Bilbao. La idea llevaba días asomando en el escenario de la política vasca, y el PNV se limitó ayer a terminar de abrir el telón para hacerla oficial. Tras culminar su ronda de contactos, los jeltzales se han decantado por gobernar en solitario, aunque dejando la puerta abierta a reconducir la situación en un estadio más avanzado de la legislatura, y dejando ver que existiría una base común suficiente entre los partidos para llevar a buen puerto acuerdos en materia económica, de paz y de autogobierno, lo que alejaría a un gobierno de Iñigo Urkullu del permanente bloqueo de la oposición. Tras el anuncio de ayer, el candidato se coloca en la línea de salida para formar gabinete y, según fuentes jeltzales consultadas por DNA, comenzará a llamar en las próximas jornadas a aquellas personas que desea que formen parte de su Ejecutivo. Su propio partido centrará las nuevas conversaciones con el resto de fuerzas en dirimir cuestiones técnicas como la designación del director general de EITB o la composición de la Mesa del Parlamento, y dejará para después de la investidura el debate sobre el acuerdo de país en materia de crisis, paz y autogobierno ya que, una vez descartada la coalición, esos pactos podrán trabajarse con mayor tranquilidad en el transcurso de la legislatura.

Tras las elecciones del 21 de octubre, el PNV se embarcó en una ronda de negociaciones al objeto de explorar eventuales acuerdos que garantizaran la gobernabilidad de la CAV ante un Parlamento tan fragmentado. Aunque no descartaba ninguna fórmula, no perdía de vista las dificultades para conformar un Gobierno de coalición. Unirse a un PP en plena ola recentralizadora y de recortes no parecía lo más aconsejable, al tiempo que esa alianza ni siquiera serviría a Urkullu para garantizarse la mayoría absoluta; coaligarse con el PSE se presentaba complicado tras una legislatura de marcado enfrentamiento entre jeltzales y socialistas; y sumar con EH Bildu, el adversario político, se tornaba igualmente improbable. A pesar de las patentes divergencias, que cualquiera de las tres formaciones hubiera cerrado la puerta al entendimiento en la primera toma de contacto difícilmente hubiera sido comprendido por la sociedad en un tiempo de crisis que exige pactos. Nadie quería presentarse como el responsable de romper la baraja del acuerdo, y todos asumieron en un primer momento un tono conciliador. Más tarde comenzarían a endurecer su discurso hasta que, en las últimas jornadas, EH Bildu se ha descartado como socio, y el PSE ha desechado la posibilidad de conformar un gabinete de coalición tratando de endosar a los jeltzales la responsabilidad de que esa alternativa haya zozobrado. Al PNV solo le quedaba confirmar que gobernaría en solitario.

Lo hizo ayer, respetando al máximo los tiempos de la negociación y tras haberse negado, por deferencia hacia sus interlocutores, a descartar ninguna fórmula mientras no cerrara su ronda de contactos -ayer mismo se había citado con el PP por la mañana-. El encargado de fijar postura fue el burukide del EBB Koldo Mediavilla, quien ha participado en las dos rondas de contactos del PNV con EH Bildu, PSE, PP y UPyD. El jeltzale consideró que, "hoy y en el momento presente", no se darían las condiciones para conformar un Ejecutivo de coalición con las dos formaciones con las que era posible alcanzar la mayoría absoluta -EH Bildu y PSE-, aunque dejó ver que sí habría mimbres para forjar alianzas sobre crisis, paz y autogobierno. "Hay una coincidencia también en la arraigada demanda social que nos exige acuerdos. Por lo tanto, el escenario augura una legislatura de acercamientos y acuerdos", dijo.

Los jeltzales, asimismo, no descartan llegar a acuerdos más estables con alguno de los dos partidos cuando el socialismo reconduzca su crisis interna, y cuando Sortu culmine su proceso fundacional. De hecho, Mediavilla se refirió ayer al PSE para incidir en que arranca la legislatura "desde una clave interna, más que pensando en la situación real del país". "Esto dificulta un acuerdo sólido y programático", explicó.

LAS CUENTAS El debate presupuestario también será determinante. Desde Sabin Etxea se muestran optimistas, a pesar de que EH Bildu y PSE se hayan resistido a suscribir el pacto interinstitucional, que establece que los partidos se comprometan a no obstaculizar la aprobación de las cuentas en las instituciones gestionadas por los firmantes. Aunque las fuentes consultadas reconocen esas discrepancias y las atribuyen a que ambos partidos pueden estar barajando llegar a un entendimiento en Gipuzkoa, y que por ello no estarían interesados en entrar en la dinámica que plantea el PNV, no creen que implique necesariamente que vayan a optar por el veto votando en contra de los presupuestos de un Gobierno de Urkullu.

Los jeltzales, por su parte, independientemente de que se suscriba o no ese pacto, optarán por no obstaculizar la aprobación de los presupuestos en ninguna institución. Además, y mientras EH Bildu y PSE insisten en que no podrán fijar postura sobre las cuentas del PNV sin conocerlas antes, las mismas fuentes explican que difícilmente podrán entrar en concreciones sin conocer antes el estado de la tesorería de López, y que habrían hecho todo lo posible por acercar posturas entregando un documento de dos páginas y 15 principios a ambos partidos para que conocieran el espíritu general que inspiraría las cuentas del PNV en cuanto al sostenimiento de los servicios públicos o a la contención del gasto.

En cuanto a las razones que han hecho inviable un Gobierno de coalición, Mediavilla apuntó ayer al "cambio de modelo radical" que plantearía EH Bildu, que no tendría nada que ver con el del PNV y que carecería de referentes en Europa; y a las diferencias que separarían a su partido del PSE en la "forma de gobernar". Ante falta de tiempo para madurar un programa único en medio de una crisis que exige formar gobierno cuanto antes, el PNV ha optado por hacerlo en solitario.