Gernika-Lumo. Tras la legalización de la izquierda abertzale, los partidos han asumido que ninguna fuerza logrará la mayoría absoluta después de las elecciones. El siguiente inquilino de Ajuria Enea se verá abocado a desplegar sus dotes negociadoras ante un Parlamento fragmentado, y ante un sistema institucional igualmente repartido, con la Diputación de Bizkaia y el Ayuntamiento de Bilbao en manos del PNV; Gipuzkoa y Donostia gobernados por Bildu; y Araba y Gasteiz en poder del PP. En ese sentido, y si logra acceder a Lakua, el PNV se propone seguir la estela pactista del lehendakari José Antonio Agirre y postular tres alianzas en materia de crisis, paz y autogobierno.

Su candidato Iñigo Urkullu se expresó ayer en esa clave bajo el Árbol de Gernika, precisamente en el 76 aniversario de la constitución, en ese mismo emplazamiento, del primer Gobierno Vasco presidido por Agirre. El presidente del EBB trajo a colación el Ejecutivo de concentración capitaneado por el jeltzale en tiempos de emergencia para abogar por “reeditar ese espíritu” de acuerdo ante la actual crisis. Además, reivindicó al PNV como representante del nacionalismo “comprometido, cívico y democrático”, y heredero de los valores pactistas del lehendakari. El jeltzale, asimismo, propuso imitar la labor de Agirre en la proyección exterior de Euskadi.

en presencia de su hija El aspirante a Ajuria Enea se mostró dispuesto a tomar el testigo en un acto sencillo celebrado en presencia de Aintzane Agirre, la única descendiente del lehendakari aún con vida tras la reciente muerte de su hijo Joseba; de Carmen Celedón y María Joxepa Muñoa, las viudas de sus vástagos fallecidos; y de cargos del PNV como el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, la candidata del partido a la presidencia del Parlamento Bakartxo Tejeria, alcaldes de la zona, burukides del EBB y diputados como Aitor Esteban y Pedro Azpiazu. También estuvo presente el lehendakari José Antonio Ardanza, mientras Juan José Ibarretxe, que le arropó un día antes en el acto del BEC, no pudo asistir por su viaje a Estados Unidos.

Urkullu, quien ya apostó anteayer por superar la incomunicación y la política de frentes, planteó tres pactos. El primero, con el objetivo de superar la crisis. El segundo, para consolidar una paz duradera y con memoria tanto histórica como reciente, que buscaría resarcir a “aquellos que han padecido la dictadura del terrorismo, practicada por quienes prostituyeron la noble causa de este pueblo”, y evitar la repetición de la “sinrazón del enfrentamiento entre vascos”. El tercero trataría de ahondar en el autogobierno desde una amplia mayoría y con el respaldo de distintas sensibilidades para que las instituciones de Euskadi sean “reconocidas en pie de igualdad entre el resto de naciones europeas”, y para conjugar el derecho a decidir con el compromiso de pacto.

No es la primera vez que la figura de Agirre entra en la campaña. EH Bildu reclamó su legado desde el balcón del hotel Carlton, lo que terminó desatando la crítica del resto de las formaciones. El PNV que avisó de que entre los valores de Agirre destacaba el rechazo a la violencia.