Bilbao. Tras haber ofrecido algunas píldoras de su programa electoral en las últimas jornadas y haber avisado de que su partido no recortará las políticas sociales, el candidato del PNV Iñigo Urkullu desgranó ayer con mayor detalle las claves de la oferta de los jeltzales ante una nutrida representación de la sociedad vasca. Rodeado de 650 personalidades del mundo de la innovación y la tecnología, del sector sindical o de distintos colectivos sociales como el gitano, el presidente del EBB anunció en el Euskalduna que un Gobierno bajo su batuta se guiaría por los principios de la austeridad, pero como mero instrumento para no hipotecar el futuro con una deuda indomable que dificulte el crecimiento, y recalcando que garantizaría la educación, la sanidad y las pensiones. El jeltzale dio respuesta a la pregunta del millón al desvelar que los ajustes se centrarían en reducir la estructura de la Administración, desde los coches oficiales hasta el diseño de los departamentos.

Urkullu adelantó algunas de las 607 propuestas que contempla su programa ante representantes de Microsoft, Tecnalia, Ibermática, Iberdrola, Euskaltzaindia, CC.OO y el Frente Polisario, entre otros. El PNV abrió el periodo de contraste con la sociedad el 4 de mayo, y recibió las aportaciones de 3.500 personas, una cifra que destacados dirigentes del partido consideraban ayer "todo un éxito". La formación, que presentará la totalidad de su programa la próxima semana, ha ido dosificando sus iniciativas en una estrategia que le permite desmarcarse del discurso de los pactos postelectorales que se ha impuesto entre las restantes formaciones. Urkullu volvió a vestir ayer el traje de favorito para adelantarse presentando su programa ante el aplauso de cargos internos del partido que ponen en valor que el PNV "ha sido el primero" en poner sus cartas sobre la mesa.

El burukide se adentró en una de las salas del Palacio Euskalduna en compañía de la secretaria del EBB Pilar García de Salazar, y de los presidentes territoriales Andoni Ortuzar, Joseba Egibar y Xabier Agirre, y procedió a exponer un programa eminentemente económico en el que solo se colaron las referencias al nuevo estatus y a la paz, y que encaja con un candidato que se ha fijado como reto prioritario la superación de la crisis.

En un acto sencillo precedido por la emisión de un vídeo electoral, Urkullu desplegó un listado de propuestas concretas articuladas en torno a tres prioridades: reactivar la economía para volver a generar empleo, defender los servicios sociales, y proyectar la identidad económica y cultural de Euskadi. El candidato apostó por garantizar el gasto social, y citó como "lo más urgente" blindar las pensiones. Fuentes jeltzales precisaron ayer que, aunque las competencias al respecto recaigan en el Gobierno español, un Ejecutivo vasco presidido por el PNV activaría complementos para garantizar el poder adquisitivo de pensionistas y personas en situación de viudedad si Rajoy pidiera el rescate y Europa obligara a aplicar la tijera a las pensiones. El partido ya tiene diseñado el mecanismo, con el que buscaría reducir el impacto de un eventual recorte de las pensiones.

El aspirante jeltzale también abogó por habilitar un programa extraordinario de avales y garantías para evitar los desahucios, por ayudar a los beneficiarios del salario social e incentivar su inserción laboral, y por "recuperar" la calidad de la sanidad y la educación. Además, apostó por garantizar la sostenibilidad del sistema editando un gran acuerdo institucional con diputaciones y ayuntamientos.

la auditoría En el apartado de la austeridad en el gasto corriente, recordó su defensa de una auditoría externa, aunque "no para vivir en el reproche o tener un argumento de queja permanente", sino para "saber a ciencia cierta de dónde partimos". En concreto, persigue fijar la fotografía del déficit, la deuda y los compromisos adquiridos por los departamentos y las sociedades públicas.

Tras reiterar su compromiso con cumplir los objetivos de déficit y no endeudarse para gasto corriente, anunció la revisión de los contratos firmados en los últimos meses de Gobierno que excedan los 100.000 euros, y abogó por reducir la estructura de la Administración. "Desde lo más pequeño, los coches oficiales o los gastos protocolarios y de publicidad, hasta la estructura de los propios departamentos y sociedades públicas", precisó. Urkullu puso la proa hacia la racionalización del gasto corriente "para acometer las políticas sociales y las inversiones productivas que Euskadi necesita". De hecho, aseguró que un eventual Gobierno del PNV se centraría en generar empleo. En cuanto a esas medidas a favor del crecimiento, anunció un programa de autoempleo y prácticas dirigido a 20.000 jóvenes, y una dotación de 250 millones para apoyar a las pymes, entre otras medidas.

Urkullu quiso dejar claro que no cuenta con "recetas mágicas", y que los resultados difícilmente podrían ser inmediatos. En un baño de realismo, avisó de que "la coyuntura no permite grandes promesas o expectativas de futuro". "Tendremos un primer tiempo duro, de toma de contacto y resistencia", previno. Además de recordar que "la recaudación de las haciendas públicas no cumplirá las expectativas de ingreso de este año", auguró un "enorme esfuerzo conjunto y algunos sacrificios colectivos".

No obstante, el jeltzale se vacunó contra quienes le acusan de ocultar un programa de recortes. "Alguien se ha encargado de propagar la idea de que el PNV tiene un plan oculto. Que detrás de nuestras propuestas públicas tenemos un programa de recortes sociales y de los servicios públicos. No es cierto. Lo prometo", zanjó. Urkullu insistió en apretarse el cinturón pero "salvaguardando los umbrales de dignidad y protección de quienes más lo necesitan", y empatizó con el "sentir general de desamparo" de quienes temen perder su trabajo o no llegar a fin de mes.

GESTIÓN El candidato reivindicó la experiencia de su partido en la superación de la crisis de los ochenta y noventa, y recurrió a un ejemplo ilustrativo. "Utilizo la expresión sacar adelante o aterako dugu, y no sé si es totalmente correcta, pero no me importa. Me evoca la imagen del Alderdi Eguna después de las inundaciones de 1983. El Alderdi Eguna casi del diluvio. Ese es el espíritu que tenemos que recuperar. ¡Eso es sacar Euskadi adelante!", alentó.