"Que tomen nota". Ésta es la receta del President de la Generalitat, Artur Mas, al Gobierno de Mariano Rajoy. También es el deseo de los miles de catalanes que ayer volvieron a hacer historia. Dos millones de personas, según la organización; millón y medio, en cifras de los Mossos de Esquadra y, solo 600.000 -una cifra escasamente realista- para la Policía Nacional, se congregaron ayer en las calles de Barcelona. Colapsaron el tráfico, los medios de transporte públicos, las líneas telefónicas y las conexiones 3G. La manifestación de ayer fue histórica por el número de asistentes, sí, pero también por su motivación. Es la primera vez que el grito es unánime: independencia para Catalunya. El recorrido previsto para la manifestación no pudo absorber el volumen de gente que llegó de todas partes de Catalunya.
Ni siquiera la cabecera de la manifestación presidida por los organizadores, la Assamblea Nacional Catalana (ANC), y otras entidades cívicas y culturales, pudo desplazarse. Finalmente, una pequeña delegación de la ANC sorteó la multitud por calles adyacentes para llegar puntuales al Parlament de Catalunya. Allí les esperaba las presidenta del Parlament, Núria de Gispert, junto a un grupo de diputados. Apenas se avanzaba unos metros cada varios minutos. Eran muchos los que al término de la marcha no habían avanzado más de dos manzanas. "¡Pero si no hemos llegado ni al punto de inicio!", exclamaba un hombre acompañado de sus tres hijos. El más pequeño en carrito todavía ataviado para la ocasión. La jornada de ayer fue reivindicativa pero, sobre todo, festiva. Muchas famílias, muchos niños, gente mayor. Grupos de adolescentes que coreaban consignas inventadas y incluso realizaban coreografías al más estilo de las cheerleaders americanas. Como poco, era curioso escuchar muchos manifestantes castellanohablantes, que enarbolaban sus estelades más enérgicos que nadie. Ignacio Alvárez, un joven abogado de Valladolid, comentaba a Deia que lleva aproximadamente seis años viviendo cerca de Barcelona. "Nunca había entendido el sentimiento independentista, pero hace falta vivir aquí y sentir la impotencia de ver como los impuestos que pagas no se ven reflejados en los servicios públicos que recibes para darte cuenta que esto es un engaño" aseguraba convencido. Otra pareja, él asturiano y ella chilena, aseguran que a su llegada no entendían que, por ejemplo, se les pidiera el catalán en las entrevistas de trabajo. "Por ignorancia y comodidad prefieres mirar hacia otro lado, pero cuando formas parte de la sociedad te das cuenta que sus reivindicaciones son las tuyas y que lo que piden es justo y legítimo" explicaba ella. Muchísimas caras anónimas, pero también algunas conocidas. Personajes de la escena cultural, intelectual, empresarial, etc. el cantautor, Lluis Llach, que tras retirar-se de los escenarios se deja ver escasas veces ha apuntado hoy a la radio pública catalana que sentía que ayer "era el primer día de una nueva época".
La Ciudad Condal amaneció abarrotada de senyeres y estelades. Las que adornan balcones y ventanas han aumentado significativamente, pero el asalto de las banderas al atuendo personal es abrumador. Camisetas, vestidos, calzado deportivo, banderas a modo de capa, pulsera, gorros y sombreros. El merchandising de esta diada ha superado con creces cualquier espectativa. Desde primera hora de la mañana podían verse los helicopteros de los Mossos d'Esquadra sobrevolando la ciudad. Los dispositivos de seguridad estuvieron presentes durante todo el día para evitar cualquier posible incidente ante la prevision de la marea humana que se podía generar. Las calles de Barcelona fueron un hervidero des de primera hora de la mañana. El primer acto solemne del dia, la ofrenda floral al monument de Rafael Casanoves, que recuerda la derrota de Catalunya ante el ejército de Felipe V, transcurrió con normalidad. Al término de este, el president de la generalitat hizo una declaraciones que marcaron el resto de la diada: "Si no hay acuerdo con Madrid en material de pacto fiscal, el camino de libertad de Catalunya està abierto". Y como si dichas puertas se abrieran de par en par, el ambiente en las calles barcelonesas hirvió de manera fulgurante el resto del dia. Como si de una demostración de fuerza se tratara los grupos de ciudadanos coreando proclamas independentistas se multiplicaban en cada cruce. Pese a que la convocatória ser refirió a las seis de la tarde, el acto institucional que se celebró en el parque Ciutadella y en el que participan todos los miembros del gobierno y los diputados del Parlament estuvo también más abarrotado de publico que los últimos años. El acto, conducido por la periodista y exdirectora de TV3 Mònica Terribas, se interrumpió en numerosas ocasiones al grito de "Independència, Indepèndencia". Luego, en castellano, indicó que tras esta Diada, España debe "tomar nota y escuchar bien y con atención" lo que es un clamor de la sociedad catalana, respetarlo y no ridiculizarlo, y si hay esta actitud, quizás entonces podrá Cataluña ser respetada. Evitó responder las apreciaciones que hizo el presidente del Gobierno, Maria Rajoy, sobre las demandas catalanas en una entrevista este lunes en TVE: "No es día para controversias ni contraponerse a otros". "Ya habrá tiempo para discutir", indicó Mas recalcando que aunque él no esté en la manifestación, su corazón estará allí. "Sus voces, serán mis voces", aseguró Mas, quien ha emplazado a los manifestantes a hacer un ejercicio de civismo.