vitoria. Sortu dio ayer el primer paso oficial en el camino hacia su constitución como un partido estructurado y listo para ser la herramienta con la que la izquierda abertzale trabaje, de nuevo con todas las de la ley, hacia la consecución de una Euskal Herria unificada, tan soberana como el resto de naciones de Europa, y apoyada en el socialismo como base para la justicia social.
Así se extracta de su ponencia base y así lo confirmaron ayer en Donostia tres de sus principales portavoces, Joseba Álvarez, Maribi Ugarteburu y Pernando Barrena, que subrayaron que el nuevo partido llegará para dar estructura al giro estratégico que el MNLV inició en 2010 con la ponencia Zutik Euskal Herria; al "viraje del trasatlántico" lejos de las aguas del uso de la violencia como herramienta política -como lo denominó en su día Otegi-, que pretenden que, desde la defensa férrea de la apuesta por la unilateralidad y la suma de fuerzas, les lleve a ser protagonistas de la consolidación de un tiempo en el que los vascos vivan en paz, y así puedan decidir su futuro libre y democráticamente. "A través de acuerdos con los Estados, o bien desde la unilateralidad", subrayan.
"revolución democrática" Según explicaron ayer, Sortu recogerá "el bagaje" de la izquierda abertzale histórica, pero adaptará su actuación al contexto actual. Así, más allá del rechazo a toda violencia -incluida expresamente la de ETA- que ya expresaran sus promotores en febrero de 2011, Sortu plantea ahora -como también esbozara la izquierda abertzale durante las negociaciones del proceso de Loiola- "partir de la realidad institucional actual" de la CAV, Navarra e Iparralde, para avanzar hasta un nuevo espacio, siempre "de forma progresiva y en función de la voluntad popular". Esto supone reconocer la existencia de diferentes mayorías sociopolíticas en cada ámbito y, por eso, asume la necesidad de "buscar metas intermedias" que propicien la consecución de un "Estado vasco" al final del camino. Por ejemplo, apunta para empezar, la consecución de "un estatuto de autonomía de cuatro territorios para Hego Euskal Herria" -que unificara a la CAV y Navarra-, y la institucionalización de Iparralde, que actualmente ni siquiera dispone de un departamento propio.
La ponencia constituyente que ayer hizo pública Sortu a través de su incipiente página web, denomina este proceso "revolución democrática nacional". Así, subraya que "el derecho a decidir no constituye una exigencia abertzale, sino una reivindicación claramente democrática", por lo que señala al pueblo vasco como motor del avance hacia esta meta, siguiendo así una estrategia que al mismo tiempo retrataría a quienes rechazaran darle la palabra "desde posiciones impositivas y antidemocráticas"; unos hasta ahora "oponentes o enemigos" con los que ahora Sortu se conjura a dialogar para "superar el conflicto" desde términos "estrictamente democráticos" y vías compartidas.
pasos unilaterales La unilateralidad aparece como la figura clave en todo lo referido a la solución del "conflicto", tanto en su vertiente política como en la que tiene que ver con la desaparición de la violencia. Se la señala como la "piedra angular" de su estrategia; como la única "palanca" capaz de vencer el inmovilismo, y además como la única vía para mantener -y, si fuera posible, aumentar hasta conseguir un "bloque nacional popular"- la suma de fuerzas que hoy forja la coalición EH Bildu y que también señala como "prioridad total" a nivel estratégico.
En este sentido, Sortu lamenta que el cese definitivo de la actividad armada de ETA no haya supuesto aún la desactivación de la "maquinaria represiva" de unos Estados que siguen rechazando buscar soluciones dialogadas, dificultando así, recuerda, "el camino de la paz". "Las trabas y el boicot" de los Gobiernos "resultan evidentes", denuncia.
Pero, mientras no se cree el "esquema de bilateralidad" que reclama a los Estados, además de reiterar su compromiso con la defensa de los derechos de presos y exiliados, se compromete también a seguir dando pasos para desbrozar esta senda. Sortu tiene "plena voluntad" de sumarse a las dinámicas que busquen "reconocer a todas las víctimas", conocer "la verdad y cerrar heridas" hasta lograr al fin "una convivencia armónica", subraya.