Este último erael ámbito que debía centrar ayer los mensajes de campaña de un equiposocialista que se trasladó por la tarde al hospital de Eibar, dondeLópez reivindicó su gestión en materia sanitaria destacando laredirección de Osakidetza para que se ajuste mejor a las necesidades delos enfermos crónicos; un colectivo cada vez más numeroso dado elenvejecimiento progresivo de la población vasca. "Hoy, Euskadi se haconvertido en una referencia a nivel mundial", y de no haberseemprendido la reforma de la sanidad que el PSE ha abordado, hubierallegado un momento en el que "no la hubiéramos podido pagar", aseguró.
Asimismo,el candidato socialista subrayó también que luchará por que el copagosanitario no sea una realidad en Euskadi. "No vais a pagar por recetasmientras yo sea lehendakari", prometió.
La caja de la seguridad socialPero por la mañana, otra clave se había cruzado en su camino: el futurode las pensiones. Y en ella encontró un día más la forma de contrastarsu oferta con la del PP y, especialmente, con la que lidera IñigoUrkullu, tratando de movilizar a su electorado desde la consigna del "hay diferencia entre unos políticos y otros".
Ellíder jeltzale había reclamado poco antes para Euskadi la gestión de laSeguridad Social "tal y como se recoge en el Estatuto de Gernika". "Queno les metan miedo", dijo precisamente por PSE y PP; "la mejor garantíade las pensiones es que sean gestionadas desde Euskadi", subrayó.
Sinembargo, López aseguró que este discurso es "falso" y que si serompiera la caja única de la Seguridad Social "no podríamos pagar laspensiones". "Cada año tenemos un déficit de más de 800 millones" eneste ámbito "que se cobran gracias a la solidaridad de los trabajadoresde toda España", aseguró.
Y paracerrar su esfuerzo por diferenciar su marca de la de sus rivales, Lópezconcluyó: "nosotros no damos dinero a los bancos para que algunostengan sueldos millonarios. En Euskadi estamos ayudando a empresas, noa las ingenierías financieras que nos han traído la crisis".
Undía más, el candidato socialista subrayó que su prioridad en estacoyuntura será "garantizar el sostenimiento de los servicios públicos yde las políticas sociales" para ayudar así "a la gente que peor lopasa". ¿Cómo? Pues para lograr los fondos necesarios, tras apelar a unetéreo "pacto institucional entre partidos políticos", López sereenganchó a su propuesta estrella: el impulso de una ambiciosa reformafiscal que cierre las grietas por las que se desangra un sistema que nodudó en tildar de "injusto". "¿No es hora de que parte de lasconsecuencias de la crisis las paguen quienes más tienen?". "Puescuando lo planteo me llaman demagogo", dijo volviendo a medirse con PPy PNV y antes de detallar alguna de sus propuestas, como subir al 60%el IRPF mientras dure la crisis a los que cobran más de 120.000 eurosal año, o establecer "un impuesto especial de solidaridad" paraaquellos con un patrimonio superior a un millón y medio de euros.
Eso,y recrudecer la lucha contra el fraude fiscal que, según estimó, selleva anualmente unos 2.500 millones de euros solo en la ComunidadAutónoma Vasca; tanto como el montante del presupuesto de Educación.