Donostia. Sortu no se concibe como un partido clásico con la misión de adquirir poder mediante el refrendo electoral para la gestión de las instituciones. Su mirada va a más allá para convertirse en el instrumento con el que hacer realidad el proyecto "alternativo integral" que defiende la izquierda abertzale para Euskal Herria. El nuevo partido de la izquierda abertzale seguirá la huella histórica dibujada por marcas como Herri Batasuna o Euskal Herritarrok, es decir una unidad popular "plural e interclasista" que estará comunicada a los movimientos populares mediante la doble militancia de sus bases en organismos sociales, populares o sindicales. Consciente de los problemas que esta presencia simultánea en Sortu y en los movimientos sociales puede acarrear para la unidad interna, el partido establece la imposibilidad de abrir corrientes internas organizadas. Y es que Sortu "no es solamente una organización de cuadros, es además una organización de masas con proyecto político estratégico".

La ponencia constituyente de la nueva formación de la izquierda abertzale, a la que ha tenido acceso este diario, dibuja el organigrama completo de Sortu. En lo más alto de la jerarquía orgánica, la Mesa Nacional, desde la que se articula un cuadro que baja hasta lo que se denomina la Estructura Local Unificada, que garantiza la presencia del partido en pueblos de menos de mil habitantes y barrios muy pequeños.

Mesa nacional El organigrama distingue entre órganos decisorios y órganos proponentes. En los primeros se encuadran en orden jerárquico las Mesas Nacional, de Herrialde y Local. En esta estructura se encuentran también las asambleas Nacional, de Herrialde y Local, además del Congreso, que será el "órgano supremo de decisión encargado de establecer la línea política y nombrar la dirección de Sortu". Si no ocurre nada extraordinario, esta cita tendrá lugar una vez cada cuatro años.

Como órganos proponentes figura el aparato del partido (Coordinación, Comunicación, Prensa, Tesorería y Ezkerretik Sarea) y los cinco grupos específicos de trabajo (lucha ideológica, lucha de masas, lucha institucional, resolución del conflicto e Internacional). El cuadro se completa con el órgano para la reflexión política estratégica (que anticipará escenarios y análisis de largo alcance), los grupos sectoriales de Trabajo, la Comisión de Garantías y el Consejo Nacional.

Según la ponencia constituyente, la futura Mesa Nacional de Sortu tendrá diecinueve miembros elegidos mediante procesos electorales internos que se renovarán cada cuatro años. En su seno estarán representados el coordinador nacional, cada uno de los responsables de los antes citados grupos específicos de trabajo así como de cada uno de los cinco ámbitos del aparato, los portavoces de Navarra, CAV e Iparralde, y los diferentes responsables de Bizkaia, Gipuzkoa, Araba, Navarra e Iparralde.

Uno de los ámbitos a los que Sortu va a conceder más importancia cada vez es el de la actividad ("lucha") que desarrollan los movimientos populares a través de los distintos organismos sociales. Para ello fomentará que sus militantes se integren en ellos y pondrá las instituciones bajo su capacidad de gestión "al servicio" de estos colectivos. Para desarrollar toda esta misión va a impulsar una estructura integrada en su aparato que llevará por nombre Ezkerretik Sarea, un "instrumento para la dinamización social".

Esta estructura se articulará en una doble misión (Eraikiz y Sarea). Eraikiz se encargará "de profundizar el trabajo de los organismos populares", mientras que Sarea asumirá la tarea de "compactar a la militancia organizada". Sortu asigna a esta organismo la función de "cordón umbilical que une la estructura, la militancia y la base social". La ponencia anticipa que estos colectivos adquirirán cada vez más protagonismo, por lo que cree "indispensable renovarlos buscando nuevas formas de movilización" impulsando su "descentralización" y fortaleciendo "el uso de las redes sociales". Es decir, Sortu cree necesario "teorizar y poner en práctica la confrontación democrática, la desobediencia…".

Militantes En cuanto al perfil del militante, Sortu cree que, hasta ahora, ha representado un modelo basado en la lógica de la resistencia. Para esta nueva fase, dibuja un militante que haga de "transmisor y dinamizador sociopolítico". Tal y como se ha apuntado al principio, Sortu se nutrirá de miembros que conviven en la doble militancia, la del partido y la de los movimientos populares. Esta situación "debe ser respetada" poniendo un cuidado especial en la labor que desarrollará en los segundos, a los que Sortu concede una importancia estratégica. Además, dice la ponencia que los militantes tendrán que pagar cuota y disfrutarán del derecho a presentarse como candidatos a los procesos electorales tanto externos como internos.

De forma implícita, el documento realiza una autocrítica del tiempo pasado, al señalar que Sortu debe corregir un mal histórico como es el de la participación interna. "La democracia participativa que tantas veces enseñamos de cara afuera es el modelo que debemos desarrollar dentro de Sortu. Tenemos que realizar un profundo cambio en lo relativo a esa cultura".

La ponencia hace especial hincapié en el euskara como lengua de comunicación a la que asigna una función de uso prácticamente exclusivo. "Una fuerza política que previamente no se euskaldunice a sí misma y no desarrolle una política lingüística coherente no será capaz de euskaldunizar Euskal Herria". En este sentido, adquiere el compromiso de que todas las estructuras internas funcionen en euskara. En sentido parecido, la igualdad de género, con presencia paritaria de hombres y mujeres será aplicada con "medidas estrictas transversales basadas en los principios feministas".