Vitoria. El tira y afloja que mantienen las administraciones central y vasca sobre el abono de la paga extra de los funcionarios vascos entra en la zona límite. Son horas decisivas para conocer el desenlace de este pulso y los trabajadores públicos -casi 70.000 en Euskadi- admiten que están "de los nervios".
Hoy comienza el paso de esta cuestión por la mesa del Tribunal Constitucional, que tras incluirla ayer en el orden del día de su pleno, ahora debe anunciar antes del jueves -se intuye que será pronto- si admite o no el recurso que presentó el Gabinete Rajoy contra la decisión, "ilegal" dijo, del Gobierno Vasco de contravenirle y abonar esta paga.
Con el reloj apretando, el caso se ha convertido en una partida de ajedrez en la que quien antes mueva gana. Consciente -o al menos convencido- de que una vez que el dinero vaya camino de la cuenta de los trabajadores, nada podrá hacer legalmente el TC para recuperarlo, Patxi López anunciaba a primera hora de ayer que ya había dado "la orden de pago". "Estamos acelerando los trámites", matizaba. Y la puntualización no era baladí porque, aunque el lehendakari saliente esperaba que su equipo pudiera hacerla efectiva ayer mismo, el abono se enredó en su paso por los diferentes departamentos implicados en la liberación de esta partida presupuestaria -que alcanza los 207 millones-, disparando así la inquietud de unos trabajadores que, al cierre de esta edición, aún no las tenían todas consigo.
que acabe este "circo" Fuentes del Ejecutivo explicaban ayer que todo está únicamente pendiente de las cuestiones técnicas derivadas del cálculo de lo que a cada quién le corresponda, y de la firma de los responsables últimos de Función Pública. Preferían no pronunciarse de antemano sobre la decisión que podría tomar el TC, si bien el propio López aseguraba que el pago tiene un perfecto encaje legal e incluso confiaba en que el tribunal coincida en que Rajoy ha pretendido de nuevo invadir las competencias vascas.
Sin embargo, ni todas sus explicaciones fueron suficientes para aplacar a un funcionariado que le exigía precisamente eso, urgencia, y echaba de menos su perdida tranquilidad. Así lo hacía el responsable del sindicato ELA, Ramón Uriarte. Primero a las puertas de Lehendakaritza, donde los trabajadores reclamaron a López que cumpla su palabra y pague la extra "ya" si no quiere ser "cómplice necesario" del Gabinete Rajoy; luego para DNA por la tarde, cuando aún no "sabía nada" sobre el estado de la cuestión. "Vamos a vivir esto con una incertidumbre absoluta hasta el último momento", denunciaba, al tiempo que exigía que se ponga de una vez fin al "circo mediático" en que va camino de seguir convertida esta cuestión.