Vitoria. Fiscalidad para financiar el Estado de Bienestar, paz y convivencia, modelo socialdemocráta para una sociedad en crisis, modelo de partido... son temas sobre los que hacen propuestas el grupo de militantes y cuadros del PSE alavés que en el Congreso de febrero planteará su alternativa a la actual dirección de Txarli Prieto. El jueves presentarán estos documentos que han sido elaborados entre militantes y simpatizantes durante los últimos meses, como un paso más en ese modelo de liderazgo compartido que predican. La siguiente cita en la agenda, la designación de delegados para el Congreso de Euskadi y la elaboración de listas para el alavés, primarias y listas abiertas mediante.

¿Críticos, renovadores, alternativa...?

Quiero combatir la idea de que nosotros somos un afluente del PSE de Álava; somos parte del cauce principal en el que queremos ayudar a encauzar un proyecto mayoritario frente a los desmanes del PP.

Hace tres semanas presentaban el manifiesto ‘Valores para la regeneración del socialismo alavés’ y daban carta de naturaleza pública a su alternativa de cara al Congreso alavés del PSE. Hablaban en ese documento de una crisis de valores en el partido en Álava...

Hablamos de la regeneración del socialismo en valores. Eso no es plantear una enmienda de totalidad al pasado del socialismo alavés. Es preciso hacer del partido la causa y la casa común de la izquierda. Planteamos cosas concretas como incrementar la transparencia con rendición de cuentas ante la militancia, debate crítico versus autocomplacencia, la participación... Si queremos que el partido sea la pista de aterrizaje de la izquierda, debemos aparecer como un partido abierto, plural, que también predica el pluralismo hacia dentro.

No plantearán una enmienda de totalidad al pasado del PSE alavés, pero una de las críticas que se les ha hecho es que son una iniciativa “ajena” al partido.

A mí no me es ajeno nada de lo que ocurre en el Partido Socialista. Si queremos que en torno al Partido Socialista se articule un proyecto mayoritario de izquierdas que incorpore a los cooperantes, los movimientos sociales, los indignados, los progresistas alaveses, la gente que se ha quedado descabalgada de proyectos como Aralar, a los sindicalistas, ecologistas, intelectuales... no podemos aparecer ante ellos con que dentro del propio socialismo, lo que defienden los compañeros nos resulta ajeno. Pensar que todas las respuestas están en el himno de La Internacional es pensar que la sociedad es en blanco y negro.Pensar diferente no es una crisis, es una riqueza en un partido que ha sido capaz de sintetizar los valores de gente que se ha incorporado al partido, como Fernando Buesa, procediendo de la socialdemocracia o del PCE, como es el caso del actual secretario general.

Habla de pluralidad ¿qué pasa el 18 de febrero, tanto si gana su opción como si pierde?

El hecho de tratar de cambiar la fisonomía del partido, poner todo eso en la agenda del PSE, es ya una declaración de intenciones para todos los progresistas alaveses. Y estar en esta dinámica traslada a la sociedad que el PSE en Álava no está muerto, que ha tenido tres reveses electorales, ha elaborado un diagnóstico correcto y quiere proponerse ante la sociedad desde nuevas claves.

Respecto a ese objetivo de abrir el partido a la sociedad, parece contradictorio con su discurso o el documento que presentaban en el Europa, que se centra en el funcionamiento interno del partido.

El orden de esta ecuación es ideas e instrumento. El PSOE ha sido útil a la sociedad española, pero ahora hay una crisis sobre la utilidad de la política. La conclusión a la que ha llegado nuestro secretario general Patxi López es que somos un “viejo partido” que se ha convertido en un “partido viejo” y que hay que modernizarlo.

¿Cómo se compagina lo de modernizar un “partido viejo” con que las mismas personas vayan a seguir liderando el PSE vasco, a tenor de lo que se ha ido avanzando?

Hemos tenido la oportunidad con el Gobierno de Patxi López de ver que hay otro modelo de encarar la crisis por encima del mantra establecido por el PP de los recortes y de la destrucción del sistema de bienestar social. Por eso destacamos desde Álava que Patxi López es el referente del socialismo vasco y español más importante en estos momentos; esa continuidad es la continuidad de un modelo de éxito en Euskadi, donde los recortes se han acotado y que ha planteado el principal reto del país para el mantenimiento del Estado de Bienestar, que es modificar el sistema fiscal. Hay una ecuación: un país, un fisco. En Euskadi tenemos un país y tres ciscos. Estamos gestionando una fiscalidad definida con los parámetros de cuando crecíamos al 3 o al 4%.

Presentan esta semana una serie de documentos de trabajo, ¿qué propuestas plantean en torno a este tema de la fiscalidad?

Cuestiones, como la que ha recogido el PP que se puso en marcha en Irlanda, del named and shamed, de publicar las listas de defraudadores; o que los euros de las nóminas no tributen al 30% y los de la especulación, de las Sicav o las herencias tributen al 1% o al 10% en nuestro país. Se trata de hacer de la fiscalidad una herramienta de igualdad.

Otro de los documentos versa sobre la socialdemocracia ante la crisis, ¿qué proponen?

