Bilbao. Ha sido su primera campaña como candidato. ¿Qué ha sido lo más fácil y qué lo más difícil?
Lo más fácil ha sido el contacto con la gente. No ya los actos, porque en otras campañas he participado en ellos, pero sí la relación con la gente asumiendo la responsabilidad de que se dirija a uno pensando en que es la persona a la que tiene que participar de sus preocupaciones. Lo más difícil está por llegar.
¿A partir del domingo?
Evidentemente. Los problemas van a seguir estando el lunes. Van a seguir siendo los mismos, o peores. Lo más difícil está en gestionarlos.
¿Qué dicen las encuestas internas del PNV?
Marcan una tendencia de crecimiento del PNV pero eso, además, es una llamada de atención para la no relajación.
Ese crecimiento también parece que se visualizará en Gipuzkoa.
Sí, en los tres territorios. Creo que estamos con una magnífica salud. Tenemos que seguir mejorando, pero estamos ya en la senda correcta.
¿Le preocupa que la abstención pueda beneficiar a EH Bildu?
No. Me preocupa que la abstención sea una desafección hacia la política o una crítica en base a estereotipos.
Ha recibido apoyos por parte de excargos de EA y Hamaikabat. ¿Cree que queda margen para lograr nuevos respaldos por parte de críticos o expulsados de Aralar?
El PNV en los últimos tiempos ha intentado hacer ver al electorado, y obviamente quienes hayan formado parte de otras siglas también lo pueden ver, un discurso de construcción nacional día a día en base a la construcción social, desde el respeto a las instituciones y desde la justicia social. A mí es lo que me seduce en la forma de entender al PNV, y creo que hay no solamente votantes sino exdirigentes de otras formaciones que han podido ver este discurso.
Si accediera a Lakua, ¿cuál sería su primera acción de gobierno?
La primera preocupación es, ordenadas las cuentas, poner en marcha la maquinaria de gobierno con la racionalización de gasto necesaria, pero la primera acción sería incluso mi disposición personal a visitar a los diputados generales y buscar una coordinación interinstitucional de inicio, además de con los otros partidos políticos, para afrontar la crisis y ver cómo reactivamos la economía y generamos empleo.
¿Y qué no haría nunca?
Mentir. Lo tengo muy claro. Ocultar la realidad.
¿No teme que pueda lanzar un mensaje pesimista cuando dice que 2013 va a ser un año duro?
No. Los indicadores están ahí, y no hay más que acudir a entrevistas de responsables de agentes sociales y económicos hablando en los mismos términos de situación de emergencia nacional. El PIB en el Estado va a caer mucho más en 2013, y en la economía vasca estamos viendo los problemas de financiación de las empresas. Va a ser un año muy duro, y hay que decirlo claramente. No creo que sea alarmista. La clave está en cómo nos rearmamos ante esa crudeza, si hay voluntad de acuerdo entre las opciones políticas, instituciones y agentes económico-sociales para hacer frente a la realidad.
Cuando menciona esos duros años, ¿se refiere a que pueden pedirse más sacrificios a los ciudadanos?
Desearía que no hubiera que pedir sacrificios a los ciudadanos. Estamos en un bucle del que tenemos que salir. En un bucle mal entendido de la austeridad por la austeridad, para controlar el déficit y la deuda. Hay que combinar la austeridad con las medidas para dinamizar la economía. Nos confundiríamos si el objetivo es solo reducir el déficit y la deuda, y que suprimir gastos pase también por incrementar impuestos. Pero, ¿incrementar impuestos a quién? ¿A la ciudadanía que pueda tener un poder adquisitivo y que se retraiga y eso vaya en perjuicio del consumo y de un sector económico? Desearía que no tuvieran que pagar los ciudadanos el hecho de que 2013 sea muy duro.
Y si llega al Gobierno Vasco, ¿el PNV pedirá esos esfuerzos?
Cuando fui proclamado candidato, dije que había que hacer esfuerzos adicionales. Y me mantengo. Pero sacrificios entendidos no como pérdida de trabajo o carga de impuestos, no. Estoy planteando esfuerzos en que quizás tengamos que aportar más, no económicamente, sino de nuestro trabajo y nuestra ayuda para ser más productivos o, por lo menos, si tenemos que idear fórmulas de otra cultura organizativa, idearlas.
Las encuestas reflejan que la ciudadanía ha asumido que gobierne quien gobierne va a haber recortes. El PNV dice que no los aplicará en sanidad, educación y políticas sociales. ¿Qué materias concretas son intocables?
