CIUDAD DEL VATICANO. El Papa Benedicto XVI señaló, en su mensaje por la XLVI Jornada Mundial de la Paz, que negar el principio del derecho a la vida -con el aborto y la eutanasia- y la estructura del matrimonio entre hombre y mujer -con formas radicalmente distintas de unión-, provoca "una herida grave infligida a la justicia y a la paz". "¿Cómo es posible pretender conseguir la paz, el desarrollo integral de los pueblos o la misma salvaguardia del ambiente, sin que sea tutelado el derecho a la vida de los más débiles, empezando por los que aún no han nacido? Cada agresión a la vida, especialmente en su origen, provoca inevitablemente daños irreparables al desarrollo, a la paz, al ambiente", subraya. En este sentido, precisa que "no es justo codificar de manera subrepticia falsos derechos o libertades", que, "basados en una visión reductiva y relativista del ser humano, y mediante el uso hábil de expresiones ambiguas encaminadas a favorecer un pretendido derecho al aborto y a la eutanasia, amenazan el derecho fundamental a la vida".
A renglón seguido, puntualiza que también la estructura natural del matrimonio "debe ser reconocida y promovida como la unión de un hombre y una mujer, frente a los intentos de equipararla desde un punto de vista jurídico con formas radicalmente distintas de unión que, en realidad, dañan y contribuyen a su desestabilización, oscureciendo su carácter particular y su papel insustituible en la sociedad".
Estos principios, "no son verdades de fe, ni una mera derivación del derecho a la libertad religiosa" sino que "están inscritos en la misma naturaleza humana" y subraya que la acción de la Iglesia al promoverlos se hace "tanto más necesaria cuanto más se niegan o no se comprenden estos principios, lo que es una ofensa a la verdad de la persona humana, una herida grave infligida a la justicia y a la paz". Además, Benedicto XVI defiende "el reconocimiento del derecho al uso del principio de la objeción de conciencia con respecto a leyes y medidas gubernativas que atentan contra la dignidad humana, como el aborto y la eutanasia", por parte de los ordenamientos jurídicos y la administración de la justicia, y concreta que este reconocimiento constituye también "una importante cooperación a la paz".