han llevado a Naciones Unidas a abrir una investigación. Sin embargo, el martes, la Casa Blanca daba a conocer unos memorandos gubernamentales en los que justificaba los ataques con aviones no tripulados incluso sin pruebas de un acto terrorista inminente.
"Llevamos a cabo esos ataques porque son necesarios para mitigar las amenazas reales en curso, detener complots, prevenir futuros ataques y salvar vidas estadounidenses", indicó al respecto el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, en su rueda de prensa diaria. Asimismo, justificó los ataques a ciudadanos estadounidenses sospechosos de terrorismo, al calificarlos de "legales, éticos y sensatos". "La condición de que un líder de operaciones presente una amenaza inminente de un ataque violento contra Estados Unidos no requiere tener una prueba de que un ataque específico contra personas o intereses estadounidenses tendrá lugar en el futuro inmediato", manifestó Carney.
Estas explicaciones tuvieron lugar después de que un grupo de 11 senadores que pidiera por carta a Obama que revelara los supuestos bajo los que se aprueban ataques de aviones no tripulados cuando se trata de ciudadanos estadounidenses. Ayer, horas antes de la sesión de confirmación de Brennan, el Comité de Inteligencia del Senado recibió los memorandos clasificados. Sin embargo, varios ex militares y funcionarios de inteligencia, entre los que se incluyen al general Stanley A. McChrystal y al exdirector de la CIA Michael V. Hayden, han mostrado su preocupación por que las operaciones en Pakistán y Yemen se están dirigiendo cada vez más hacia militantes de bajo nivel que no representan una amenaza directa para Estados Unidos. "Incluso con Al Qaeda hay grados. Alguno de estos militantes que pierden la vida acaban de ser reclutados y no saben lo que significa el terrorismo", asegura Naji al Zaydi, ex gobernador de la provincia yemení de Marib a The New York Times.
Además, los expertos también ponen en duda la efectividad de los drones por el fuerte rechazo que generan en la población local. Según McChrystal, estos ataques han contribuido a "una percepción de arrogancia estadounidense". Sin embargo, Brennan defiende enérgicamente esta guerra clandestina contra el terrorismo y rechaza que haya contribuido a dañar la imagen de Estados Unidos en Yemen o de que se hay convertido en un instrumento de reclutamiento para Al Qaeda.
Las víctimas Los ataques con aviones no tripulados en Yemen comenzaron en 2009, y desde entonces se han llevado a cabo al menos 63 ataques aéreos, de acuerdo con The Long War Journal, un sitio web que recopila los datos públicos sobre los ataques con drones. En este país, donde los ataques se intensificaron en 2012, han sido abatidos cerca de 200 supuestos terroristas y 35 civiles. Y este año han tenido lugar al menos cinco ataques con un saldo de 24 muertos. Uno de los casos de muerte de civiles más emblemática en Yemen fue la del clérigo Salem Ahmed bin Ali Jaber, que el pasado agosto se dio a conocer al pronunciar un discurso contra Al Qaeda en su mezquita del pueblo de Khashamir, en el este del país.
Dos días después, tres miembros del grupo terrorista llegaron a la mezquita con la intención de hablar con Ali Jaber. Él acordó reunirse con ellos y pidió a un primo, oficial de policía, que le acompañara para protegerle. Cuando los cinco hombres estaban discutiendo, un dron estadounidense acabó con sus vidas. El Pentágono y la CIA han llevado a cabo además 300 ataques con drones en zonas tribales de Pakistán, con el resultado de unas 2.500 víctimas, entre ellas centenares de civiles.