Vitoria. Bajo la lupa alavesa, el declive de las fuerzas constitucionalistas en el nuevo Parlamento Vasco mostró como claros ejemplos en la noche electoral la salida de la Cámara autonómica de la popular Mari Mar Blanco -antes de que fuera rescatada para mantener su escaño-y el socialista Jesús Loza. Dos piezas importantes en las bancadas que dirigen Antonio Basagoiti y Patxi López a pesar de la diversidad en sus trayectorias y misiones legislativas.

Blanco se alineó en la plancha del PP alavés después de emprender su trabajo con las víctimas del terrorismo, un colectivo del que forma parte desde que en 1997 ETA segara la vida de su hermano tras mantenerle secuestrado. Su figura resaltaba el estrecho vínculo que la formación conservadora ha mantenido siempre con respecto a los damnificados por la banda terrorista.

Y en un momento en el que la vieja escuela de María San Gil se diluía frente a los postulados más moderados de Basagoiti y los suyos, la necesidad de trasladar un mensaje de complicidad a las víctimas de ETA resultaba imprescindible para atenuar las críticas internas que le llovían al nuevo líder del PP vasco ante su forma de hacer política.

El pilar más importante para Basagoiti fue el propio Mariano Rajoy, también en horas bajas en lo inicios de la legislatura autonómica que ahora languidece. El tiempo ha reforzado a ambos, aunque los diferentes resultados electorales siembra de dudas el proyecto del PP vasco actual.

En la bancada de enfrente, los socialistas dijeron hasta luego, que no adiós, a Jesús Loza el pasado mes de marzo. Entonces, el lehendakari le apartó del Parlamento y le nombró comisionado para la Convivencia y la Memoria, una institución destinada a ejecutar la política del Gobierno Vasco en materia de convivencia y superación de las consecuencias del terrorismo en Euskadi.

No obstante, el nuevo proyecto socialista contaba otra vez con Loza para la bancada socialista. El séptimo lugar que ocupaba en la plancha alavesa no aseguraba su elección, a pesar de que los nueve escaños obtenidos por este partido hace tres años y medio abrían la puerta a cualquier posibilidad.

Consumada la debacle del PSE, Loza restaba importancia ayer a la no consecución de su escaño y destacaba a este periódico su intención de apurar las semanas de trabajo que le resten como comisionado. "Es en lo que estoy totalmente centrado hoy por hoy", apuntó.

El veterano dirigente socialista, médico con excedencia en la Sanidad pública, no cierra las puertas a volver algún día al Parlamento Vasco en el que ha desarrollado su labor política durante once años. Aún así, insiste en que no es su prioridad y prefiere ceñirse al presente.

A lo hora de volver la vista atrás, Loza guarda en la memoria imborrables momentos como la aprobación de la Ley de Víctimas o la ponencia puesta en marcha en torno a este mismo colectivo. "Son los mejores recuerdos que tengo junto al día en el que tomé el juramento a Patxi López como lehendakari", añade.

En el otro lado de la balanza, la memoria del galeno gasteiztarra tampoco puede desprenderse de todos y cada uno de los asesinatos de ETA que le tocó recordar en los respectivos actos de repulsa en la Cámara legislativa vasca.