De la misma manera que abogamos por un acuerdo nacional para la reactivación, planteo y vengo planteando desde hace tiempo la necesidad de definir cuáles son las políticas públicas que hay que ofrecer. Donde nosotros ponemos nuestra línea roja es en las políticas públicas, que son sanidad, educación, servicios sociales y pensiones. Querríamos alcanzar un acuerdo con las formaciones, porque no es solo competencia del Gobierno, sino que también hay algunas materias que son competencia de otras administraciones.
¿Y si el Tribunal Constitucional les obligara a tocar esas materias?
No creo que sea competente para obligarnos a cumplir en materias que son competencia exclusiva de la CAV. En todo caso, tampoco he descartado la fórmula del pase foral. Pero no querría llegar a eso.
Entonces, ¿de dónde recortaría los 1.000 millones que dice que habrá que podar de las Cuentas de López?
Del adelgazamiento de la estructura de la Administración. En los gastos que hoy por hoy se nos antojen prescindibles: de representación, protocolarios, de publicidad, de propaganda... Habrá que saber cuáles son los compromisos plurianuales de gasto adquiridos por este Gobierno Vasco para saber si podemos diferirlos en el tiempo para intentar ahorrar, al tiempo que obviamente hay que cambiar la política económica para la reactivación, mirando fundamentalmente a la empresa, pero también teniendo muy presentes las situaciones humanas que se están dando y que hay que abordar desde la cohesión social.
En ese adelgazamiento de la Administración, ¿se preservarán los puestos de trabajo?
Sí. Yo no he dicho nunca que se vayan a suprimir, pero sí que los funcionarios tendrán que hacer un esfuerzo adicional, viendo además el esfuerzo que hasta ahora están realizando en la congelación de sueldos, en la pérdida de poder adquisitivo. Pero tendrán que hacer esfuerzos. Habrá que pensar también, aunque sea difícil cambiar, en una cultura organizativa diferente. Una cultura del trabajo diferente a la que hasta ahora hemos venido interpretando en estos últimos veinte años. Quizás hay que hacer más con menos.
¿Insinúa que el salario de los funcionarios puede experimentar una nueva bajada?
No, no es que lo insinúe, es que habrá que ver las cuentas y los gastos corrientes que tenemos. Habrá que ver los capítulos de nóminas de personal, en función de la estructura que tengamos, pero también en relación a la priorización del gasto, y sobre todo si entendemos que tenemos que dedicar una buena parte del presupuesto a inyectar en fórmulas de reactivación de la economía. Es por lo que habrá que pedir también a los funcionarios un esfuerzo adicional. A toda la Administración pública, no solo el Gobierno, sino a las diputaciones y los ayuntamientos. Porque insisto: la economía ha caído y, como ha caído, hay menos recaudación, y la recaudación se distribuye en un 70% para el Gobierno, y en un 30% tanto para las diputaciones como para los ayuntamientos. La distribución de menos ingresos será menor, y todo esto nos lleva a un esfuerzo compartido entre las instituciones y a la coordinación.
El estado de la tesorería de López podría influir. ¿Qué datos maneja?
El Gobierno Vasco comenzó su andadura con un remanente de tesorería de 1.600 millones. Lo agotó. Ha incrementado la deuda desde 640 millones hasta 5.400, que son los datos oficiales de mayo, pero ya estamos en octubre; y ha descendido la recaudación, y por lo tanto podemos pensar que estaremos en torno a, por lo menos, los 6.000 millones de deuda. La carga financiera de este año será de 400 millones, y será de 700 y 800 millones en los dos próximos años. Este sospecho que es el estado. Espero que no sea peor todavía. Por eso me he comprometido a una auditoría externa, con el único propósito de saber cuáles son las cuentas y ordenarlas.
¿La reforma fiscal que propone el PNV se basaría en subir o bajar impuestos, o se centraría más en revisar las exenciones?
Es una reforma integral que esté encaminada a un doble objetivo: la competitividad de la sociedad vasca en general, pero particularmente de las empresas; y la cohesión social. Miramos a la ampliación de competencias del Concierto en impuestos como el IVA; una reforma integral del Impuesto sobre Sociedades para que mire a la ayuda a la empresa mediante exenciones, deducciones y bonificaciones para contrataciones, generar empleo, I+D+i, internacionalización... Habrá que analizar el IRPF, pero insisto en que el de Euskadi es el más progresivo comparado con los otros sistemas que pueda haber en el Estado. Habrá que ver si la simplificación del IRPF es posible o no, mantener la deducción por vivienda... Un cuarto capítulo es el de la lucha contra el fraude. Lo planteo desde la premisa de que compete a Juntas y diputaciones, lo que exige un esfuerzo de coordinación desde el Órgano de Coordinación Tributaria, el Consejo Vasco de Finanzas y el acuerdo entre partidos, y eso es lo que yo me comprometo a hacer.
