EL CAIRO. La oposición egipcia dio ayer un paso atrás en la posibilidad de iniciar un diálogo con las autoridades islamistas para resolver la crisis en Egipto e instó a continuar las protestas contra el dominio de los Hermanos Musulmanes en la escena política. En un comunicado, el Frente de Salvación Nacional (FSN), la principal alianza opositora no islamista, rechazó participar en un diálogo "antes de que cese el derramamiento de sangre y se pidan cuentas por él", y de que el gobierno responda a sus demandas.

Además, adelantó que va a insistir en las protestas para reivindicar el derrocamiento del "régimen autoritario" del presidente egipcio, Mohamed Mursi, y acabar con la hegemonía de los Hermanos Musulmanes en el poder, por lo que hizo un llamamiento a los egipcios a manifestarse "pacíficamente" en todas las plazas del país "en defensa de la dignidad del ser humano". De esta manera, el FSN reaccionaba tras los disturbios que se desencadenaron en torno al Palacio Presidencial, donde un joven murió y 78 personas resultaron heridas en los enfrentamientos entre manifestantes y la policía. Ante la violencia policial en esos sucesos, la coalición opositora solicitó llevar ante la justicia a Mursi y a otros responsables por "el asesinato y la tortura" de manifestantes.

"Pedimos una investigación judicial neutral sobre el asesinato, la tortura y las detenciones ilegales, y presentar a todos los responsables de esos delitos ante un tribunal justo, empezando por el presidente de la República, el ministro del Interior y todos los implicados en estos crímenes", apuntó. Recordó que "los ciudadanos y el mundo siguieron ayer las acciones de violencia en el Palacio Presidencial, que fueron acompañadas de declaraciones de dirigentes de los Hermanos Musulmanes, quienes acusaron al pueblo egipcio y a las fuerzas revolucionarias pacíficas de instigar a la violencia". A juicio de la alianza opositora, "estas declaraciones descubrieron las intenciones hostiles del régimen hacia el pueblo y las fuerzas de la oposición" y confirman la práctica de la violencia injustificada.