Bilbao. El PNV aguarda desde hoy mismo la llamada de los partidos para que le comuniquen si, tras la primera toma de contacto de la pasada semana, procede celebrar nuevos encuentros para profundizar en eventuales acuerdos. Tras una primera ronda en la que ninguna formación se cerró en banda, salvo una UPyD más beligerante que ayer mismo también quiso abrir la puerta a los pactos concretos en materia de reactivación económica, los jeltzales mantienen abiertas todas las opciones de gobierno, desde la coalición al Ejecutivo en solitario con acuerdos puntuales, pasando por el pacto de legislatura o la alianza de país por la crisis, la paz y el autogobierno. Desde el partido, que hoy mismo analizará los encuentros en la reunión semanal del EBB, recuerdan que no podrán descartar ninguna fórmula mientras no reciban una respuesta de los partidos, que podrían haber variado su posición al analizar pormenorizadamente el documento de propuestas remitido por los jeltzales al término de la primera ronda. Hasta ese momento, la única referencia del PNV pasa por las declaraciones vertidas en la prensa por el resto de formaciones, que habrían dejado entrever la dificultad de labrar un Gobierno de coalición.
Fuentes jeltzales explican a DNA que, a juzgar por las declaraciones de sus interlocutores en los medios, "parece que ninguno quiere entrar a nada de lo que hemos propuesto, salvo el acuerdo interinstitucional", que postula que los partidos se comprometan a no impedir la aprobación de los presupuestos en las instituciones gestionadas por sus firmantes. Un pacto que podría resultar atractivo -además de al propio PNV, que se garantizaría la aprobación de sus cuentas en un legislativo dividido- a EH Bildu y al PP, que comandan las diputaciones de Gipuzkoa y Araba. Anteayer, el diputado general alavés Javier de Andrés no ocultaba que la fórmula le parecía idónea. La candidata de EH Bildu Laura Mintegi, asimismo, y a pesar de haber puesto en relieve sus divergencias económicas en las últimas jornadas, aseguró en una entrevista publicada ayer en El Correo que su coalición estudiaría ese planteamiento de "no interferencia". Una postura que chocó con la dureza con la que se expresó la secretaria de Organización de Aralar Rebeka Ubera, quien opinó ayer en rueda de prensa que el PNV plantea ese acuerdo con el único propósito de aprobar a toda costa sus presupuestos.
Aunque en Sabin Etxea prefieren mantener la prudencia y recuerdan que no descartan ninguna fórmula porque hasta hoy no comenzarán a llegar las respuestas de los partidos, admiten que será difícil que alguna formación comparta el Gobierno vasco con el PNV. Pero no se debería a que los jeltzales quieran zafarse de eventuales compañeros de viaje. "Es difícil que alguien quiera entrar porque nadie querrá corresponsabilizarse de la crisis y de su gestión", zanjan.
Las filas de Urkullu, en cualquier caso, se muestran dispuestas a celebrar nuevos encuentros, aunque de carácter más discreto y técnico. La composición de la delegación que deba asistir a esas citas aún no ha sido cerrada, si bien parece poco probable que Iñigo Urkullu siga liderando la representación jeltzale, dada la naturaleza de las reuniones venideras. Sin embargo, en Sabin Etxea no descartan ninguna opción y señalan, asimismo, que la composición de su delegación dependerá en buena medida de los representantes que vayan a enviar el resto de las formaciones.
La ronda Tras la cita con las elecciones autonómicas, que se saldó con la clara victoria de Urkullu, pero que arrojó un Parlamento muy fragmentado, los jeltzales se embarcaron en una ronda de contactos al objeto de explorar entendimientos que garanticen la gobernabilidad de la CAV. Así, se citaron el martes y el miércoles con EH Bildu, PSE, PP y UPyD, a quienes presentaron una propuesta sobre crisis, paz y autogobierno en términos generales y de principios básicos con la intención de favorecer la confluencia de intereses, lo que permitió que formaciones como la socialista entrevieran opciones de acuerdo en el marco de esa generalidad.
Una vez finalizada la primera ronda, el PNV remitió la propuesta por escrito, con mayor detalle en lo concerniente a los plazos y el calendario para abordar la reforma fiscal o el nuevo estatus, pero muy abierta en cuanto a la dirección en la que habrían de materializarse esos cambios. Esta semana deberá recibir las respuestas a ese documento. Hoy mismo, EH Bildu ofrecerá su opinión sobre la propuesta económica en una rueda de prensa.
Por parte del PSE, su secretario general en Gipuzkoa Iñaki Arriola opinó ayer en declaraciones a Europa Press que el PNV "tiene decidido gobernar en solitario", y que buscaría acuerdos en asuntos centrales para "estar cómodo". Sin embargo, apostó por mantener la línea de interlocución y por presentar su propia propuesta a los jeltzales. Además, pidió bajar a lo concreto para testar las posibilidades de acuerdo. En declaraciones a la misma agencia, el secretario general del PP de la CAV Iñaki Oyarzábal avisó de que, si bien "hay terreno para el entendimiento en la prioridad, que es la salida de la crisis", su partido no comparte el planteamiento sobre el nuevo estatus. Gorka Maneiro, que en un principio se había descartado de los acuerdos según fuentes jeltzales, aseguró ayer que UPyD desea celebrar más reuniones, aunque constató diferencias "insalvables" en el autogobierno y la política penitenciaria.
Los jeltzales destacan que, aunque esta semana se irá perfilando el escenario final, habrá tiempo para negociar hasta el pleno de investidura, cuyos plazos comenzarán a correr esta misma semana, con la acreditación del tercio de parlamentarios necesario para activar el calendario. Fuentes jeltzales explican que los electos de Araba y Gipuzkoa ya tienen sus credenciales, pero que los de Bizkaia no las recibirán hasta mañana por la tarde, de modo que no será hasta mediados de semana cuando todos puedan acreditarse a la vez. Gorka Maneiro, de UPyD, lo hará hoy mismo y será el primero ya que, al haber sido elegido por Araba, tiene ya su acreditación, y es el único parlamentario de su partido, por lo que no habría de plantearse la necesidad de aguardar a sus compañeros.