¿Cuál sería su fórmula ideal de gobierno?
Que el Gobierno tenga su propia personalidad en base a un programa. Más allá de eso, me interesa también algo que no está en función de una fórmula de gobierno sino de la coordinación interinstitucional, la colaboración público-privada, la concertación social... Y esto me lleva también a trascender de la crisis para saber cuáles son los otros retos que tenemos: la consolidación del nuevo tiempo, y el nuevo estatus. Hoy la urgencia es la crisis, pero no va a ser solo labor del Gobierno.
Las encuestas prevén que EH Bildu y PSE obtengan mayoría absoluta. ¿No le preocupa que un frente de izquierdas pudiera obstaculizar la labor del un Gobierno del PNV?
Esos conceptos de izquierdas y derechas los tengo muy superados hace ya treinta años. En todo caso, en el compromiso de justicia social al PNV nadie le va a dar lecciones. Fue el PNV quien liderando gobiernos anteriores impulsó y propuso un plan de lucha contra la pobreza, el salario mínimo de inserción, las ayudas de emergencia social, la renta de garantía de ingresos... Además, creo que Euskadi no necesita de ningún tipo de frentes. Necesita de acuerdos.
Pero la del frente es una posibilidad...
Sí, lo es, no la descarto. Del PSE tenemos la experiencia de que dijo que no iba a pactar con el PP en las elecciones autonómicas y lo hizo. Depende de los resultados. Y depende de que aquellas personas que dicen que quieren que gane el PNV vayan a votar, que no hay nada hecho.
¿Le preocupa que pueda volver a repetirse la experiencia de 2009?
Sí, me preocupa en la medida en que, por segunda legislatura consecutiva, no gobernaría el más votado. Y me preocupa que sea un fraude a la sociedad en la medida en que se pueda llegar a alianzas entre quienes tienen un mismo modelo de parálisis.
¿No contempla atraerse a PSE o EH Bildu para cortocircuitar la posibilidad de que pudieran complicarle la legislatura?
Hace tres años y medio ofrecimos un gobierno de coalición al PSE ante la crisis que ya estábamos empezando a padecer. ¿Atraer al PSE o a Bildu? El esfuerzo será tras la noche del 21 y, conocidos los resultados, habrá que confrontar programas y ver modelos, y los grados de compromiso y voluntad de llegar a acuerdos en la crisis, la paz y el autogobierno.
¿Es posible reconducir la relación con el PSE?
Depende de la voluntad de las partes. Por mi parte, manifiesto mi voluntad de intentar restablecer la relación, como con cualquier formación.
¿Contempla un pacto de no agresión entre Lakua y las diputaciones para facilitar la aprobación de los presupuestos en las cuatro instituciones?
En 2009, en el acuerdo de estabilidad institucional, había un compromiso de no impedir que las instituciones pudieran contar con presupuestos. Una cosa es no impedir, y otra cosa es no proponer enmiendas o no buscar vías de acuerdo para que el proyecto de presupuestos sea compartido. Desde luego, en una situación de crisis las instituciones tienen que tener sus presupuestos. Sería una decisión del conjunto del PNV, al atender todo el arco institucional.
Si fuera lehendakari, ¿cómo serían las relaciones entre el Gobierno Vasco y el español?
Las que deben ser lógicas entre dos gobiernos, y desde luego no desde la subordinación ni la dependencia, sino desde un gobierno que tiene sus competencias, y que aspira a tener mayor autogobierno. Hay retos comunes como la crisis o la paz, y sabe el Gobierno español que va a contar con la disposición del PNV a dar pasos de cara a construir más autogobierno.
¿Qué hará el lunes?
Ponerme manos a la obra para intentar dar pasos de cara a solucionar los problemas de este país, empezar a pensar en el pleno de investidura y el gobierno que debería conformar, y mostrarme a disposición de las otras instituciones aun cuando todavía no deje de ser el día 22 y no sea más que un parlamentario electo.
"Mi primera acción de gobierno sería visitar a los diputados generales y buscar coordinación interinstitucional"
"Planteo una reforma del Impuesto de Sociedades con bonificaciones a la contratación o el I+D+i"
"Nos equivocaríamos si el objetivo fuera solo reducir el déficit. También hay que dinamizar la economía"
El candidato a lehendakari del PNV, Iñigo Urkullu. Foto: Oskar Martínez