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BILBAO. La gestión económica ocupó ayer definitivamente una calle principal en la línea de salida de la campaña electoral. La puso el consejero de Economía y Hacienda, Carlos Aguirre, quien acusó al Ejecutivo del PNV liderado por Juan José Ibarretxe de haberle dejado una “herencia envenenada” en el Gobierno Vasco por la desviación que registró el último presupuesto de la pasada legislatura.

Fue la respuesta del Ejecutivo al “ataque reiterado y contumaz” del partido jeltzale, cuyo objetivo es “poner en duda” la solvencia de las cuentas públicas vascas. “Se les fue de las manos el presupuesto”, opinó Aguirre obviando que ese ejercicio, 2009, fue el año del gran desplome de la recaudación, el peor ciclo fiscal de la crisis. También pasó por alto que el PSE apoyó esas Cuentas y por tanto las previsiones de ingresos sobre las que se diseñaron.

En una intervención que sonó tanto a balance de despedida como a movimiento electoral, el consejero denunció la “irresponsabilidad” del PNV por “poner a los pies de los caballos” la credibilidad de la CAV en medio de los problemas de financiación. Pocas horas después, el presidente de la formación jeltzale afirmó en su cuenta de Twitter que “es una broma de mal gusto y una falta de respeto que el Gobierno de López culpe de su endeudamiento al de Ibarretxe tres años después”.

La comparecencia de Aguirre fue anunciada la semana pasada por el propio Patxi López como un golpe definitivo para “zanjar” la controversia sobre la salud de la caja de Lakua. En principio estaba prevista para el martes, al término del Consejo de Gobierno, pero al final tuvo su espacio propio. Incluso llegó a ser presentada como una intervención para detallar medidas de estímulo de la economía y el empleo, como indicaba ayer Irekia.

Aguirre abandonó el perfil político bajo que se le supone a un consejero independiente dentro del Ejecutivo y buscó el enfrentamiento directo con el PNV. Es el segundo choque de trenes desde el anuncio del adelanto electoral tras el encontronazo en el ámbito fiscal de la semana pasada. El menú desbordó los límites técnicos y el plato se sazonó con palabras gruesas.

Para demostrar que el Gobierno Vasco no atraviesa una mala situación financiera, Aguirre facilitó datos de la tesorería de las cuentas corrientes del propio Gabinete y de las principales empresas públicas, que a fecha de 20 de agosto ascendía a 1.103 millones de euros. A esta cifra hay que añadir dos aportaciones pendientes de las diputaciones de 1.432 millones de euros cada una, el cobro de aplazamientos de más de 200 millones de euros de la segunda parte del crédito concedido por el Banco Europeo de Inversiones y la emisión de 489 millones de deuda. Esas cifras le permitieron asegurar al consejero de Economía que el dinero del que dispone el Gobierno Vasco es “más que suficiente para cerrar el año sin tensiones de tesorería”. Aguirre insistió también en que el Gobierno va a cumplir el objetivo de déficit del 1,5% este año sin necesidad de recortar los servicios y prestaciones “tal y como pretenden imponer” desde el Estado.

presupuesto “desbocado” Mirando al pasado, denunció que en los últimos ejercicios de la anterior legislatura había una presupuesto “desbocado” que crecía un 10% anual en gasto corriente, un déficit del 4% y una “quiebra en la recaudación, con un agujero de 2.800 millones de euros”. En ese escenario que dibujó, el Gobierno socialista tuvo que “corregir” esta situación en medio de la “peor crisis económica conocida”. Por ello, consideró “indecente” que el partido de Urkullu “recurra a mentiras” e “infamias” y hable de un Gobierno Vasco “en quiebra”.

El PNV no paso por alto el tono de la intervención. Junto a Urkulu con su breve declaración de Urkullu, también salió al encuentro el parlamentario jeltzale, Iñigo Iturrate. El también vicepresidente segundo de la Mesa de la Cámara consideró “grotesco” que “a estas alturas” Patxi López “mire atrás” y no asuma sus responsabilidades. En esa línea, consideró que la comparecencia de Aguirre “es la traca final de un Gobierno ineficaz e irresponsable, que ha decidido acabar sus días de la peor de las maneras”. En declaraciones a Europa Press, Iturrate lamentó que el lehendakari no asuma que dejará un complicado legado a su sucesor. “El hecho cierto es que el Gobierno Vasco ha multiplicado la deuda por diez en tres años. Y lo peor es que hipotecan el futuro de Euskadi y de las actuaciones que haya que realizar y que tengan que realizar los próximos gobiernos en el futuro”, indicó.

legado de Ibarretxe Más allá del enfrentamiento dialéctico, los datos del Gobierno Vasco son contundentes. El Gobierno de Ibarretxe cerró su último ejercicio (2008) con un remanente de tesorería de 1.624 millones de euros a pesar de que fue un ejercicio en el que fue necesario recurrir al endeudamiento para paliar los primeros efectos de la crisis. A 31 de diciembre de 2011 el excedente disponible tenía signo negativo. Durante la legislatura actual la deuda ha pasado de algo menos de mil millones de euros a los 6.798 millones presupuestados para este año. La deuda pública por habitante rondaba los 450 euros en 2008 y superará a finales de año los 3.110 millones a finales de curso.

El presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, calificó de “debate de cínicos” esta polémica entre PNV y PSE-EE y destacó que los jeltzales “crearon un entramado administrativo propio de un Estado” que cuesta “un ojo de la cara” y que los socialistas, sus ex socios preferentes, “no han hecho nada para reducirlo”.