Vitoria. "También forman parte de la memoria de este país". De esta forma tan taxativa salió ayer al paso la portavoz del Gobierno Vasco, Idoia Mendia, de las críticas que desde diversas asociaciones de víctimas del terrorismo han situado al Gabinete López en la diana tras el reconocimiento de los miembros de ETA Ángel Otaegi y Jon Paredes, alias Txiki, fusilados por la dictadura franquista hace cuatro décadas, como víctimas de motivación política.

El caso de los activistas forma parte de los casos que engloba el decreto del Ejecutivo autonómico en relación con los abusos que tuvieron lugar entre 1960 y 1978, la primera parte de un proyecto que se prevé completar con un segundo decreto que aunará las víctimas de abusos policiales producidas desde el fin de la Transición hasta nuestro días.

Concluido el Consejo de Gobierno semanal, Mendia reiteró el respeto de su Gobierno al dolor de todas las víctimas, pero también recordó a las colectivos que han criticado esta decisión que existen damnificados por la vulneración de derechos humanos que merecían una "reparación" que aún no se había hecho efectiva.

En este nuevo marco allanado por el fin de la violencia de ETA, Mendia también se refirió al encuentro que mantuvieron el martes en Donostia agentes políticos y sociales junto al ex jefe de Gabinete de Tony Blair, Jonathan Powell, una cita en la que los socialistas no vieron motivos para asistir. La portavoz del Ejecutivo vasco matizó que "el centro de la política tiene que ser el Parlamento y solo el Parlamento". Añadió, además, que en esta incipiente legislatura puede serlo "perfectamente", en alusión a la incorporación de la izquierda abertzale histórica a la Cámara vasca.

Asimismo, Mendia transmitió a Powell que el Ejecutivo "valora" su colaboración para afianzar la paz, aunque puntualizó que todas estas colaboraciones las podían dirigir a la banda terrorista para lograr su disolución.