WASHINGTON. Pocas veces ha sentido el Departamento de Trabajo de Estados Unidos tantas miradas clavadas en él como la mañana de ayer, cuando se esperaban las últimas cifras de desempleo antes de las elecciones del próximo martes. Y es que con una economía que sigue sin lograr despegar -tema central de la campaña-, el desempleo ha sido la principal arma arrojadiza entre el demócrata Barack Obama y el republicano Mitt Romney.
Pero la noticia de que el desempleo subió ligeramente en octubre de 7,8 a 7,9% no alterará finalmente de forma significativa el último sprint electoral, puesto que se trata de una cifra que, coinciden los analistas, puede ser argumentada a favor o en contra de ambos candidatos.
Beneficioso para el demócrata Barack Obama es el hecho de que la cifra esté por segundo mes consecutivo por debajo de la marca psicológica del 8% que no había logrado reducir durante su mandato. "Se desactiva la última mina terrestre en el camino de Obama", sentenció The Washington Post la noticia, al indicar que "le permitirá al mandatario seguir argumentando que la economía se está curando". Por su parte, para The New York Times esto le permite al mandatario argumentar que el descenso del desempleo el mes pasado no fue una "casualidad estadística", sino que demuestra una tendencia a la baja, hecho que había sido puesto en duda por la oposición.
En un mitin en el estado bisagra de Ohio, Obama no dudó ayer en resaltar de hecho los datos. "Esta mañana -por ayer- escuchamos que las empresas contrataron a más personas en octubre que en los últimos ocho meses", dijo Obama.
"Hemos hecho verdaderos avances, pero estamos aquí porque sabemos que tenemos más trabajo por hacer", agregó usando su argumento para defender cuatro años más en la Casa Blanca. Desde la Segunda Guerra Mundial ningún presidente estadounidense, a excepción de Ronald Reagan, ha sido reelegido con un índice de desempleo superior al 6%.
Por eso, Obama, que busca ganar un segundo mandato en las elecciones del próximo martes, habló ayer en un mitin en Hilliard (Ohio) no de la tasa de desempleo, sino de que cuando él llegó a la Casa Blanca, en enero de 2009, la economía perdía más de 700.000 empleos por mes y desde entonces se han creado más de 5,5 millones de nuevos puestos de trabajo. Con todo, también su rival, Mitt Romney, puede argumentar a su favor unas cifras que, en la lectura republicana, no hacen más que demostrar que la economía no crece a ritmo suficiente. "El aumento del desempleo es un triste recordatorio de que la economía está prácticamente estancada", dijo en un comunicado emitido nada más conocer los datos del Departamento de Trabajo. Algo que volvió a destacar en su primer acto electoral de la jornada, un mitin en Wisconsin, otro estado indeciso. "Hace cuatro años el presidente Obama prometió mucho y se ha quedado muy corto", declaró Romney en West Allis. "Obama prometió cambio, pero no ha cumplido", enfatizó Romney, quien agregó que el presidente no ha colaborado con los republicanos para sacar adelante leyes en el Congreso, ha "matado" empleos en lugar de crearlos y ha duplicado el déficit en vez de reducirlo a la mitad. Ahora Obama "hace nuevas promesas que no podrá cumplir" porque seguirá "por el mismo camino", lo que llevará al país a tener "20 billones de dólares de deuda y un desempleo agobiante", advirtió Romney al alertar de que, si no hay un "cambio de rumbo", Estados Unidos podría verse abocado a otra recesión económica.
"La pregunta en esta elección se reduce a esto: ¿queréis más de lo mismo o un cambio real?", remarcó el aspirante republicano. Asimismo, prometió que desde su primer día como presidente ayudará a los estadounidenses a que vuelvan a trabajar, justo después de que se conociera que en octubre aumentó una décima la tasa de desempleo, hasta el 7,9 %, aunque se crearon 171.000 nuevos puestos de trabajo. El candidato repasó de nuevo su plan de cinco puntos para crear empleos que repite en casi todos sus mítines: independencia energética, impulso al comercio, especialmente con Latinoamérica, una ley de reforma laboral, reducción del gasto público y fomento a las pequeñas empresas. "Si usted cree que podemos hacerlo mejor, que Estados Unidos debería estar en un mejor camino, si está cansado de estar cansado, entonces le pido que vote por un cambio real", dijo Romney. Afirmó, además, que el país está "a cuatro días de un nuevo comienzo", en referencia a las elecciones del próximo martes, y añadió que estará basado "no en promesas ni en retórica hueca", sino en "sólidos planes y resultados comprobados" como los que obtuvo durante su gestión como gobernador de Massachusetts (2003-2007).
ventaja de obama La economía, todavía débil tras la crisis, y el desempleo son la principal preocupación de los votantes, muy por encima de otros asuntos como la salud, la seguridad o la política exterior, según coinciden todos los sondeos.
Romney sigue teniendo a su favor que un mayor número de personas creen que la economía mejoraría más con él que con Obama, pero, si se le añade el matiz de que solo un 19% está "muy confiado" en Romney, por un 21% que lo está por Obama, no parece eso una diferencia suficiente como para compensar otras carencias del republicano y tener un impacto definitivo en los resultados del martes.
Y es que las encuestas ayer estaban prácticamente igual que el jueves, por lo que Obama mantiene la ventaja en la mayoría de los estados decisivos y está ya también ligeramente por encima en el voto popular en el conjunto del país, según las medias que elaboran CNN y la página web Real Clear Politics. La esperanza de los republicanos es que las encuestas estén equivocadas en Ohio, Virginia, Wisconsin, Nevada, Colorado, Iowa, New Hampshire, estados todos ellos en los que Obama ha cobrado ventaja en las últimas 48 horas, algo que no es descartable, teniendo en cuenta que la diferencia no supera los cinco puntos en ningún caso. Pero son muchas las encuestas que tienen que estar equivocadas para que Romney obtenga la victoria. A Obama le bastarían la mitad de esos estados para continuar cuatro años más en la Casa Blanca.