Bilbao. Iñigo Urkullu aprovechó su reciente participación en un desayuno informativo de Madrid para hacer pedagogía del Concierto frente a las voces que lo consideran un privilegio. El candidato del PNV a lehendakari recordó que esa herramienta no implica per se que la economía de la CAV marche mejor que la del Estado, sino que depende de cómo sea gestionada. El jeltzale, de hecho, dio un paso más y matizó que, si Euskadi ha exhibido mejor salud que España, ha sido gracias a una economía basada en la política industrial, que ha redundado en un mejor nivel de vida y en una mayor riqueza para la ciudadanía vasca. Desde ese punto de vista se entiende que el candidato volviera a apelar ayer a la industria para salir de la crisis y para devolver a Euskadi a la senda del crecimiento. Urkullu lo dejó claro al centrar la presentación de su programa económico en la necesidad de recuperar "el espíritu industrial" y de activar planes de competitividad y modernización para la empresa vasca.
El candidato a Lehendakaritza puso el foco nuevamente en la crisis para desgranar medidas concretas a favor del crecimiento como ya hiciera desde que el PNV diera comienzo a su precampaña. En un acto celebrado en Gasteiz en el que presentó algunas claves de su Nueva Política Económica -ayer quiso poner el acento en el impulso fabril, tras haber detallado ya su apuesta fiscal o su plan de reactivación del empleo juvenil-, se comprometió a "relanzar la industria" si logra acceder al Gobierno vasco tras las elecciones del 21 de octubre, y fundamentó su apuesta en los datos.
Así, recordó que, durante la crisis de los ochenta, la CAV apostó por la política industrial mientras el Gobierno español se volcó en el turismo y la construcción. Treinta años después, Euskadi cuenta con un PIB "muy superior" al estatal. En el caso de la industria, el producto interior bruto vasco es del 25%, "casi 10 puntos superior a la media del Estado". Esas cifras conducen a Urkullu a extraer una conclusión clara: "La clave es la industria".
En concreto, el presidente del EBB abogó por acompañar a las empresas en la búsqueda de nuevos mercados activando un Plan de Acción Exterior que permita ampliar el radio de acción en el eje Asia-Pacífico, Latinoamérica, Estados Unidos, el norte de África y los nuevos miembros de la Unión Europea; potenciando las delegaciones comerciales de Euskadi en los puntos estratégicos de forma concertada con las firmas vascas; buscando acuerdos con países, regiones y grandes áreas metropolitanas; e invirtiendo en la marca Basque Country. Los jeltzales, asimismo, se proponen poner en marcha un Plan de Conectividad exterior que posibilite la interacción de Euskadi con los polos de actividad económica, pero también apuestan por la conectividad interior. Bajando al terreno de lo concreto, el partido pondrá en valor el proyecto del TAV o el aeropuerto de Foronda, tan cuestionado por los recortes de Madrid.
El PNV plantea la internacionalización como vía de escape a la crisis ante la excesiva dependencia de la CAV con respecto al mercado español que, en una crisis como la actual, no puede seguir adquiriendo los productos vascos en la misma medida que en tiempos de bonanza. Que los jeltzales aboguen por la marca Euskadi tampoco resultaría aleatorio, ya que la firma España no atraviesa por su mejor momento y no goza de la confianza de los mercados.
El candidato del PNV también se propone activar planes de competitividad y modernización de la empresa vasca, que pasarían por impulsar actividades asociadas al conocimiento o la innovación. De hecho, un gobierno bajo su batuta buscaría nuevos nichos en las eco-tecnologías o la energía para ofrecer en el mercado productos que otros no ofrezcan, y articulará un Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación. Paralelamente, el PNV impulsará una actividad universitaria centrada en la búsqueda de la excelencia, y defenderá una formación profesional "de alta calidad". Además, el partido aboga por amarrar esa riqueza con el mantenimiento de las empresas vascas y sus centros de decisión en Euskadi.
Sin perder de vista que uno de los principales problemas por los que atraviesan las firmas vascas es la congelación del crédito, el PNV quiere habilitar los mecanismos que sean necesarios para garantizar la financiación no solo a la producción industrial, sino también a pequeñas empresas y capital semilla.
En su listado de medidas, Iñigo Urkullu volvió a deslizar su apuesta por ensanchar el autogobierno como herramienta contra la crisis al aludir a un sistema propio de relaciones laborales o al traspaso de las políticas pasivas de empleo -las prestaciones a los parados-. Hasta el momento, el PNV ha tocado hueso en Madrid con su histórica reivindicación de las políticas pasivas, a pesar de que se haya amparado en los artículos 12 y 18 del Estatuto de Gernika para exigir su traspaso.
Los sucesivos gobiernos españoles, por su parte, han aludido a la sacrosanta unidad de la caja única de la Seguridad Social para vetar la transferencia. Los jeltzales sí lograron arrancar a José Luis Rodríguez Zapatero el traspaso de las políticas activas de empleo -programas de formación y bonificaciones-, y creen necesario disponer de la segunda vertiente de esas medidas para desarrollar una política completa que combine ambos instrumentos.
las otras claves Urkullu también ofreció unas pinceladas de los otros principios básicos de su programa, avanzados en jornadas anteriores por el propio candidato. Así, consideró que la superación de la crisis exige combinar todas las herramientas de la política económica: el rigor, el control del déficit y de la deuda para no hipotecar la acción futura; la reducción de la Administración pública y el ajuste de la coordinación institucional; la mejora del sistema tributario; y la aplicación de políticas de crecimiento, con especial incidencia en la actividad industrial y la puesta en marcha de políticas activas de empleo.
El siguiente inquilino de Ajuria Enea se verá ante el reto de gestionar un Parlamento fragmentado con notable presencia de las cuatro grandes familias políticas de la CAV -PNV, EH Bildu, PSE y PP-, y deberá, asimismo, esmerarse en la coordinación interinstitucional con un mapa foral y municipal igualmente repartido entre las distintas fuerzas. Un extremo que complicará la acción política en un contexto de crisis económica que desaconseja cualquier coqueteo con la inestabilidad. Los jeltzales confían en que sea el PNV quien acceda al Gobierno y, conscientes de esas dificultades, abogan por activar un gran acuerdo por el empleo y la reactivación económica de Euskadi que implique a todos los agentes.
Urkullu lo recalcó ayer al asegurar que "necesitamos más concertación, colaboración y cooperación". El candidato se propuso liderar un gobierno "sólido y capaz", y postuló un acuerdo de país con los agentes institucionales, económicos y sociales para luchar contra la crisis y dejar atrás la "confrontación política, económica y social".
El cabeza de lista por Araba y presidente del ABB Xabier Agirre, por su parte, prometió que el PNV trabajará en el Parlamento "a jornada completa" frente a aquellos candidatos que vinculan su presencia a la defensa de "una parte de Álava", en referencia al alcalde popular de Gasteiz Javier Maroto.