Bilbao. Ante la derrota sin paliativos se puede entonar el mea culpa, como ha hecho en alguna medida Antonio Basagoiti, que ha renunciado a ser candidato del PP a lehendakari en la siguiente contienda electoral. O seguir adelante, sin mirar atrás y sin asumir responsabilidades personales o colectivas. El lehendakari en funciones, el socialista Patxi López, ha decidido transitar esta senda. Pasar de tener 25 a 16 parlamentarios, convertirse en la tercera fuerza de la Comunidad Autónoma Vasca y perder un tercio de votantes no se cobrará de manera inmediata ninguna víctima política en el PSE. López anunció ayer que seguirá al frente del partido; más aún, anunció su intención de presentarse en el congreso que tendrá lugar a principios de 2013 para repetir como secretario general de la formación.
El fracaso de las candidaturas socialistas tanto en el elecciones autonómicas vascas como gallegas del domingo han vuelto a abrir la frágil tregua que se había declarado en el PSOE tras las sucesivas derrotas sin paliativos en las elecciones municipales y generales de 2011. El revés del domingo ha vuelto a poner en la picota al secretario general de los socialistas, Alfredo Pérez Rubalcaba, al que ha ligado su destino Patxi López y al que ayer defendió sin paliativos -"lo que menos necesita es un conflicto interno", explicó, en respuesta a quienes cuestionan su liderazgo- en la rueda de prensa que ofreció en Bilbao para valorar la los resultados electorales.
La cita ante la prensa había estado precedida por un cruce de informaciones, procedentes del PSOE, en el que insistían en que López tenía ya decidido asentar sus reales en Madrid como senador de designación autonómica. Lo único que se cuestionaba a primera hora de la mañana era si el secretario general de los socialistas iba a compatibilizar su cargo de senador con el de secretario general del PSE y con ser parlamentario vasco.
La expectativa de que el lehendakari en funciones anunciara su salto definitivo a la política madrileña encendió todas las alarmas informativas y así se reflejó en la abarrotada sede del PSE. Ante la avalancha de preguntas, un López a la defensiva rechazó la "sopa de rumorología y fabulaciones" que habían salido del propio grupo del PSOE en el Senado, y confirmó que recogerá el acta de parlamentario porque su "compromiso está aquí, en Euskadi". No obstante fió su presencia más allá de los primeros meses de 2013 a la decisión que tome Congreso del PSE sobre su candidatura a repetir como secretario general. Lo único que dejó claro es que "no se ha planteado" ser senador autonómico. Esta opción no parece descabellada teniendo en cuenta que la legislatura de López como lehendakari ha ido en paralelo a su afianzamiento como referente estatal del PSOE, primero, gracias a haber conseguido desalojar a los nacionalistas de Ajuria Enea y, más tarde, por su sólida alianza con Pérez Rubalcaba, que le nombró miembro de la Ejecutiva Federal, a la que acude en calidad de secretario de Relaciones Políticas del partido.
Tampoco sería la primera vez que un secretario general del PSE deja en la estacada a su formación y prefiere instalarse en la política estatal. En 1997, el entonces secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, nombró secretario de Política Autonómica a Ramón Jáuregui, que dirigía el PSE, lo que provocó su marcha a Madrid no sin antes abandonar el Gobierno vasco, en el que era consejero de Justicia y Trabajo con el lehendakari José Antonio Ardanza y a su propia formación en Euskadi.
Las malas relaciones con el PNV cimentadas en tres años y medio de tensa legislatura, tampoco parece que le ayuden en su labor de interlocutor de los socialistas en la nueva época que se abre en Ajuria Enea.