Hay que romper tabúes, porque el objetivo es el mantenimiento del Estado del Bienestar y si no somos capaces de articular una mayoría suficiente en el entorno del Parlamento Vasco y hablar en clave de izquierda-derecha, será realmente difícil neutralizar las políticas de derechas. Se abre una etapa interesante y muy ilusionante en la nueva legislatura en la que en torno a las izquierdas se pueden nuclear coincidencias programáticas. Y otra cosa a este respecto. Se está planteando un escenario muy determinista y catastrofista: que la socialdemocracia europea y mundial no tiene respuestas. Yo como alavés me rebelo ante un escenario que me indica que tengo que esperar a que la socialdemocracia se arregle para poner en marcha el proyecto de izquierdas en Álava. Al contrario, creo que haciendo un partido socialista en Vitoria, en Álava mejor, hacemos un partido en Euskadi mejor, un PSOE mejor y una socialdemocracia mejor.

Este planteamiento ¿camina en el sentido del escenario que plantea Urkullu de cierta apertura sobre el debate fiscal y de los acuerdos del PSE sobre esta materia con Bildu en Gipuzkoa?

Hay dos ámbitos. El de la izquierda de dar respuestas a los damnificados de la crisis, al ataque al Estado de Bienestar y a los servicios públicos, y donde haya coincidencias programáticas yo creo que tiene que estar el Partido Socialista. Obviamente, no se le escapa a nadie, hay otro ámbito, el de la paz y la convivencia democrática y ahí hay que seguir exigiendo a Bildu de forma permanente el reconocimiento del daño causado para elaborar un relato en base a la memoria, la reparación y la justicia. No son incompatibles ambos ámbitos: si es necesario trabajar por la memoria, también lo es por todos los que se quedan en la cuneta de la crisis.

Por cierto, oyéndole hablar sobre la parálisis de la socialdemocracia, no parece encajar mucho su discurso con lo que dicta Ferraz...

Es tiempo de dejar de lamernos las heridas a ese respecto. El PSOE tiene un responsabilidad en la forma en que los poderes públicos dieron respuesta a la crisis, primero negándola y después iniciando las primeras decisiones de reforma laboral, por ejemplo. Pero no nos podemos permitir el lujo de estar mucho tiempo en el diván del psicoanalista sin dar respuesta a la gente; porque lo que está en cuestión es si somos útiles o no para hacer frente a los problemas de la sociedad.

Mirando ya a la cita del 17 de febrero y con la experiencia del Congreso extraordinario de enero, ¿con qué perspectivas afronta el próximo Congreso?

Lo importante de lo que está ocurriendo en Álava es que está sobre la mesa el debate sobre la regeneración del Partido Socialista, frente a los que dicen si esto es una cosa de personas... Es algo personal pretender transformar el partido ante la sociedad, porque en Álava se dan las concidiciones para que una amplia mayoría de izquierdas presente una alternativa solvente frente a los desmanes de la derecha. Fernando Buesa en su día planteó una rebelión cívica contra los excesos del nacionalismo y aquello sacudió muchas conciencias. Hoy, desde el PSE y desde Álava debemos reclamar una rebelión democrática contra los excesos del capitalismo y la derecha y reclamar el valor del concepto republicano de la rebeldía y el compromiso.

¿Cómo?

Es hora de abrir el partido, reclamando transparencia, la ética de la austeridad, acabar con las duplicidades, vencer una esclerosis que hace no reparemos que un senador come un menú por tres euros en el Senado subvencionado y el albañil que está alicatando el baño del Senado está comiendo por diez euros un menú en el bar de enfrente, o los iPad del Parlamento... Ese tipo de situaciones que trasladan la sensación a la gente de que no nos da el mismo aire en la cara porque no vamos a pie de calle. Los políticos no solo tenemos que hacer política, sino dar ejemplo.

¿Cómo ha sido el proceso de debate y elaboración de estos documentos, digamos programáticos?

Hay un modelo leninista de organización, que es que manda uno y obedecen mil, y el modelo de liderazgos compartidos es el que la gente va construyendo el esqueleto ideológico y organizativo del propio partido. Si queremos ilusionar a la sociedad, tenemos primero que emocionar e ilusionar a los afiliados. Eso ha hecho posible que en diferentes centros cívicos de la ciudad se hayan reunido medio centenar de militantes y simpatizantes que han ido elaborando documentos, trabajando de una forma muy abierta y participativa, aportando propuestas desde la base. Esa fórmula de trabajo me parece capital a la hora de reclamar la apertura del PSE en Álava a la sociedad. Tenemos que dejar atrás los estados de ánimo. Está muy bien que uno se sienta indignado y lo respeto, pero está mucho mejor convertir la indignación en acción política, es la hora de la rebeldía y el compromiso ante la que está cayendo. ¿El resultado personal de eso, quién dirija el partido? Yo creo que con estas claves la transformación que se operará en el PSE alavés será formidable.

Defienden las primarias y las listas abiertas, utilizaron esta fórmula para el Congreso de Sevilla y la van a utilizar para las citas vasca y alavesa pero ¿va a estar su candidatura en este proceso?

Yo tengo la voluntad de participar de toda esa transformación bajo cualquier paraguas. Esté donde esté después del congreso o plantee mi candidatura o la plantee cualquier otra persona, eso se habrá hecho con un cómo y un para qué. Eso es lo más importante. Si soy o no la persona más indicada lo debatiremos en los prolegómenos del congreso y lo decidirán los compañeros que han construido esta plataforma. Desde esa perspectiva de liderazgos compartidos, no se trata de generar liderazgos siderales. Ya pasamos por eso con Zapatero y con otros y es el tiempo de los liderazgos compartidos, colectivos y de la diversidad.